Tuvo que pasar alrededor de un mes para que las alarmas se prendieran por completo en la mente de Fushiguro. Cada día que pasaba descubría nuevos y extraños comportamientos por parte su esposo. Manías que antes no tenía y nuevos gustos por lo que antes le desagradaba.
Un gran ejemplo de ello fue el plato de carne cocida a término medio que Megumi hizo para sí mismo. Lo dejó en momento sobre el buro de la cocina en lo que terminaba de asar la carne de Sukuna y cuando se dio la vuelta vio a este mismo devorando su plato como si su vida dependiera de ello.
Algo extraño, tomando en cuenta que a su querido esposo le gustaba la carne bien cocida (casi quemada) sin mencionar que casi vomita la vez que se atrevió a robar un trozo del plato de Megumi.
Decía que "la agüita roja" le daba asco.
Al principio pasó por alto todas estas pequeñas cosas que se fueron acumulando hasta formar una enorme bola de extraneza. Incluso se alegró cuando su querido esposo decidió acompañarlo a sus clases de joga aún cuando en el pasado se había negado rotundamente a ir excusándose en que a él le gustaba el ejercicio más "pesado".
Ahora cada cosa que hacía le parecía extraña, se la pasaba examinado sus expresiones y hasta la forma en la que caminaba. Se le hacía un completo extraño que a penas estaba conociendo.
Pero la gota que colmó el vaso con agua fue cuando se despertó por la madrugada y la luz de la luna reflejó la silueta de Sukuna sentado sobre la cama viéndolo fijamente.
Sus ojos que siempre habían sido de un avellana hermoso brillaban cual rubíes recién pulidos.
—¿Sukuna?.— le habló con un atisbo de duda —¿Estás bien?
El susodicho estaba totalmente inmóvil y con la respiración en completa calma, simplemente observándolo.
—Si querido, estoy bien.— le respondió en calma y sin apagar esa mirada carmín que no parecía parpadear.
El tono de voz utilizada erizó la piel de Megumi quién se limitó a cubrirse por completo con las sábanas, como si eso le ayudara a disminuir los latidos de su abatido corazón.
El silencio fue cortado por el tarareo agudo de Sukuna, como quien canta una canción a boca cerrada. No pasaron ni cinco minutos para que Megumi decidiera salir de las cobijas.
Presuroso se colocó una bata y se dirigió a la salida.
—¿Querido, a donde vas?.— escuchó la voz gélida de Sukuna resonar en su cabeza.
No respondió. En vez de eso, apresuró el paso escaleras abajo mientras escuchaba el llamado de Sukuna diciéndole "Querido" una y otra vez.
El corazón le latía con fuerza y con desesperación jaló sus cabellos azabaches mientras se repetía una y otra vez que ese no era su esposo.
Estaba viviendo una mentira y lo sabía, lo había sabido desde el primer momento y aún así se dejó envolver por la emoción de verlo frente a él.
Sus pies descalzos lo condujeron hasta el patio trasero. La grama llena de rocío en el pasto le hacía saber que aquello no era un sueño sino la realidad, su realidad.
Cuando sus piernas no pudieron sostenerlo más, cayó de lleno al suelo mientras miles de recuerdos lo embargaban y su mente desquiciada le jugaba una nueva pasada haciéndole saber que el hombre en el cuarto no era su esposo. Ni siquiera tenía sus marcas; aquellas que le hizo durante su última pelea...
No podía ser Sukuna. Porque Sukuna se encontraba justo debajo de él; a tres metros bajo tierra. Justo donde lo dejó después de darle con un bat de béisbol en la cabeza...
• ° • ° • ° •
A AAAAAAAAAAAAA
Jajajajjajajajaja ya solo falta el epílogo.Recuerden que esto hiba a ser para Halloween del año pasado.
Nos leemos...
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Enigma - SukuFushi
FanfictionDurante meses nadie supo el paradero de Sukuna. Después de salir de su casa no volvió y por más que lo buscaron no hubo respuesta, hasta que un día este regresa a su hogar como si nada y sin siquiera saber que fue lo que sucedió. - - • 𝚂𝚞𝚔𝚞𝙵𝚞�...