prólogo

1.5K 149 21
                                    

—¿Estás allá?—.

Viendo a través de la ventana, realmente podía asegurar que estaba allí donde mi amigo me había mandado.

No es que no estuviera exactamente agradecido, pero, cuando terminé mi carrera no consideré mínimamente en que mi primer trabajo sería fuera de mi ciudad.

Muchísimo menos en un pueblo lejano a donde me crié.

Aunque se supone que de nuevas experiencias se debe vivir, y no conseguiría nuevas anécdotas quedándome encerrado bajo la seguridad de mi casa. Mucho menos, esconderme bajo las cobijas me asegurarían que el trabajo vendría a tocarme la puerta.

Así que mirando a mi alrededor por una última vez antes de tomar mi maleta y bajar, le respondí a mi buena amigo. Finalmente, por él estaba allí.

—Sí, estoy justo aquí— le respondí, bajé del bus en el cual no estaba seguro de volver allí por lo menos hasta que el mareo del viaje se haya ido por completo.

Vi a mis compañeros a lo lejos, tomando camino hacia la salida de la terminal improvisada del pueblo, me apresuré hasta llegar tras ellos.

—¿Y qué tal vas?— escuché la voz de Soobin más animada que nunca—¿Y conociste al jefe?—preguntó interesado.

No podría estar menos interesado en mi jefe, o quién sea la persona a cargo de mí en ese momento. Por lo que podía ver, todos éramos simples trabajadores, y habíamos viajado bajo el mismo pretexto.

Arreglar la iglesia de un pueblo en la puta mierda. Porque realmente la lejanía del sitio no tenía una mejor forma de llamarse.

—Puedo suponer que mi jefe se ha quedado en la comodidad que una ciudad puede brindar—dije, uno de mis compañeros empezó a hablar en voz alta, por lo que alejé un segundo el teléfono de mi oreja—Dame un segundo.

Mi compañero se giró, y nos miró a todos.

—Soy el responsable, el jefe no ha podido viajar por cuestiones de salud—habló, mirándonos a cada uno de nosotros—Así que, hagamos nuestro mejor trabajo—comenzó, parando en cada uno para darnos su mejor sonrisa alentadora—por lo que tengo entendido, estaremos hospedándonos en una casa comunitaria cerca de la iglesia.

Alguno de mis compañeros preguntó por un hotel.

—No hay hoteles aquí—explicó, sonando apenado—la iglesia que se nos ha encargado arreglar nos brindará la comida, tiene una mesa comunitaria y una buena parte del pueblo come allí también.

Tan rápido como la breve explicación terminó, mis compañeros iniciaron una charla amena sobre el clima en el pueblo, y yo no pude estar menos interesado en unirme a ella.

—Estoy de vuelta—le dije al teléfono, Soobin asintió—Al parecer el jefe está enfermo.

—Oh, ¿él lo está?—rió mi amigo desde el otro lado de la línea—¿Dejó a alguien responsable?

—Sí.

Seguí mi caminó tras mis compañeros, arrastrando mi maleta a mi lado.

—Eso es bueno, no tienes la presión de un jefe—dijo como si realmente fuera un punto bueno.

Rió sarcásticamente.

—Sigo teniendo un trabajo, así que aún tengo una pequeñísima presión sobre mis hombros—no estaba a favor de discutir sobre el por qué la persona que se suponía era mi jefe o no estaba aquí, por lo que solo cambié de tema—¿por qué no has tomado este trabajo?—pregunté, genuinamente interesado—Agradezco que hayas pensado en mí, pero tienes mucha más experiencia que yo.

spring flower (silver spoon) • yeongyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora