𝘀𝘂𝗻 𝗮𝗻𝗱 𝗼𝗰𝗲𝗮𝗻 𝗯𝗹𝘂𝗲; kurtaxl.

𝟮.

   

    el alcohol se derramó de entre sus dedos apretados hacia la coladera del lavabo, todavía cristalino y limpio.

por fin había dejado de salir teñido de rosa pálido cuando el pelirrojo lo vertía sobre su herida abierta a carne viva.

sin embargo, el dolor aún le hacía apretar los dientes con fuerza y soltar maldiciones al aire. cubrió la herida cuando ésta comenzó a tornarse blanca y salió del baño suspirando con cansancio.

su cabello pelirrojo oscuro se pegaba húmedo a su espalda desnuda mientras caminaba hasta la cama para tomar una toalla y colocarla sobre sus hombros.

con pesadez se acercó hasta el gran espejo que se apoyaba en la pared frente a la cama y comenzó a desenredar su cabello con los dedos de su mano buena. cuando terminó se acercó y vio a su reflejo devolverle la mirada.

el recuerdo de hace unas semanas apareció de pronto en su mente y su mano subió instintivamente a tocarse la piel del cuello, pálida y fría donde antes había mordiscos que florecían como violetas sobre sus garganta y sobre sus clavículas. huellas exactas marcadas sobre sus caderas y muslos. y el fantasma de besos y dientes sobre su piel y ojos azules brillantes mirándolo nublados por algo que nunca logró describir.

cerrando los ojos con enojo, respiró tratando de detener el impulso de lanzarle un puñetazo a su reflejo.

ocupó su mente, se dio la vuelta y comenzó a vestirse con cautela, eligiendo prendas al azar de la pila que se acumula sobre un sofá.

se calzó un par de tenis, se colocó un par de gafas de sol y salió de la habitación resistiendo el impulso de cubrirse la nariz cuando el olor del limpiador de pisos que utiliza una señora de limpieza en el pasillo le revolvió el estómago.

en cambio, caminó alejándose de prisa e ignorando el mareo que le nubla un poco la vista.

—vaya, axl. te ves radiante. —dijo duff en cuanto lo vio aparecer por la puerta de la oficina de su manager. su tono es alegre, sin embargo a axl le molestó de manera equivalente a como si hubiera sido un insulto.

—cállate, imbécil. —gruño deslizándose en una de las sillas de la oficina.

el alto no dijo nada, en cambio se dedicó únicamente a observar el escritorio pulcramente ordenado frente a él.

llegar a axl siempre fue un reto particular para él, sin embargo a fechas recientes pasó a ser algo un tanto peligroso y algo con lo que él no sabe lidiar.

no como izzy.

no como slash.

suspiró llevándose la mano al bolsillo de su chaqueta para encender un cigarrillo mientras piensa en lo que fue.

el humo del cigarrillo que el rubio ahora consume se apoderó de la habitación de pronto provocándole una ola de náuseas a axl.

"no otra vez" pensó cubriendo su nariz y arrugando el rostro con molestia.