Final alternativo ✨

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Abrió los ojos lentamente, a la par su mano se movía hasta dirigirse a su párpado inferior, para seguido secar la lagrimita que se encontraba en la zona. Parecía estar en la enfermería escolar, podía oler la medicina, obsevaba y analizaba el lugar.

- ¡Mierda, Rin! -

Sus amatistas se toparon con su chico azulito, quién parecía bastante preocupado y a paso rápido caminaba hacia el.

Sintió que el nudo en su garganta volvía y las lágrimas amenazaban con salir.

- ¡S-Sou! -

Se abalanzó contra el, con cariño lo abrazó y se aferró a él, negandose a soltarlo.

- ¡Rin! ¿¡Qué ocurre!?... ¿El golpe te dolió mucho? - Le tocó la frente con sus manos cálidas, asegurándose de que no hubiera más daño.

- ¿G-golpe?...- No paraba de hipear.

- ¡Si! El balonazo que recibiste cuando estábamos caminando por la cancha, Rin. - Pareció preocuparse más. - ¡Esto es más grave de lo que creí!...¡Ya ni siquiera recuerdas nada! -

Y después, soltó el llanto, aferrándose a Souya y dejando sus saladas lágrimas en la camisa del uniforme del azulito.

El Kawata pareció comprender la situación, no le dolía, tal vez al desmayarse había soñado algo.

- ¿Qué tienes, bebé grandote? - Con uno de sus dedos le secó las lágrimas que no paraban de caer por sus mejillas ahora rojas.

Con un puchero en sus labios, se dispuso a hablar.

- Y-yo te hice daño S-Sou... Perdoname por favor...- Lo abrazó.

- ¿De qué hablas, amor? - Le acarició su cabello en forma de consuelo. - Tu jamás me harías daño, bobito. -

- Pero...t-tu moriste... Y f-fue mi maldita culpa.-

- Ay... Solo fue una pesadilla. Estamos bien los dos. - Le dió besitos en sus cachetes aún húmedos por las lágrimas, para seguido besarlo en la boca.

- Te amo, Sou. -

- Yo te amo muchísimo más. -

Sin embargo, su momento romántico fue interrumpido cuando Nahoya abrió de un portazo y entró furioso a la habitación, después Ran entró.

- ¿Estás bien, Rinrin? - Miró curioso a su hermano, quién asintió. - Que bien, que bien. - Sonrió, sin embargo, agarró del brazo al Kawata mayor, quién parecía querer escapar con total cautela de la habitación.

- ¡Mierda, Ran! -

- Naho, amor, ¿Qué dijimos sobre controlar tus emociones? - Le dió un corto beso en sus regordetas mejillas.

- Bien, perdón, amor. - Soltó a regañadientes, ganándose una sonrisa tierna del Haitani mayor.

- Rin, hay algo que te quiere decir Nahoya. - Le dió palmaditas a la espalda del corderito naranja, con tal de animarle un poco. - Bien, cariño, puedes decirle.

El peli-naranja dudó un poco... Sin embargo, no tenía de otra.

- Yo te di el balonazo...- Sonrió de forma malvada por lo bajo. -P-perdón... - Dijó bajito.

- ¡Muy bien, muy bien, Naho, te estás ganando tu premio, amor! - Ran cargó al Kawata peli-naranja animado, mimandolo y llenándolo de cariño.

Souya parecía contento y agraciado.

- Muy bien, Naho, ya llevas 4 días disculpandote y pidiendo todo con amabilidad, ¡Te felicito! - Está vez lo felicito su gemelo azul.

Y Nahoya, Nahoya parecía querer pegarle a Rindou, que se quería reír. Sin embargo, los cariñitos de su novio lo tranquilizaban.

- ¿Ahora dejas que te controlen cómo a un perro? JAJAJA - Soltó una risa escandalosa, agraciado por la actitud sumisa del Kawata mayor que nunca había visto.

No lo evitó más, se lanzó a pegarle, no soportaría que le dijeran perro.

- ¡Maldito idiota!...¡Vamos a ver quién es el perro! -

- ¡Nahoya, no! -

(563 palabras)

Egoísta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora