Preparativos

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Era un día espléndido, los rayos de sol acariciaban las colinas y montañas de Javna, el mercado de la plaza principal estaba apenas abriendo, las voces de pueblerinos resonaban por los extensos pasillos de la plaza. El castillo rodeado de guardias y un par de cargas con provisiones, empezaba a reanudar la actividad, por las imponentes puertas de la muralla que separaba la plaza central y el patio frontal del castillo, una silueta del rey Javlov Zurich bañado por la cegadora luz plateada del sol.

-Henry, ve a ayudar a George con los listones, Berta, ayuda a Luis a subir los últimos adornos sobre el Wyvern y Javier, venga conmigo, tenemos que discutir la seguridad del lugar, según tengo entendido es famoso por siempre llevar a cabo su trabajo.

El rey Javlov era un joven de no más de 35 años, ojos castaños cubiertos por una cabellera azul, vestido con un largo saco de color negro, camisa blanca, un pantalón color café, un par de botas negras y en el cinturón apenas notables se lograba apreciar una espada de plata pura.

Javier en cambio, era un joven cuya vestimenta lúgubre y para nada elegante destacaba entre el mar de armaduras y elegantes trajes, lo más peculiar era aquella máscara parecido al craneo de un ave, una túnica larga y negra era lo único que hacía contraste con el fondo plateado de la luz solar, un alborotado cabello rojo como la sangre se asomaba por detrás de la máscara, y un bolso de cuero marrón colgaba de su cintura, con un par de frascos de cristal con líquidos de tonalidades verdosos y moradas se valanceaban peligrosamente.

-Exactamente señor Javlov, solamente necesito un par de soldados, el mapa del área y una posición donde pueda atacar a cualquiera sin poner en riesgo a los inocentes- respondió el joven con la voz algo ronca y distorsionada a causa de la máscara.

-Y lo tendrá, los planos están en la mesa del campamento tres, el equipo tres colmillos cubrirá a los guardias de élite.

A lo lejos, el rugido sonoro de un Wyvern anunció la llegada de los jinetes de las islas cercanas, un grupo de por lo menos media docena de jinetes se acercaban a toda velocidad por las nubes. Cuando arribaron en el jardín central del castillo, los jinetes desmontaron sus criaturas y comenzaron a atar cajas y un par de material pesado sobre los Wyvern, de entre estos jinetes, el líder se acercó al Rey Javlov con un aire jovial.

-Rey Javlov, las fuerzas aéreas estamos listas para el festival, ¿Está usted seguro de que podrá efectuarse la resolución a travez de la diplomacia?.

-Líder Mart Mont, esperaba verlos en el lugar, gracias por llegar a ayudar, en cuanto a su duda, no creo que se resuelva de la manera diplomática, pero al menos debemos tratar.

-Bueno, esperemos que no se produzca nada en esta fecha, pues es época de paz y esperanza, la reina Iris se opone completamente a la idea de participar activamente en la guerra y con buenos motivos, se han formado ahora como le gusta decir a la Emperatriz Ariannys, Tres Legiones, Javnovia legión a la que participamos Javna, las islas de las cuales venimos, y estamos tratando de obtener la firma de apoyo por parte de los reinos donde habitan los transformistas.

-Excelente idea, solo informen que los planes de Gardentus son exterminarlos, obviamente a los bandidos y saqueadores les encantaría saber de esa noticia, el caos abrazaría cálidamente nuestras tierras- Diría Javier Serpnus, quien tomaba en su mano su libreta de apuntes.

-Coincido con él, será mejor tener discreción, en la junta de máximas autoridades programadas para este viernes, podremos dar informe, claro que el señor Serpnus nos hará compañía.

-Disculpe pero, ¿Quién es usted?- diría refiriéndose a Javier Serpnus.

-Me parece que no hemos tenido el gusto de presentarnos, soy Javier Serpnus, uno de los últimos Firnianos y el más capas entre los dos para tomar una decisión que no ponga en riesgo la estabilidad del pueblo.

-¿Disculpe? me parece que yo he participado más que usted en estos asuntos, por lo cual estoy mayormente capacitado que usted-

-Disculpe que lo ofenda pero no es momento de ponerse así por una simple verdad, en fin vamos a ir en dirección a el valle sagrado si no me equivoco, el transporte aéreo será más rápido y eficiente que el grupo equino... Y aparentemente más capaces... ¿Porqué la guardia es tan inútil? dígame que el escuadrón que estará a mi cuidado es más eficiente que ese grupo de allá- Diría con un tono juzgante, mientras señalaba a un grupo de soldados que trataban de tranquilizar a un caballo con mucha dificultad.

-¡Oigan! Dejen de jugar y empiecen a cargar, vamos ahora antes de que se haga tarde- Diría el rey Javlov, mientras buscaba con la mirada algo -, y por cierto, ahí esta el grupo a su cargo.

Entre unas cajas de provisiones, se encontraban tres mercenarios y dos caballeros, uno de ellos, el más alto, miró con una leve sonrisa.

-Mercenarios, excelente idea Rey, no es por hacer prejuicios, pero creé usted que es buena idea contratarlos, creí que solo sería yo el único error que cometería...

-¿Usted un error?, si creé que es un error confiar en mercenarios para asuntos serios, será mejor que cambie de opinión, además, ellos son mucho mejor candidato que esos trols que tengo como guardia, y me decepciona que el general Victor no halla hecho caso a mi petición de entrenarlos mejor, aunque, cuando se transfornan son más eficientes- Diría el rey con un aire sereno y confiado, mientras extendía por debajo de una capa, sus gigantescas alas escarlata.

-Bien, en ese caso, no dudaré más mi Rey.

El rey Javlov solamente sonrió, desplegó por completo sus alas y en un repentino destello anaranjado, el rey se había transformado en un fénix.

Todos montaron sus caballos y Wyverns, Javier, tuvo que montar junto con Marth, quien lo veía con desdén.

En las llanuras del valle sagrado, donde se hallaba una serie de ruinas, dragones, caballos, cajas y soldados, dieron inicio a la preparación de las justas.

 El ojo de Javna  La guerra de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora