Primer golpe

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Las semanas pasaron, y el escándalo aumentaba, repentinamente un ejercito había tomado control de las ciudades fronterizas, los bandidos estaban por doquier y los soldados no sabían que hacer, el rey trataba de calmar a sus hombres, los jinetes Wyvern en los aires trataban de cuidar las aldeas, pero desde la caída del jinete Hector Vancut, los jinetes decidieron no hacer nada sin ir con un grupo terrestre,  pero nadie se sabía organizar, era demasiado tarde para tratar de reaccionar, por lo cual Javlov le pidió a sus aliados que lo apoyaran mientras formaba de manera adecuada a sus soldados, Javier Serpnus partió a las ciudades fronterizas del norte, Marth Mont se dedicó a proteger las aldeas fronterizas del este y Reginal Valarius Zuk, se dedicó a proteger las ciudades centrales con su grupo de jinetes grifo, quienes defendían los cielos de Javna.

–Solo falta un soldado y partiremos a Mastrentus, ¿alguna sugerencia?– dijo Javier Serpnus, quien estaba alistando a sus soldados, aunque varios habían decidido dar marcha atrás.

–Yo quiero participar, quiero defender a los transformistas de ese asqueroso imperio– dijo una joven de cabello largo café, ojos grises y un traje de mercenaria, de su espalda se asomaba una especie de guadaña y del cinturón un bolso de cuero negro muy feo.

–Al no tener más alternativas, prefiero ir con soldados de fiar, una mercenaria no es del todo "confiable" por un par de monedas puedes traicionarnos,  además, pudiste h...

–Entiendo la desconfianza, pero esto no lo hago por dinero, lo hago por ser lo correcto, así que no dudaré en usar mi guadaña a favor del pueblo al cual pertenezco.

–Cuanta necedad, en fin, no hay mejores opciones de donde tomar... Bien, tu ganas, irás con nosotros, pero con una condición, estarás corriendo constante peligro y lo más probable es que sufras de constantes heridas, por lo cual, quiero que te quedes cerca de mi, así podré curarte y vigilar de paso.

–Me parece bien.

–Bien, en ese caso, vamos a Mastrentus.

Prendieron marcha rumbo a dicho reino, el cual era gobernado por Mariana Gaubren de Not, quien hace un par de días se alió con Javna y comenzó a movilizar sus tropas a las zonas fronterizas; Javier Serpnus tenía el encargo de llevar a Mastrentus provisiones y una estrategia para defender a sus reinos.

En el camino habían varios obstáculos que atravesar o evadir, pero definitivamente tendrían que cruzar por Kretus, un poblado fronterizo de Javna con Iristia que era necesario cruzar para llegar hasta Mastrentus, por suerte la reina Iris había dejado en posesión de Javier dos notas que le daba permiso de cruzar el reino con soldados al igual que a Javlov, ¿a caso se uniría a ellos? o ¿solo es para poder proteger a ciertas partes del reino? la razón solo atraía más dudas, pero en ese momento no era necesario saber el porqué.

Mientras tanto en el castillo de Javna, Javlov estaba entrenando a sus hombres para poder alcanzar a Javier en Iristia, aunque sus hombres  eran hábiles, no tenían muchas neuronas.

–Bien necesito solo un grupo de soldados, solo un grupo de 10, nada más 10, porque los 1700 inéptos que tengo como soldados solo sirven para estar parados como idiotas... recluta a un grupo de mercenarios, de preferencia tres transformistas– ordenó el rey Javlov, quien volvía al castillo junto con Zarae.

–Claro majestad,aunque debería de tomar un café o té, para recuperar energía.

–Gracias por tu preocupación Zarae, pero necesito más que café para lograr controlarme, tenemos el tiempo en contra, y dejaré a 50 soldados en cada poblado de estas tierras para protegerlas, no me imagino las atrocidades que puedan ocurrir.

–Sin importar que ocurra deberíamos partir cuanto antes, en el camino iremos reclutando mercenarios, a este paso no llegaremos a tiempo a Iristia, el punto de encuentro si no me equivoco es Renvell.

 El ojo de Javna  La guerra de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora