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Muy buenas y sí, avise antes que las historias de WuLian (Wu Ming&Xie Lian) estarían en AO3 bajo mi otra cuenta, pero por pedidos en privados y para ampliar la sección este verano, subiré este fic también.

AVISO; pueden encontrar la historia ya completa en AO3 con el nombre "WuLian", si lo encuentras en otro lado que no sea "Lugarth3" o "Lugarth8" es plagio.

Ya hecho el aviso, ¡Disfruten!

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Nada ha cambiado, esencialmente.

El cielo de Yong An es un mar de nubes negras y relámpagos sonoros, figuras de rostros confusos y deformes, de brazos y piernas sueltos y malformados, extremidades desordenadas en un remolino de carne al punto que nadie podía ver nada claro en esta gama horrorosa.

La capital está en alboroto y las calles de Lang-Er se vacían por lo rápido que su gente huye.

Los que quedan son dos hombres de aspecto juvenil de miradas durísimas, el tipo de mirada que ha visto lo peor de la vida y sus miserias. Ambos visten de blanco, excepto que el más alto y fornido trae las ropas en mejor estado que el joven sucio y ensangrentado.

La Calamidad de Blanco sonríe despreocupadamente.

— Nada ha cambiado, así es. No cambiaste nada.

Puede oírse el regocijo de Bai Wuxiang a través de su garganta, echando un vistazo hacia arriba.

La Enfermedad del Rostro Humano, convertida en una maldición a punto de llover sobre los ciudadanos de Yong An está en marcha.

Xie Lian, el ex Príncipe Heredero de Xian Le, sigue de pie sosteniendo una espada negra considerablemente pesada mientras un costado de su cintura sangra copiosamente. Pese a su lesión, sigue firme.

Ver la resolución ardiente en los ojos de este chico hace hervir la sangre a la Calamidad de Blanco que, no queriendo perder el tiempo con mocosos berrinchudos, avanza hasta él y deliberadamente lo agarra del brazo para obligarlo a soltar la espada que contiene a los espíritus resentidos.

Xie Lian apenas pestañea.

— Ya no puedes detener nada. Desátalo y acaba rápido.

— No quiero terminar rápido.

— Oh, ¿Ya descubriste el placer de la venganza?

— Bai Wuxiang— Nombro con saña contenida, permitiendo que el otro apretara su brazo hasta que sintió los huesos romperse como ramas— Has venido a ofrecer buenos deseos a mi causa. Entonces, debo actuar a las justas.

— No hay necesidad de agradecimientos. Solo soy un observador. Quiero ver el espectáculo. Muéstramelo, apresúrate.

La impaciencia es palpable. Porque una vez que se desate la maldición, no hay vuelta atrás y el ganara. No hay un éxtasis más ferviente que este, donde el orgullo se hincha y saber que todo fue obrado por ti, cada cosa minúscula hasta el final más esperado y exitoso; es intoxicante.

Pero Xie Lian no flaquea, en cambio, esboza una sonrisa irónica.

— Por supuesto que te lo mostrare. Porque es mi regalo para ti.

Sus palabras, suaves como un viento de primavera, se pierden en el estruendo.

Un desliz de luz inesperado. Un cuerpo en movimiento tan rápido que los ojos mortales no podrían captarlo ni enfocando toda su atención.

Si Bai Wuxiang lo vio, reconoció el acto un poco más tarde de lo normal. Saboreando la victoria, bajo la guardia y un dolor agudo lo aturdió.

Utilizando la funda de la espada, Xie Lian golpeo al hombre de blanco con ella y la rompió en su oreja, haciéndola sangrar por el golpe. Fragmentos de la funda cayeron, vale la pena mencionar que la funda de una espada es tan fuerte como el arma que contiene y en este caso, la vaina que ha sostenido la espada negra durante toda su existencia finalmente se ha roto. El impacto es una gota de agua que, poco a poco, hace temblar el mar.

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