Cheer up, baby!

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Y allí se encuentra, por segundo año consecutivo, mirando con ojos brillantes cómo las animadoras del equipo de baloncesto de la universidad, animan sin cesar, importándole poco que llueva, que haga frío o que vayan perdiendo; esas chicas ponen todo su esfuerzo y dedicación en que sus chicos, lo den todo con su ayuda.

Observa con detalle cada movimiento, cada tipo de baile, cómo sus faldas se mueven cada vez que levantan la pierna o el precioso destello de los pompones al moverlos; son de preciosos tonos burdeos, y algunas de las tiras, son de gris plata brillante.

Su mejor amigo pone su mano en la pierna, dándole suaves caricias mientras le mira con una sonrisa apenada, pues sabe perfectamente lo que quiere.

— Se van a abrir de nuevo las inscripciones, apúntate sin miedo, Taetae — dice Jimin con suavidad, consiguiendo que los enormes ojos azules de su amigo se vuelvan hacia él — seguro que te aceptan, eres hermoso, estás en el club de danza y media universidad se te ha declarado, eres el candidato perfecto.

— Sólo se te escapa un detalle — responde, entrelazando su mano con la de su amigo — y es que soy un chico.

— Eso da igual y lo sabes — gruñe, pues han tenido esa conversación demasiadas veces — se trata de animar y de servir al equipo, estoy seguro de que los del equipo de baloncesto estarían encantados de tenerte entre ellos — se pega más a él, procurando que el paraguas los tape debidamente — y el capitán es alguien agradable, no va a tener ningún problema.

— El capitán ¿Eh? — repite, volviendo su mirada hacia él.

Es bajito, pero rápido y certero; sus ojos divisan cómo se escabulle entre todos los grandes y altos jugadores del equipo contrario, justo para llegar a la línea de los tres puntos. Impulsa sus trabajadas piernas para saltar, lanzando de forma perfecta el balón, que va directo a su objetivo, colándose por la canasta que les da los puntos necesarios para coger al equipo contrario.

Jimin sonríe cuando su novio atrapa entre sus brazos a su capitán y aplaude cómo puede, sujetando el paraguas debidamente para que no se mojen.

Sin embargo, Taehyung, está maravillado; los movimientos del capitán son tan precisos que parece un puma yendo certero a por su presa; un latido peligroso llena su interior cuando los felinos ojos oscuros que tiene ese chico, le dedican una larga mirada.

Las gradas estallan en vítores cuando la mano del capitán se estira y el dedo señala a un punto en concreto; Jimin deja ir un gritito demasiado agudo y mira a Taehyung, el cual siente cómo su rostro se llena del precioso color carmín, pues Min Yoongi, el chico que los ha llevado a los primeros puestos de la liga entre universidades, le acaba de dedicar el triple que los ha puesto en el partido de nuevo.

— Te ama, lo sé — dice un Jimin completamente emocionado — Jungkookie siempre me dice que os juntemos, pero no sé por qué no quieres.

— Él se merece solamente lo mejor — masculla por lo bajo, pues ha perdido la capacidad de alzar la voz, no con Yoongi mirándole completamente serio — y yo, no lo soy, Jiminie.

El rubio deja un beso en su mejilla y posa la cabeza en su hombro, apretando con fuerza la mano que tienen entrelazada; Jimin sabe perfectamente por qué dice eso, echa mucho de menos a ese lindo chico, fuerte y precioso que conoció, hace dos largos años, cuando entraron juntos a la universidad.

Kim Taehyung llegó de Europa, él vivía en Inglaterra con sus padres, que son dos hombres; ellos tuvieron que volver a Seúl por temas de trabajo y como es normal, trajeron a su pequeño hijo.

Vino acostumbrado a una vida que, en Corea del Sur, es imposible; allí, las personas tienen total libertad de vestir cómo quieran, de llevar a cabo su amor sin que la gente se interponga, y si tienes problemas, la misma sociedad se encargará de juzgar al que te juzga a ti, no al revés.

Cheerleader ♡ YoonTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora