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Los dos jóvenes siguieron charlando como si nada hubiese pasado, por lo que Seungmin estaba feliz de que el peliazul lo haya perdonado debido a la reciente actitud que había tenido.

Después de un largo día en la playa, al caer la noche, los ocho chicos decidieron que era hora de volver a casa, por lo que tomaron sus cosas y emprendieron su camino de vuelta.

Al llegar, se dirigieron a sus habitaciones para tomar una ducha, para después ir al comedor, pues morían de hambre. Así que ayudaron a poner la mesa y a hacer la cena. Al poco rato, finalmente pudieron comer, degustando la comida.

La cena fue de maravilla, charlaban y bromeaban provocando una que otra risa. Para cuando terminaron, limpiaron y regresaron a los dormitorios, listos para dormir.

Cuando Jeongin llegó a la habitación, se echó a la cama y se acostó del lado izquierdo de esta, y cerró los ojos, acomodándose para al fin dormir.

Al cabo de un rato, ya se estaba quedando profundamente dormido cuando sintió la cama hundirse un poco y un brazo rodear su cintura; abrió los ojos, y se giró a ver al rubio quien tenía los ojos cerrados.

– No finjas estar dormido – susurró Jeongin.

Seungmin sonrió de oreja a oreja y abrió los ojos.

– Creí que ya estabas dormido – también dijo en un susurro, depositando  un pequeño beso en el oído del menor, quien asintió una corriente eléctrica debido a la cercanía.

Jeongin se limitó a negar y en seguida, se dio la vuelta para así poder ver al mayor mejor.

– Así que, – comenzó el de cabellos azules – ¿Me vas a decir qué fue lo de la playa? – inquirió, mirando al más alto.

Seungmin suspiró pesado y rodeó la cintura del menor, apegándolo más a él.

– Nada, sólo no me gustó que estuvieras con él – admitió el rubio, encogiéndose de hombros.

Yang alzó una ceja.

– ¿Estabas celoso? – dijo apenas audible. Incluso por un momento Seungmin no le había entendido del todo.

El peliazul se sentía extraño haciendo aquella pregunta, ¿por qué el rubio estaría celoso? ¿De qué, exactamente? sin embargo, no pudo evitar no hacerle la pregunta, sentía curiosidad.

Cuando Kim logró entender lo que el más bajo había dicho, negó frenéticamente.

– ¿Por qué estaría celoso? – cuestionó, frunciendo el ceño levemente.

El menor asintió lentamente y recargó su cabeza en el pecho del mayor, cerrando los ojos. Ni siquiera estaba seguro de porqué creía que en algún día el mayor sentiría algo por él, probablemente lo veía como su mejor amigo y siempre iba a ser de esa forma.

Jeongin quería echarse a llorar, pero no podía. No con Seungmin en  el mismo cuarto. Además, el rubio sentiría sus lágrimas en el pecho y lo último que quería era que el mayor le preguntara qué pasaba.

Yang jamás fue bueno mintiendo, por lo que en seguida el mayor sabría que algo pasaba.

– y, ¿Qué hay del apodo? – preguntó el más bajo, alzando la mirada y haciendo contacto con el mayor.

El último lo miró extrañado, hasta que entendió a qué se refería. Sonrió levemente. 

– ¿Bebé? – dijo más como broma, provocando que el menor escondiera su cabeza de nuevo. Seungmin soltó una carcajada – ¿Qué pasa, bebé? – con dos dedos tomó su mandíbula, obligándolo a mirarlo.

El mayor sonrió con ternura, tenía las mejillas rojas.

– Minnie~ – se quejó, dándole un leve golpe en el hombro juguetón.

– ¿No te gusta? – hizo un pequeño puchero.

Jeongin escondió su cabeza de nuevo y asintió, algo tímido.

– Me gusta, – admitió en un susurro – pero es extraño que lo digas.

– Puedo empezar a decirlo más seguido, así te acostumbras.

Yang alzó la mirada lentamente, no podía creer lo que el mayor le estaba diciendo. Sin embargo, no podía negarlo. La idea de Seungmin llamándolo así le gustaba.

– Me gusta verte de rojo – guiñó el ojo, sonriendo de lado y Jeongin al principio no había entendido a qué se refería. Pero cuando lo hizo, sus mejillas se tornaron rojas, haciendo reír al mayor.

– Basta, Minnie~ – canturreó, Kim rió con ganas y asintió levemente rendido.

Se inclinó y besó al más bajo, quien le correspondió gustoso, rodeando el cuello del mayor con sus manos, acercándose más, si es que eso era posible.

Seungmin no podía evitar sentir su corazón latir con fuerza, e incluso creyó que se le saldría del pecho.

Jeongin se encontraba aún cerca de este, por lo que temía que fuera a escucharlo. Además, debido al silencio en la habitación, sentía que, incluso si el más bajo no se encontrara cerca de él podría escucharlo a kilómetros.

Sin embargo, logró darse cuenta que el peliazul ya se encontraba profundamente dormido, lo cual lo tranquilizó un poco y en seguida cerró los ojos, para así caer en los brazos de Morfeo.

A la mañana siguiente, todos se encontraban en el comedor desayunando excepto por dos personas.

– ¿Dónde están Seungmin y Jeongin? – había preguntado Changbin, mirando a los otros cinco jóvenes, quienes se encogieron de hombros.

– Seguro siguen dormidos, iré a despertarlos – replicó Jisung mientras se levantaba de su asiento y Changbin se limitó a sonreírle agradecido.

Se dirigió hacia la habitación de ambos chicos y tocó la puerta tres veces levemente esperando obtener respuesta, sin embargo no llegó. Por lo que, sin dudarlo dos veces, abrió la puerta y lo siguiente que vio lo dejó con la quijada en el piso.

Tal y como había dicho, se encontraban profundamente dormidos, abrazados. Seungmin tenía un brazo en la cintura de Jeongin y con su cabeza apoyándose en la del menor, mientras que el último rodeaba su cuello con ambas manos y su cara estaba escondida en el pecho del rubio.

Jisung sonrió con ternura y cauteloso, cerró la puerta y regresó al comedor. 

– ¿Les dijiste que vinieran? – inquirió Minho cuando vio a su pareja llegar de nuevo.

– No, aún están dormidos – susurró, agachando la cabeza.

El pelirrosa chasqueó la boca.

– ¿Aún? – rodeó los ojos – iré a despertarlos – dijo y se dirigió al cuarto de ambos.

– ¡No! – exclamó algo nervioso, colocando una mano en el pecho del más alto, llamando la atención de los demás chicos presentes, quienes fruncían el ceño levemente – déjalos que duerman, aún es temprano.

Minho lo miró extrañado pero asintió, y depositó un beso en la frente del menor.

– Vayamos a desayunar, entonces – tomó la mano del azabache y se sentaron en la mesa junto a los demás.


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tan solo faltan cinco capítulos para terminar la historia /carita sorprendida.

'⌇⩩ . Kiss me ᨃ. ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora