Evidente.

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Los días pasaban apurados, más no desapercibidos.

En la primaria los profesores habían notado que la madre de JiMin no se había presentado a la última reunión de calificaciones, que el menor había faltado a varias clases de coro y era importante su asistencia pues tendrían una presentación de villancicos navideños y la Navidad estaba ya a la vuelta de la esquina.

También tenía varias faltas a clases regulares, sus calificaciones estaban gradualmente bajando y era notorio en declive que parecía haber llegado con el invierno desde noviembre, se le veía más delgado, pálido del rostro, con ojeras (bastante inusual para un niño de su edad que antes no las tenía) e irritado claro también a falta de sueño. A lo que decidieron que era momento de llamar a la trabajadora social para hacer algunas investigaciones sobre la situación de vida del menor.

Por su parte, la señora Min se había estado debatiendo durante los últimos días en que hacer, cómo adulta responsable lo mejor que podía hacer era reportar a los menores cómo en estado de abandono, mandar a la mamá a terapia y darle la custodia de los niños a sus abuelos, así era bastante fácil decirlo. Sin embargo, la mamá de JiMin era su amiga, sabía que la estaba pasando mal y quería hacerla entrar en razón para que no perdiera la custodia de sus niños, creía que la situación de su marido era muy mala cómo para agregar la pérdida de su rol parental. También sabía que los padres de su amiga (los abuelos de los niños) eran una horrible opción, a parte que los niños tendrían que mudarse hasta Daegu a una comunidad rural.

Por otro lado, no estaba segura de si los abuelos paternos eran la mejor idea, pues aunque nunca parecieron malas personas, vivían en australia y no sabía si mandar a ese par de pobres niños hasta australia a vivir sin sus padres era lo mejor.

Pensaba y pensaba otra vez, pues no podía cuidar al par de infantes diario, tampoco podía pasar por alto los golpes de los niños y que a su madre pareciera importarle poco o nada la situación de sus hijos. Sabía que era un riesgo terrible, podrían morir a causa de su ignorancia pues para ella no era difícil imaginar la situación.

Pero finalmente, una mañana fría de diciembre, la señora Min llegó temprano a la primaria a que acudía su hijo menor, entró asustada por su decisión pero a sabiendas que era lo correcto, era una adulta y los adultos se supone siempre deben proteger a los niños, así que cumpliría su deber y cuidaría de ese par de infantes.

Al no saber justamente que hacer y al no querer ser drástica, acudió a trabajo social en la primaria, era lo que los profesores necesitaban pues así la trabajadora social podría involucrarse directamente para trabajar tal vez con alguien del estado para custodiar a los niños y ponerlos bajo protección.

JiMin por su parte había pasado de todo las últimas semanas, había sido golpeado y regañado, pero también había sido consentido y era curioso pues parecía haber encontrado refugio en la mamá de su amigo.

Sentía que escapaba de la guerra cada que llegaba a la casa de YoonGi y olía a "mami" cómo el decía para referirse al calor de la mujer cabeza de familia, pues olía a comida recién preparada y suavizante de ropa. Pues eran las tareas que la mujer realizaba, sus hijos ponían la mesa, doblaban la ropa, barrían, trapeaban y hacían otras labores del hogar. La mujer era amante de la cocina simplemente porque ella y su padre habían aprendido a hacerlo juntos desde que ella era niña y esos recuerdos la hacían felíz. No era fanática de lavar la ropa pero desde que su hijo mayor inundó la casa de espuma, prefería hacerlo ella.

El suavizante que usaba para la ropa y las cobijas tenía un aroma delicioso, JiMin se sentía bien ahí. Más que nada: se sentía seguro. La combinación de aromas le recordaba a sus padres en buenos tiempos, recordaba cuándo su mamá sacaba la ropa de la secadora y se la pasaba para que se la llevara a su papá que era quién la doblaba y acomodaba, cuándo hacían eso, olían a suavizante; también recordaba cuándo su papá cocinaba y mientras él y su mamá iban a hacerle ojitos para que les diera probaditas o les regalara pequeños cachitos de comida. Incluso cuando Félix nació las costumbres permanecían, los recordaba jugando a "dónde está el bebé?" Cuándo sacaban ropa de la lavadora y también cuándo el más pequeño iba en su andadera por la cocina pidiéndole zanahoria cocida a su papi.

A diferencia de cuándo volvía a su hogar real (su casa actual)  pues nunca sabía que esperar, sólo sabía que los aromas y la calidez que buscaba, no estaban ahí. Había días en que su mamá era indiferente, había días en que su irritación e ira eran tan grandes que tenía miedo de verla. Tanto cómo había días en los que su mamá lloraba y le abrazaba, a JiMin no le gustaba ver a su mamá llorar, pero, sentía que era su único momento bueno, pues cuándo ella lloraba en el sofá y JiMin se acercaba, la mujer le abrazaba de la manera más gentil posible, le acariciaba el cabello de manera maternal, le pedía perdón y le hacía creer que nada malo volvería a ocurrir.

Para desgracia del pequeño rubio, lo malo siempre volvía a ocurrir.

Pero no más.

Pues todo finalmente comenzaría a cambiar.

JiMin despertó cómo de costumbre en su cama de "niño grande" su hermanito acurrucado con él a su costado y una inmensa calma reinando la descolorida habitación. 

Entonces el "click" de la puerta le alarmó, su mamá estaba ahí, entró a pasos suaves, se notaba terriblemente demacrada y muy cansada, agotada a decir verdad, la situación empeoraba con el invierno y la pequeña familia Park parecía comenzar a caerse a pedazos uno tras otro con prisa.

ㅡMami..ㅡ susurró JiMin aún adormilado sentándose en la cama cuidando de no despertar a su hermanito.

ㅡHola mi cielo, no te levantes, corazón.ㅡ susurró la mujer incluso tiernamente mientras se acercaba hasta su hijo mayor, con sus manos notablemente dañadas por el exceso de limpieza, acarició delicadamente las mejillas de su hijo seguido de su cabello volviendo a recostarlo en la cama.

ㅡMami, hoy es día de clases.ㅡ volvió a murmurar el pequeño sintiendo tan agradable ese tacto gentil que cerró sus ojitos.

ㅡHoy no vayas mi amor, quédense conmigo, vamos a ver Dumbo ¿Si?ㅡ la mujer subió a la cama y JiMin juró que podría llorar de la emoción, se acurrucó contra el delgado cuerpo de su mamá notando que parecía casi tan desnutrida cómo él y su hermanito, no sólo desnutrida, también baja de peso, ya no tenía su pecho suave ni sus brazos esponjaditos y calientitos, también había desaparecido ese vientre mullido al que JiMin amaba abrazar, sus mejillas redondeadas y también el espesor de sus piernas, anterior la mamá de JiMin había sido una mujer hermosamente gordita, con bonitos rollitos y curvas que su marido amaba recorrer en las más dulces de las caricias a todas horas posibles, él siempre le recordaba que era hermosa así.

El pequeño Park, sin pensar demasiado en la situación asintió a la pregunta mientras que su mamá le tarareba la canción que solía cantarles "Hijo del corazón" de la película antes mencionada, JiMin cerró los ojos recordando los tiempos en que se dormía así y no tardó en quedarse dormido, había tenido semanas horribles y sentía que finalmente se iba a cumplir su deseo de que su mami buena, finalmente volviera.

(..)

Cuándo JiMin despertó por segunda ocasión en el día, no imaginó lo que seguía de su vida, pues tenía hambre así que bajó de la cama, pensó que tal vez había sido algún sueño lo recién ocurrido con su madre, pero llevaba puesta la pulsera de su mamá en su muñeca y su mamá nunca se la había quitado desde el accidente, sentía que algo no andaba bien. Extrañado la buscó por la habitación con la mirada sin encontrarla, incluso en el baño de su cuarto, seguido de ir a la puerta para salir a buscarla, giró el pomo de la puerta y definitivamente no escuchó el "click" que siempre hacía al abrir, solo un sonido que le indicaba que, en definitiva estaba cerrado con llave.

JiMin, asustado comenzó a golpear la puerta llamando por ayuda, sin entender en lo absoluto que diablos estaba pasando, llamó a su madre sin respuesta, dando inicio a su terror.

ㅡㅡㅡㅡㅡ

Phew phew tantos tantos días pero finalmente logré actualizar, me enfrasque en los dos principales borradores que estoy armando que me olvidé que debía actualizar por acá, mis más sinceras disculpas y gracias si es que aún siguen esta historia, se les quiere.

Aunque se vea muy triste todo, pronto vendrán cosas lindas!

Hasta la próxima.

ㅡL

A Halloween Day with you. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora