Capítulo Único

87 19 0
                                    

Hola! Un drabble para pasar un momento...

Porque sí... te extraño.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Hola, Korra...

¿Cómo estás?

Todo por aquí va muy bien. La ciudad acaba de otorgarle a Industrias Futuro un nuevo contrato para mejorar las líneas de tranvía. El programa de mujeres trabajadoras y técnicas apenas está empezando, pero me emociona mucho, y con este proyecto, espero poder darle el aliento que necesita a la ciudad.

Mi padre insiste en seguir escribiendome cartas... Pero nunca las leo. Quisiera leer de ti.

El servicio ya no sabe qué hacer con las cartas. La verdad es que yo tampoco. Simplemente no puedo ni siquiera imaginar estar en la misma habitación con él. Entonces no sé cómo quiere que hable con él, después de todo lo que paso. Después de decirme que no tenía salvación.

El tiempo se hace muy largo a veces.

Contigo lejos y mi padre encerrado, Mako en sus propias preocupaciones. Me siento muy sola.

Tengo que esperarte. La espera es muy dura, de verdad no sabes cuanto. Korra, necesito tanto saber de ti. Una carta, una postal, incluso una palabra.

Te extraño. Te extraño.

Y la espera no hace más que empeorar.

Siento que cada día que pasa nos alejamos más. Que cada vez te encierras más. Ni siquiera sé qué pensar porque no he sabido nada de ti. A veces, alguna noticia tuya llega hasta mí, por parte de Tenzin, pero no dejan de ser comentarios sueltos. Es muy poco para mi ansia de saber de ti.

Korra, Korra... No puedo. Cada dìa que pasa, siento que estaré mejor. Me levanto y trabajo y atravieso el día y apenas logro llegar a la noche. Y todo lo que parece que logré construir se viene abajo una vez más.

Te odio. Te odio tanto. Por dejarme sola. Por no dejarme acompañarte. Las noches largas y solitarias llevan tu nombre tanto como cada proyecto que llevo a cabo. Te odio y no puedo dejar de llevarte conmigo, tus promesas, tus ideales, tu amor por Ciudad República y todo lo que representa. Trato tanto de cumplir tus expectativas.

Porque no tengo más qué hacer.

Llenar mis horas mientras no estás, aunque haya días que siento que ya no puedo más.

La soledad es una vieja amiga, pero desprecio tanto su compañia. A veces no puedo mantenerla a raya. Korra, este odio y esta soledad también tienen tu nombre. Daría lo que sea para poder verte y salir de este pozo que cada día es más profundo.

Asami escribía en esa noche cálida de verano, sin más testigos que la vela en su escritorio, y las lágrimas que ya manchaban el papel, aunque sus finos trazos seguían siendo legibles.

No sabes lo que cuesta no tomar el primer dirigible al Sur para sostenerte entre mis brazos. No llamarte, para respetar tus deseos, para no hostigarte y dejarte a tu ritmo. Para que no pienses que no sé ser paciente. Este silencio tuyo me está matando, Korra.

Te odio.

Me has hecho esperar demasiado.

Hay días que siento que ya no podré más.

Pero esos son los días donde debo admitir... que cuanto más te odio, más te amo. Es tan difícil mantener el silencio. El amor me quema, Korra y pareciera que a ti ya ni siquiera te importo. ¿Es que ya ni siquiera somos amigas?

No sabes lo difícil que es esto para mí. Nunca había tenido problemas con estar sola en esta casa. Y se siente tan extraña ahora.

Solo quisiera poder abrazarte, y reír de nuevo contigo. El recuerdo de tus caricias y de tu risa me parece ahora tan lejano, que ya casi lo he olvidado. Es como una vieja historia que se ha perdido por la larga ausencia.

Ya no puedo seguir callando, Korra.

Lo siento tanto por atacarte. Por decir que te odio. Pero es que te amo. Esa es la verdad. Te amo y ya no puedo callarme. Tengo que decirlo aunque sea por esta carta.

Te amo, Avatar Korra. Y te extraño. Quisiera ya no pasar un día más sin ti.

Dijiste que solo te irías unas semanas, que volverías pronto. Que te haría bien pasar un tiempo a solas. Cada día lucho por respetar tu deseos, pero ya son casi dos años.

Te extra-

El trazo se detuvo en un feo rayón. Asami no pudo seguir escribiendo y casi retorció la punta sobre el papel, sollozando mientras se recargaba en el escritorio en un llanto amargo.

Después de llorar un rato y desahogarse, leyó lo que había escrito, copió las primeras líneas en una nueva hoja y siguió la carta como tantas otras. Expresando cuanto la extrañaba y la quería, templando una vez más su corazón ante la dura prueba de la espera. Porque es lo que una amiga paciente haría. Sin desahogar en verdad su corazón.

Porque el silencio era el acto de amor más grande que tenía para dar.

N.A.

Gracias por leer.

Te extraño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora