Capítulo 2

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Charlotte

Bajo un poco el volumen de la música que se reproduce en el computador e ingreso al navegador para cambiar de canción.

Centrando de nuevo mi atención en el texto que tengo en la pantalla, reviso por segunda vez las Normas APA. Por el momento no veo ningún fallo. El tipo de letra junto a su tamaño, espaciado, alineado, márgenes y sangría se encuentran bien. Ahora me dirijo a una de las partes más importantes: las citas, esas que tras una larga hora de búsqueda me trajeron dolor de cabeza. No solo resultó molesto el proceso de buscarlas, sino de igual forma el saber cómo citarlas de manera correcta dependiendo de si son textuales, parafraseadas y según el número de autores que se toman; claro, también hay otros factores a considerar, sin embargo no quiero hablar de ellos.

«Estoy cansada».

—Bueno, lo único que queda por hacer es la conclusión. —Giro mi cuerpo y miro el techo, el cual tiene un poco de telarañas. Sin darle importancia a eso, estiro mis brazos y dedos, haciéndolos tronar.

Me quedo acostada por unos cortos minutos para recuperar energía. Transcurrido el tiempo, siento que ya puedo continuar con el trabajo. Me levanto de la cama y acerco mi mano a la mesita de noche. De ella agarro una taza de café, y antes de poder beber y sentir su sabor amargo, respiro su aroma mezclado con el cacao.

Podría volverme una adicta a esto, pienso en tanto bebo. A paso lento termino con la posible adicción que ahora tengo. Dejo la taza en donde estaba, y regreso al computador. Pronto el único sonido que se comienza a escuchar dentro de la habitación es el de las teclas siendo oprimidas. Inspirada acerca de la contaminación hídrica, acabo rápido la conclusión.

Tomo el celular a un lado del portátil, y grabo un breve vídeo con el contenido del texto. Tras finalizarlo, se lo envío a la chica que le dejaron de deber escribir un texto argumentativo. Al ver que en respuesta manda el emoji del pulgar hacia arriba, le escribo el número de mi cuenta y el valor por el trabajo realizado.

Espero a que el dinero llegue a mi cuenta. Cuando obtengo lo que deseo, le envío el trabajo a su correo electrónico con un claro pensamiento:

«Es tan gratificante el sacarle dinero a los estudiantes perezosos de universidades privadas».

Sin nada más por hacer, apago el computador y abro en el celular una aplicación para mirar series gratis. De todas las que aparecen, continúo con una en la que quedé en el capítulo cuatro. Paso el tiempo tranquila, no obstante, toda la paz se esfuma al instante en que los protagonistas se les da por actuar de manera estúpida. Todo el conflicto entre ellos florece debido a la aparición de un nuevo personaje que lo presentan como el nuevo amor para nuestro adorable chico de las rosas que roba suspiros.

Bueno, era adorable hasta que dejó robar su corazón. Ahora es un idiota infiel que no merece el amor de nuestra bebé.

—Y yo que creía en él en un principio —lamento la confianza que deposité en un personaje ficticio.

Salgo de la aplicación al finalizar el episodio. Con todo lo que pasó, no sé si seguir la serie.

—¡Princesa, ven a comer! —grita mi mamá desde la cocina.

—¡Ya voy! —le respondo colocándome de pie.

Tiro el celular sobre la cama y abandono el cuarto. Afuera de él, el olor a limón y pollo llega a mi nariz. Bajo rápido por las escaleras ante la necesidad de mi estómago. En pocos segundos estoy frente al comedor. Tomo asiento sin apartar la vista del almuerzo.

—Claris, se ve deliciosa la comida —halaga mi padre a sus dotes culinarios al bajar de las escaleras seguido por mi hermano Christopher, el cual se sienta en silencio a mi lado.

Un Final Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora