Capítulo 1

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El té estaba a temperatura ambiente, un poco fragante.

Sosteniendo su taza de té, Lucas Blacke saboreó el aroma del té mientras miraba a la persona sentada frente a él. Entonces, pensó.

'Parece que esa taza de té está a punto de romperse.'

-Tiembla, tiembla...-

La taza de té en esas manos pálidas temblaba minuciosamente.

Una de sus manos estaba en el asa de la taza, y sus delgados dedos estaban apretados sobre ella. Parecía inpensable que estuviera planeando tomar un sorbo.

No podía decir si sus dedos pálidos estaban tan pálidos porque era su tez original o si era porque estaba agarrando esa taza con demasiada fuerza.

'…No supongo que no. Parece que sus dedos se romperán primero'.

Las articulaciones de sus pálidas manos estaban enrojecidas.

Sólo ver sus manos pálidas y enrojecidas despertaban lástima.

¿Por qué está temblando tanto?

Lucas negó con la cabeza levemente mientras se llevaba la taza a los labios y sorbía el té frío.

Mientras se humedecían los labios sensuales del hombre, el té teñido de rojo viajó por su garganta.

Y mientras saboreaba el té tibio, Lucas miró a la mujer.

—Grace O'Ellin.

Era la primera y única hija del marqués Kafrenn O'Ellin. Por lo que pudo deducir de la primera impresión que tuvo de ella, o por lo que escuchó sobre ella, era realmente majestuosa y elegante.

Su cabello negro, que estaba peinado con un recogido, tenía un brillo lustroso, como si hubiera sido rociado con el polvo de perlas negras trituradas.

Su mandíbula suave, su piel clara y su comportamiento inocuo, que de alguna manera le expresaba un aire triste, naturalmente estimulaban la curiosidad.

Y la característica más notable de sus rasgos ya muy prominentes, eran esos ojos morados.

A primera vista, sus rasgos no eran fuera de lo común, pero sus ojos fueron los que instantáneamente cambiaron esa normalidad a un aire de misterio sobre ella.

Aunque no se podía decir que fuera una belleza deslumbrante, era una mujer que tenía un encanto enigmático, que seguía atrayendo la atención de quienes la vieran.

Con una mirada desinteresada, Lucas miró fijamente.

La mujer que potencialmente podría convertirse en su esposa.

'Sería una suerte si pudiera suceder este año. Es lo que piensan todos los miembros de la casa, señor'.

Gabriel, su mayordomo, entregó decenas de cartas enviadas a la casa. Era como de costumbre, y habló en el mismo tono tranquilo.

Se preguntó cuánta agonía le había estado dando esta situación al siempre capaz mayordomo que su rostro se había vuelto tan mortalmente pálido así.

Cuando dijo 'este año', se refería a la boda de Lucas.

Los miembros de la casa decían que Lucas, que había sucedido a su predecesor como jefe del ducado, debería casarse lo antes posible.

Era el deber del cabeza de familia.

Y... Era un matrimonio que estaba obligado a hacer por el bien del secreto familiar.

Debido a que Lucas no pudo ganar contra el vigor de los mayores de la familia, en el último banquete al que asistió, cedió e intercambió saludos con la persona que nominaron.

Cariño, creo que es tu malentendidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora