~Three~

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Un joven revolucionario despertó, le costó procesar y recordar todo, apenas logró estar consciente, volteó a ver al otro lado de la cama, agradeció a los Dioses al ver al chico de la defensa aún dormido, revisó la hora y... quedaba aproximadamente media hora para que la alarma del chico sonará, cómo reacción, se levantó cautelosa mente y salió de la habitación del emo

Una vez cerró su puerta, corrió a su cocina y trató de hacer un desayuno decente para el que se había enamorado profundamente, decidió por cocinar unos... ¿Tacos? Ya que, al parecer, este chico en lo que pronto se volvería un terrorista desayunaba diario, obviamente antes de llegar a ese pueblo

Estaba orgulloso por su receta, quería tratarse lo que recién preparó, pero, estos eran para su amado, logró resistirse ante la tentación

¿Era hora de irse? No, pero el pelinegro prefería eso, no quería ser una carga para el chico por lo que simplemente dejó una carta agradeciendo por haber permitido que este duerma en su hogar, como recompensa, le dio esa comida tan conocida de su país, le aclaró que luego le escribiría, simplemente para que este este atentó

Sin más, se cambio, dejó la ropa en el lado de la cama en donde durmió y salió por la ventana más cercana, prendiendo su camino hacia el hogar de su querido primo

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-¡Llegué pinches cabronas!

Los dos revolucionarios restantes se levantaron de golpe por culpa del contrario, quien levantó su voz apropósito

-te jodes perra, duermes afuera

-¡Si pinche Cochi! ¡Son las putas 5 de la mañana deja de chingar! -habló el castaño, quien luego cayó vencido por el sueño en esa cómoda cama-

-¡No sean gachos! Van a hacer que me agüite

-¿Dónde chingados te metiste todo este puto rato?

-no pus, recorriendo el pueblo

-entonces deberías estar por el bosque ya, ¿Andas de pinche zorra verdad?

-nunca primito, pero andale, déjame entrar que hace frío

-ta bien pues, pero chingate pus duermes en el puto suelo

-con tal de entrar...

De todas formas, ninguno de los dos jóvenes de cabello azabache lograron volver a dormirse, todo estaba tranquilo entre ellos, charlaban y tomaban lo que él propietario le ofrecía, hasta que un ruido que provenía de una puerta no tan lejos de ahí empezaba a abrirse

De allí salió un pequeño niño, apretando sus ojos por la fuerte luz

-¿¡Quien chingados es primo!? ¿¡Le doy plomo!? -habló el nuevo mientras iba sacando un arma para luego apuntar al niño-

-¡No idiota! -arrebató lo que tenía en manos para luego tirarlo lejos- mira... es... complicado de decirlo pero

-¿Volviste a secuestrar niños?

-¡No lo secuestre! Es mi pinche hijo

-¿¡Tú hijo!? ¿¡Por qué estuvo entonces ayer todo el pinche día ahí adentro!?

¿Tú Número?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora