Parte 2

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Un Ford Mainline con sus típicos neumáticos blancos, se conduce por la calzada hasta llegar a una calle sin salida, el motor de apaga y de su interior salen dos hombres vestidos de trajes oscuros. El rubio se acomoda el sombrero mientras que su compañero enciende el cigarro, está cansado de las largas horas que duró el viaje.

William le comenta que para llegar al dicho "Orfanato" tendrán que seguir el siguiente tramo a pie. Empiezan el recorrido observado un poco el entorno: el camino es de tierra y se ve que no suele ser usado por vehículos desde hace mucho tiempo; no se ven casas cercanas ni ruidos de humanos. Greum saca el mapa para poder orientarse y ver qué tan lejos están del lugar cuando su colega le da un codazo y señala a unos cuantos metros de ahí:

     ¬ Mira... hay alguien en le camino.

    ¬ ¿De dónde ha salido?

    ¬ No lo sé... pero vamos a seguirlo, puede que nos indique cómo llegar. 

    ¬ De acuerdo.

Deciden pues, apresurar el paso para alcanza al hombre; para ser regordete, y tener todo sus cabellos blancos, se mueve con mucha agilidad, como un mozo de 23 años. 

Greum y William estaban tan poco acostumbrados al sendero que pronto empezaron a quedarse sin aire, y sin darse cuenta, en un pestañeo perdieron de vista al sujeto. Pensaron que se había dado cuenta que lo estaban siguiendo y por eso se escondió, temiendo un posible ataque, acercan sus manos donde portar las armas, sin dejar de agudizar sus sentidos.

Las hojas de los árboles se mecen, algún pájaro canta a lo lejos, el crujir de una rama los alertó y es entonces que se dan cuenta que están rodeados por siete personas; desenfundan sus pistolas y les advierten:

    ¬ ¡Alto! Somos policías federales, soy el agente Greum Grandchester y él es mi compañero, el agente William Ardley.

    ¬ Estamos investigando un asesinato.

    ¬ Tendré que pedirles que mantengan la distancia.

Solicita Greum, al ver que los hombres tenían un semblante siniestro, como si en cualquier momento se les echarían encima. Entonces la voz de una mujer se hizo escuchar:

    ¬ Soy la hermana Lane, las armas no son bienvenidas en éste lugar, si quieren seguir aquí, deben dejarlas o regresar por donde han venido.

    ¬ Me temo que no podemos hacer eso, hermana.

    ¬ Varias de las causas de los delitos en vuestro mundo son a causa de las armas, éste es un lugar tranquilo y deseamos que siga de esa manera.

    ¬ Está bien... pero deseamos que nos contesten unas preguntas.

    ¬ Por supuesto. Venga y coman a la mesa con nosotros, sólo entreguen sus armas.

Los agentes se observan unos segundos deliberando si acceder o no, acto seguido vuelven a colocar el seguro al arma y lo depositan en cubeta de metal que le acerca una joven de cabellos oscuros y ojos azules.

Después empiezan a seguir a las personas rumbo al lugar. Caminan unos cuantos metros entre grandes y viejos árboles, al parecer se habían desviado un poco de la ruta. Finalmente ven un cartel todo desvencijado, la pintura descascarada y a duras penas se entiende las letras "Pony H..."

Cuando entran a la cabaña, un agradable olor a madera y pino invadió sus fosas nasales; acto seguido son llevados al salón que está al costado derecho, donde casualmente una mesa montada, lista para servir los alimentos.

La hermana Lane les indican donde pueden sentarse, en eso aparece otra mujer mayor, regordeta, con sus cabellos cubiertos de canas y se sienta a la cabeza de la mesa y se presenta con aire solemne como la "Señorita Pony". Una vez que todos han tomado sus respectivos asientos, Pony hace una oración para bendecir los alimentos.

El Secreto del Orfanato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora