Capítulo 18

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-¡Urgh! -gruñí cuando me empujó contra la pared.

Luchaba para ponerle la llave a la cerradura y bloquear la puerta mientras ella me besaba con fuerza y pasión, siempre he bloqueado la puerta, desde... La muerte de mi madre.

Finalmente logré hacerlo y ahora podía concentrarme en lo que Aeri estaba haciéndome.

-Aeri. -solté un gemido cuando se mudó de mis labios a mi cuello. Ella no sabía sobre mi lugar especial, el lugar que Jongin nunca estimuló correctamente. Pero creo que a partir del creciente temblor y de mi respiración entrecortada mientras se movía más cerca de él, se dio cuenta.

Tan pronto como lo encontró mi espalda se arqueó y tuve que contener la respiración. Sentí su sonrisa traviesa contra mi cuello, tomó la piel entre sus dientes dando pequeños mordiscos, tirando con suavidad antes de volver a chuparlo con su lengua.
Un grito bastante fuerte se escapó de mi boca cuando ella me mordió más fuerte e hizo que me de una sacudida que fue directo a mi clítoris. Se quedó allí un rato, saboreando el lugar y dando un último beso.

-Bueno... alguien tiene un pequeño lugarcito. -Sonrió y se dispuso a chupar mi clavícula.

Le agarré la mandíbula y la atraje hacia mí, para encontrarme con sus labios. No podía ni siquiera empezar a describir el hambre que tenía de Aeri. Mi cuerpo y mente me gritaban que la tomara en este mismo instante, pero eso no iba a suceder, no lo permitiría. No sabíamos lo suficiente de las dos, quiero decir que apenas hemos tenido nuestro primer beso y yo ya sabía que Aeri era muy respetuosa.

-Ahh. -gemí cuando bajaba su mano hacia mi trasero, comenzando a masajear y a darle fuertes apretones. Mis caderas inconscientemente dieron un saltito y oí su risa ronca.

"Dios... está mujer me tenía loca."

Me alejé de la pared y la llevé a la sala de estar, estábamos caminando hacia atrás mientras nos besábamos. De repente sentí cuando chocó con el brazo del sillón, me detuve a mirarla y no pude resistir, la agarré de las piernas para que cayera sobre él.

La vi allí tendida con su hermoso cabello alborotado, su pecho subiendo y bajando, con las piernas colgando por el borde y sus ojos marrones llenos de lujuria. Sonreí pícara y me lancé encima de ella, de inmediato envolvió sus manos alrededor de mi espalda para que mi cuerpo estuviera aún más cerca.

Jadeé cuando nuestros pechos se tocaron a través de nuestra ropa, me mordí el labio y ella lo notó. Sonrió burlonamente y empezó a besar mi cuello, mientras yo trataba de mantener el equilibrio en el sofá con un brazo, después una de sus manos bajó por mi espalda para detenerse en mi trasero nuevamente.

Sentí que era injusto que solo ella pudiera tocar, así que me moví a un lugar donde no necesitara mi brazo para equilibrarme y lleve mis manos hacia sus costados, pasando mis uñas de arriba a abajo por su cintura a través de la camisa, la oí gruñir cuando mis uñas recorrieron toda su piel.

-¿Este es uno de tus puntos? -susurré y le hice cosquillas a los lados de la cintura de nuevo, sólo para ser recibida por la misma reacción. Decidí ser un poco más atrevida y moví mis manos alrededor de su abdomen acariciando y empujando la camisa, exponiendo su estómago hasta llegar a su sujetador.

Levanté la vista y esa mirada me encendió, me tiré hacia abajo y empecé a dejar besos húmedos por todo su abdomen. Sentí que sus caderas empezaban a moverse,
pero mi cuerpo sobre ella no le permitía mucho movimiento.

Terminé en su estómago y me dirigí a su cuello para lamer y besar tal como lo hizo conmigo, amé los sonidos que salían de su boca. Pronto, sentí la necesidad de frotarme contra ella, pero me resistí y me dejé caer en su pecho, jadeando y resistiendo el impulso de rasgarle la ropa. Nuestras respiraciones eran irregulares después de nuestra pequeña sesión de besos, de repente empezó a reír y puso sus manos sobre sus ojos.

-¿Qué? -pregunté.

-Dios ¿qué estamos haciendo? -Se echó a reír.

-Estamos besándonos. -le contesté confundida y me miró a los ojos.

-Rina, esto es serio... Yo... podría ir a la cárcel -dijo. Fruncí el ceño y me moví de mi posición, para sentarme en el sofá, no me gustó lo que dijo. Ella pronto se sentó y mantuvo su brazo alrededor de mí, puso su nariz en mi cuello, haciéndome cosquillas-. Es por eso que debemos tener mucho cuidado hasta que termines el colegio... aunque sé que falta tiempo para eso, Karina. Quiero decir que estás en el inicio de tu último año y eso es malo -Suspiró-. Pero estoy dispuesta a esperar por ti, porque realmente me gustas, me encantas. -dijo y le dí una sonrisa triste y apoyé mi cabeza en su hombro, inhalando su aroma tan adictivo.

-Tú también me gustas demasiado. Entonces ¿qué va a pasar? -pregunté tentativamente.

Si ella iba a tirar a la borda esto, probablemente mi corazón se rompería en mil pedazos.

-Bueno, podemos continuar enviándonos mensajes de texto y un contacto normal en las clases. Lo que hicimos antes fue irresponsable de mi
parte y no debe volver a ocurrir, pero igual puedo venir a verte. -Sonrió.

"Prefiero hacer sólo eso a no verla en lo absoluto."

-Genial. -Sonrió más amplio y besó mi cuello haciéndome cerrar los ojos.

-Entonces te sugiero que dejes de usar esa ropa que hace que sea difícil para mí no mirarte. -susurró en mi punto.

-Pero.. -Hice una pausa cuando puso su mano en mi muslo, frotándolo-. Me encanta tu cara cuando estás muy frustrada. -dije y me reí.

-Y me llamas matón. -Rió.

-Sí, sí, cómo sea. -Rodé los ojos y me levanté.

-Voy a ir a ponerme mi pijama. -dije mientras caminaba hacia las escaleras. Ella asintió y se recostó en el sofá mientras esperaba.

Rápidamente me quité la ropa que vestía y la ropa interior también, eso era muy necesario, y me puse mi pijama para ir de nuevo a la planta baja.

-¿Tienes hambre? -le pregunté mientras caminaba a la cocina.

-Un poco. ¿Por qué? ¿Vas a cocinar algo?... Tostadas quemadas, tal vez. -Se rió de su pequeño y lindo insulto.

-Ja Ja Ja -dije sarcásticamente, abrí la nevera para ver qué podríamos preparar, pero no encontré nada-. Podríamos pedir comida. -sugerí y sentí que vino hacia mí y me abrazó por la espalda, con la barbilla apoyada en mi hombro mirando la nevera.

-¿Puedo preguntarte algo? -Asentí-. ¿Por qué siempre tiemblas cuando me acerco o cuando te toco? -preguntó.

-Yo... tiemblo mucho porque me da frío constantemente. -dije encogiendo mis hombros.

¡Qué excusa tan estúpida!

-Mmm... no te creo -dijo y giró la cabeza, para acostarla hacia mi cuello mientras su aliento golpeaba mi punto dulce-. ¿Ves? Volviste a temblar. -Rió.

-Cállate, no es gracioso. -le dije y me crucé de brazos.

Se echó a reír y se dirigió a revisar algunos menús de comida que había sobre la mesa, le dije lo que quería comer y tomó su teléfono para hacer el pedido.

Mientras ella hablaba por el teléfono, me acerqué a la mesa de la cocina para sentarme y mirarla. Su voz cambió rotundamente y se sonrojó cuando me notó observándola, así que decidí tener un poco de diversión... Caminé hacia ella y comencé a acariciar su cintura. La oí suspirar y contener el aliento mientras trataba de alejarme pero fui más rápida.

Reí y me trasladé hasta quedar entre sus muslos. Dio un saltito y trató de apartarse de nuevo, así que la sostuve fuerte y envolví mis brazos alrededor de su cintura. Me miró a los ojos y vi que le costaba hablar con la persona en el teléfono, sonreí y me apoyé contra ella, rozando mis labios con los suyos.

Reí de nuevo cuando trató de conectar nuestros labios, fue tanta su desconcentración que llegó al punto en que la mujer con que hablaba estaba gritando un "¿¡Hola?!"

Rápidamente reaccionó y se soltó de mi agarre y corrió hacia el sofá haciendo una barrera para no acercarme, me burlé de su acción y camine para sentarme frente al televisor.

Preguntó mi dirección para poder finalizar la llamada, luego volvió hacia mí y levantó mis piernas para deslizarse por debajo, dejándolas en su regazo.

-Eres terrible. -dijo y solo pude reír.

Lujuria Oculta [𝐊𝐀𝐑𝐈𝐒𝐄𝐋𝐋𝐄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora