•03•

4.3K 672 113
                                    

Jungkook no pudo cerrar sus ojos. El hecho de pensar que Jimin está en los brazos de alguien más le produce ansiedad y un poco de intranquilidad. Se meneaba de derecha a izquierda, intentando conciliar el sueño. Soltó un suspiro profundo y respiró con los ojos cerrados. Su mente se cansó de maquinar, y su cerebro no quería hacerse más imágenes de lo que puede estar pasando en ese momento.

De pronto, escucha fuertes ruidos afuera de su ventana. Vivir en el primer piso del castillo no siempre era lindo cuando tu ventana quedaba hacia donde estaban los caballos. Jungkook juró escuchar un caballo relinchar, mientras que sus pisadas eran cada vez más fuertes.

Un ladrón.

Pensó.

Por instinto, sacó su espada bajo de su colchón y se puso de pie, vistiendo nada más y nada menos que unos pantalones para dormir y pecho descubierto. Caminó hacia la ventana y esperó desde la pared, con su espada lista para atacar. Poco a poco la ventana se iba abriendo, con las cortinas moviéndose por el viento de afuera, Jeon preparado para matar con la espada en su mano derecha, hasta que Jimin salta cayendo con agilidad dentro de la habitación de su caballero. De todas las cosas que esperaba matar, Jimin no era una de ellas.

— Príncipe, mi señor. ¿Q-qué hace aquí? —preguntó en un susurro, cerrando la ventana con seguro—. ¿No debería estar en el baile?

— Jungkook... —musitó, acercándose hacia él para tomar ambas de sus mejillas con ternura. Jimin rozó su nariz con la de él y suspiró—. No quiero bailar con alguien más, que no seas tú. No quiero mirar otros ojos, que no sean los tuyos. No quiero pasar una noche afuera, si no estás junto a mí.

Jungkook tomó la iniciativa y lo besó con profundidad y anhelo. Sus labios se deseaban, y las lenguas danzaban de lado a lado. Era húmedo, intenso y lujurioso. Ambos se deseaban, se amaban, y no había duda de ello.

— Jungkook... —gimió contra sus labios, alejándose para llevar la mano del contrario hasta su pecho—. Soy tuyo... Todo tuyo.

— Pensé que... Esta noche usted... Usted y ella.

— No hay nada, ni habrá nada entre ella y yo. ¿Sabes por qué? Porque estoy perdidamente enamorado de tí.

Hubo un silencio entre ellos, pero en ese momento las palabras no eran necesarias, si con la mirada se decían todo.

— Tómame. —rogó, dando un paso a un lado para quitarse la ropa que cubría su pecho. Toda esa ropa cara siendo tirada al piso—. Soy todo tuyo, reclámame como tal. Hazme el amor, bésame donde te gusta besarme, tócame donde más sabes hacerlo, y ámame, por favor ámame. Porque con tu amor puedo ser mejor persona. No me importan otras personas, tampoco todo el dinero del mundo, porque todo lo que quiero, está al frente mío.

— J-jimin... —susurró, para luego tomarlo en brazos con firmeza y mirarlo hacia arriba—. Yo también te amo. Te amo desde tiempos memorables, y te amaré hasta mis últimos días. Juro que mi última respiración será un te amo... Dirigido hacia tí.

Y sin decir más, unieron sus labios en un beso lento y húmedo, dando comienzo a una noche de pasión y confesiones inolvidables.

...

Jungkook movía sus dedos, mientras con su lengua ayudaba a darle un poco más de placer. Aquellos gemidos que el príncipe soltaba se quedarán grabados en su mente por el resto de su vida. El rubio podía sentir como la lengua del contrario tocaba sus interiores, y como ésta le daba el calor que anhelaba hace unos instantes.

— Ah... J-Jun... Ah.

— Shh... No hagas ruido. —el caballero sacó sus dedos, y tomó el liquido aceitoso que Jimin le obsequió hace unos meses para que al momento de tener sexo, sea un poco más húmedo y así lubricarse de mejor forma. Lo aplicó en la entrada y en la base de su miembro.

— Te quiero dentro mío, por favor —rogó, antes de que Jeon lo girara hasta tenerlo de espaldas.

— Abre tus piernas para mí, precioso —El caballero sonrió al ver como el príncipe le hacía caso y posicionó el miembro en la entrada, para luego empujarlo poco a poco hasta tener la mayor parte dentro—. ¿Me puedo mover?

— Mierda, sí. Por favor, ah... Hazlo.

El caballero dejó una de sus manos sobre su cadera y apretó sus dedos, mientras las estocadas duras y lentas comenzaban. Los gemidos eran bajos, pero Jimin moría por gritar su nombre a los cuatro vientos para que todos supieran quién lo hace gemir de esa manera. Jeon llevó una de sus piernas hasta el hombro, empujando sus caderas con un poco más de rapidez. La cama crujía y las respiraciones entrecortadas aumentaban con el paso de los minutos.

— Ah, carajo... Te sientes tan bien. Tan apretado, tan... Ah, perfecto. —gimió, besando su frente con movimientos poco coordinados—. Buen chico, buen príncipe.

El heredero al trono se corrió en su abdomen, con la ayuda de la mano de su fiel caballero, quien lo masturbó hasta conseguir lo que quería. Al soltar el último gemido, salió dentro de él y se sentó a su lado, sin esperar que el príncipe llevará su miembro a la boca para limpiar todo rastro y tragarlo. Era obsceno, sensual, y caliente de ver.

— Puedo sentir como escurre... Puedo sentir como tu leche sale de mí —susurró el rubio con mejillas ruborizadas, para luego besarlo con vehemencia—. Te amo.

— Solo tú dices te amo luego de decir que todo lo que boté dentro tuyo, ahora se te escurre —dijo con humor, tomando el cuerpo del contrario hasta sentarlo entre sus piernas—, pero yo también te amo.

...

— Prometo que así será —dijo, sintiendo las caricias de su caballero sobre su espalda desnuda—. Seré Rey, y diré que eres mi pareja. Todos deberán obedecer, de otro modo, les cortaré la cabeza.

Jungkook rió y negó, su cuerpo ya estaba cansado.

— O puedes desterrarlos.

— Es mejor la violencia.

El caballero rió, y eso fue lo último que Jimin escuchó antes de dormirse. El tiempo pasó y el príncipe cumplió su promesa de decirle a todos y todas, que está enamorado de un hombre, de un fiel caballero. Quien se oponga a su relación será desterrado del pueblo. La relación que se intentó crear con Hana, fue un desastre. Ella solo quería un esposo para ser madre, y así ser la reina, pero Jimin le dijo que no era el hombre indicado para ello, y que sería mejor que buscara en otro lado. Hana agradeció su honestidad, y prometió no cortar lazos de los Matsumoto y los Park. La familia de Jungkook está orgullosa del hijo que tiene, y por haber alcanzado la confianza total del nuevo rey como para que lo proclame suyo. ¿Qué piensa el ex rey a cargo? Según él, la felicidad de su único hijo, es más importante que cualquier opinión que no incumbe. Más importante que cualquier rumor, y más importante que lo que dicte la sociedad.

Jungkook prometió hacer a su hijo alguien feliz, y el rey solo optó por decirle que no tenía duda de ello.

Ambos son felices, la felicidad es mutua. Viven en un palacio, donde no tiene que esconderse para besarse, o escabullirse a las habitaciones para una sesión de sexo. Son felices, y todos lo saben, e incluso algunos envidian la felicidad que irradian. Muchos le preguntan cuál es la clave de su relación para verse tan... Iluminados, y ellos siempre responden:

Amor.

Porque el amor es lo que hace posible su conexión.

Porque cuando nadie más sabía de ellos, cuando nadie conocía su historia y el miedo se apoderaba, el amor nunca les faltó.

— ¿Sabes? —preguntó Jimin, acercándose a su pareja que miraba el paisaje desde su balcón—. Desde que me salvaste de las zarzamoras, supe que serías alguien importante. Me llamaste amigo, y era la primera vez que lo escuchaba de alguien más.

— Ahora eres mucho más que mi amigo, y eso es lo único que cambio, porque hasta el día de hoy, sigo queriendo protegerte de todo mal y tomar tu mano hasta el último día de mi vida.

— ¿Planeas ser mi caballero toda una vida? —El rey se acercó para abrazarlo por detrás y sonrió satisfecho.

— Toda esta vida, y todas las que tengamos. Yo siempre seré tu caballero... Y tú mi eterno príncipe.

Fin.

Royal & loyal - mini fic km.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora