cap 8

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Marinette estaba feliz logro hacer correrse a la rubia, esto era un sueño no era real, pero no se dio cuenta de que esta la tumbo de la nada, y cuando se dio cuenta ya era tarde, pudo notar como sus brazos fueron a la baranda de la cama y fueron atadas con la corbata de la rubia.

Eso la dejo más expuesta y nerviosa

Chloe: verás se que yo jamas me ovidare, pero no are que te olvides de esto jamas Dupain-Cheng, are que ames tanto esto, que aunque estés en la cama con el... - con sus manos rozo los pliegues de la azabache, de forma lenta - pienses en mi, porque te are recordar lo bien que te folle querida- sonrie con suficiencia

Marinette sintió su cuerpo estremecerse y podía sentir como se mojaba más por lo que acaba de decir su acompañante.

Chloé siempre fue arrogante, pero lo acaba de decir supera cualquier cosa que dijo alguna vez.

Chloe se rie porque la contraria no a dicho nada y luego vuelve a rozar con sus dedos los pliegues de esta, sacandole pequeños suspiros.

Chloé: el gato te comió la lengua Dupain-Cheng - dijo con una sonrisa de satisfacción

Marinette intentaba hablar pero no le salia ninguna palabra estaba nerviosa y sumisa al contacto con ella, estaba a su merced.

Chloé solo suelta una leve risa y pasa sus dedos por todo el contorno de forma muy lenta.

Extremeciendo a su acompañante.

Chloé se acerca al cuello de la azabache y lo empieza a besar y morder, y con sus manos toca los pechos de esta misma.

Sacandole gemidos, lo cual fue música para sus oídos, sin duda nada se compara con ese sonido.

La azabache había cerrado los ojos para sentir mejor.

Sus sentidos parecían más vivos.

Chloé siguió bajando sus besos hasta los pechos de la azabache, los tocó y beso a su gusto, y sonriendo por ver como la chica debajo de ella se retorcía de placer, queriendo mucho más que eso y lo sabía.

La torturó por un rato hasta que siguio bajando sus besos hasta llegar a su intimidad, la rubia la mira pidiendo permiso y la azabache solo asiente varias veces con el rostro rojo.

Chloé acerca su boca y empieza a pasar su lengua por los pliegues, jugando un poco y torturando la, luego mete su lengua adentro y empieza a embestirla de forma lenta.

El cuerpo de Marinette actuaba por su parte sin su consentimiento, las caderas se movían contra la boca de la rubia y suspiraba su nombre.

La rubia estaba satisfecha por su efecto en la menor, y siguió con lo suyo, cuando sintió que esta empezó a contraerse, sacó su boca de allí y metió un dedo, y sonrio al sentirla muy apretada, empezó con vaivenes lentos, pero cada vez más rápido, la azabache se mordió el labio para no gemir en voz alta, no quería que nadie las escuche, aunque probablemente si alguien lo hiciera, no dirían nada a nadie.

La rubia empezó a meter un segundo dedo y sus movimientos eran más rápidos, estuvo así por un rato torturandola, llendo despacio y rápido, luego metió un tercer dedo y fueron movimientos rápidos a lo que más le daba la mano, sintiendo que cada vez se apretaba más y más, como sus dedos dolían de tanto ser apretados con fuerza, unas embestidas más y logró hacer que la azabache se corra.

Chloé la miro a los ojos, su mirada toda sudada, despeinada, y con la respiración agitada, era una imaginación digna de admirar, sin duda.

Luego con la mano libre la desata las manos, y luego saca la otra, pasando sus dedos por sus labios probando el néctar de la más baja, asiendo que esta se ponga roja como un tomate.

Las piernas de las dos temblaban, ninguna había caído en lo que habían echo.

Cuando la rubia saco sus dedos de su boca se acostó al lado de la azabache, y la abrazó de la cintura.

Marinette solo le sonrio y le dio un suave beso de buenas noches.

Luego de eso las dos se Durmieron con tranquilidad, sin saber todo lo que vendría después de lo que hicieron.

la alcaldesa y la panaderaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora