01. ¿Maestro rizos?

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Intentó ordenar sus alborotados rulos mientras corría y el viento fresco de la mañana chocaba en su rostro, despertandolo más.

Sus piernas pararon hasta llegar al establecimiento infantil donde trabajaba, al pasar la puerta pudo regular su respiración y disfrutar de la calefacción.

— Llegas tarde. - Su compañero de trabajo afirmo lo obvio.

— Si no me contabas no me daba cuenta, chucky. - Contestó sarcasticamente, recibiendo un ruedo de ojos.

— Llegaron dos niños nuevos, ¿te los puedo dejar?, no se dejan mucho conmigo...- Murmuró recordando cómo uno de ellos intentó morderlo y el otro logro hacerlo. — sólo ten cuidado, memin. Muerden feo.

Y sin más que decir, lozano se fue con la excusa de que debía atender a un niño que lo llamaba.

— Igualmente no me iba a negar, 'che pendejo. - Susurró colgando su abrigo para colocarse su mandil verde con flores, ese le encantaban a los niños.

Un llanto hizo que volteará hacía una esquina alejada a los demás niños, la mesita con coches. Dos niños pequeños quizás de unos cinco y seis años, uno lloraba mientras el otro intentaba calmarlo.

— ¿Por qué lloras, cariño? - Se agachó para poder estar a la altura de los pequeños.

El primero en hablar fue el niño que mantenía apretado con su puño un cochecito, aguantando sus lágrimas por ver llorar a su hermanito.

— El, extraña a mi papi. - Su puchero comenzó a temblar.

— Comprendo. ¿Es su primera vez aquí? - Memo no obtuvo respuesta de los niños, por lo cuál siguió hablando. — Me llamo guillermo, trabajo aquí y mi color favorito es el rojo. ¿Ustedes?

Los niños se miraron por un momento, dejando de lado las lágrimas el más pequeño hablo.

— J-julián messi. - Dejando de lado la timidez, se acercó a guillermo. — Y él es mi hermano mayor, tiene así. - Mostró su mano para agragarle el pulgar derecho. — Y yo tengo así. - Bajo el pulgar, mostrando sólo cinco dedos.

— Wow, ¿cinco? que chido, ¿cómo te llamas tú? - Preguntó viendo al mayor.

— Paulo exequiel messi. - Sonrió. - A mí y a juli nos gusta el azul. - Murmuró.

— ¡Que lindo!, tengo una idea, ¿quieren escucharla? - Preguntó a los dos infantes que asintieron efusivamente. -
— ¿Y si mejor vamos a dibujar mientras esperamos?

— ¡Sí!. - Los dos gritaron felices.

Maestro rizos, ¿te guta' mi dibujo? - Preguntó acercando la hoja al moreno.- Este es mi papito, ese es yo y pauli.

¿Maestro rizos? ¿acaba de llamarlo así?, le pareció tierno que el niño lo llamara de esa forma cómica.

— ¡Es muy lindo juli!, ¿vos que hiciste paulito? - Preguntó viendo cómo terminaba de colorear.

— Hice a mi papi, a juli y a anto, yo estoy acá con hulk. - Sonrió mostrandole el dibujo.

— ¡Es muy bonito también!, se me ocurrió otra idea, ¿qué les parece comer algo? - Preguntó, julián y paulo asintieron bajando de las sillas para seguir a guillermo.

— ¡Es muy bonito también!, se me ocurrió otra idea, ¿qué les parece comer algo? - Preguntó, julián y paulo asintieron bajando de las sillas para seguir a guillermo

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Miro su reloj detenidamente, eran las seis en punto y todos los niños se habían ido, bueno, casi todos. Aún faltaba que los padres de los pequeños messi vengan.

Los niños no eran un problema, cómo tenían sueño por las actividades hechas en todo el día, decidieron dormir una siesta de dos horas.

— ¿Cierras tú, wey? ya me voy para mi cantón. - Hirving habló mientras buscaba su telefono.

— ¿Tan arreglado pa' tu casa?, na, ¿con quién sales? - Preguntó meciendo a julián en sus brazos.

— ¿Bueno?, ya estoy saliendo para allá. - Murmuró hacia el telefono. - Al rato llego a casa y te cuento, ¿va?

— 'Ta bien, cuídate. - Murmuró tomando las llaves. — Ni modo juli, quedamos los tres solitos.

El pequeño se removió para volver a dormir cómodamente, tomó asiento al lado de paulo quien dormía igual de cómodo en el sillón.

Unos toques en la puerta hizo que levantara su cabeza hacía allí, por las ventanas podía observar a un hombre de traje, ¿podría ser?. Con cuidado levanto a paulo y julián seguía sin querer soltarse de su cuello por lo cual decidió dejarlo ahí, tomó la mano del mayor y caminaron hasta la puerta.

— ¡Papi! - Paulo fue el primero en salir corriendo a los brazos de su padre, quien se puso de cuclillas para poder alzarlo.

— ¡Campeón!, ¿te portaste bien? - Murmuró dandole suaves besos en sus cachetes mientras el pequeño reía.

— ¡Sí!, con juli hicimos una banda de dibujos. Y el maestro rizos nos prometió un helado si esperabamos más. - Habló apuntando a guillermo.

— ¿Maestro rizos? - Extrañado por el nombre.

— Supongo que ese soy yo... - Guillermo camino hacía el hombre trajeado, extendiendole su mano libre. — guillermo ochoa o maestro rizos, cómo gustes.

— Lionel messi, gracias por cuidar de mis muchachos. - Apreto la mano del ruloso. — Espero no te hayan causado problemas éstos wachines, a veces son medio dificiles.

Dile eso a chucky, no a mí. Pensó ochoa.

— No es nada, ese es mi trabajo. - Messi asintió y guillermo al escuchar sus propias palabras comenzó a apenarse. — O sea, no es cómo que lo haga por el trabajo, si es chido pero, digo, perdón.

— Tranquilo, maestro rizos. - Lionel le sonrió tan bien que sintió derretirse allí mismo.

— Bueno, adiós, ten una bonita tarde. - Murmuró ochoa para darse la vuelta.

— Disculpa, maestro rizos...

— ¿Sí? - Guillermo se dio la vuelta algo extrañado por el llamado de messi.

— Tenés algo que me pertenece y de mil amores te lo entregaría pero mañana. - Contestó apuntando con su índice hacía un julián roncando en su cuello.

Que vergüenza.

— Neta no me dí cuenta, lo siento. - Pidió disculpas por milesima vez, no podía ser tan tonto en frente de un padre.

— ¿El maestro rizos se quería robar a julián?, papi, yo también quiero que me robe. - Paulo saltaba haciendo un berrinche.

— Paulo, pará que va' a despertar a juli. - Murmuró lionel para luego acariciar su cabello. — No' vemo'.

Paulo lo saludaba con su mano derecha mientras que con la izquiera tomaba la mano de su padre, y lionel sólo le dio una sonrisa para darse la vuelta para entrar al carro negro.

— Casi me mie. - Susurró para sí mismo, volviendo para cerrar ya la puerta y dirigirse a su casa.

¿Por qué los padres de los niños a los cuales les enseñaba y cuidaba eran tan guapos pero casados?, un misterio sin resolver.

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Yo qiero un lionel q me sonría tambn, compartí memo, compartí.

¿Les gustó?, para así ver si la sigo o no.

Maestro rizos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora