— ¿Cómo te fue? - Ángel tomaba entre sus brazos a paulo.— ¿Eh? - No entendía a que se refería su amigo.
— La guardería, leo, la guardería que te recomendé. - Respondió el más alto irritado por la distracción del contrario.
— Papá, - El menor recibió un "¿mhm?" por parte de su padre. — ¿cuándo volveremos a ver al maestro rizos? - Julián preguntó mientras volvía su atención a sus lapices coloridos.
Había recibido esa pregunta todo el fin de semana, ellos ya habían asociado que la guardería era igual a el maestro rizos. Y le pareció curioso que el más pequeño le haya tomado tanto cariño y confianza a un "extraño" en un día, cuando con las niñeras solía ser un poco hostil e intenso.
Le intrigaba, se le hacía muy interesante, también se le hizo un muchacho lindo y amable.
— ¿Maestro rizos?, hasta apodo le pusieron los wachines, yo pensé que iba a ser cómo la última' vez. - Murmuró.
— Ni me lo recordé', me morí de vergüenza con la señora. - Contestó.
La anterior vez que dejó a sus hijos en una guardería, habían hecho un desastre, por no decir un completo caos, mordiendo señoras y gritando al punto de dar migraña, quedando afónicos cuando los fue a buscar.
Ese día se dió cuenta de la falta que le hacía antonela, su mejor amiga y madre de sus hijos. Día y noche siente su falta, tanto el cómo sus hijos, los cuales no tuvieron tantos recuerdos junto a ella pero aún así la estiman y extrañan demasiado.
— Juli, junta lo' colore' que vamo' a come'. - Su hijo acató la orden con ayuda de paulo, quien se solto del agarre de di maría.
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★— ¿Me estás diciendo que ahora te volviste un secuestrador?, - Hirving preguntó, obteniendo un asentimiento por parte del rizado. — te dejo cerrar el kinder un día y ya te metes en pedos.
— ¡No fue queriendo!, neta se me pasó que tenía al mini güero. - Exclamó frustrado.
— Ya, ¿y si estaba guapo el wey? - Preguntó mientras abría una soda.
— No, sí, bueno algo, quizás algo demasiado. - Sintió sus mejillas tomar color.
— ¡Te gusta!, creí que seguirías soltero por el resto de tu vida después de, ya sabes. - Contestó nuevamente sacando al flote la antigua relación con el ex-luchador, canelo álvarez.
El rostro del moreno dejó de estar sereno, a pasar a un seño fruncido. Totalmente disgustado del comentario, dejó ese tema a un lado. En el pasado.
— Eh, perdón. Sabes que soy boca floja, no quería que te agüitaras... - Fue lo primero que soltó su compañero al ver la expresión que se encontraba en el rostro de guillermo.
— Da igual. Vamos a comer, mañana nos espera un día largo. - Dejando a un lado el tema, tomó la botella de soda que lozano había traído para la cena, y la sirvió en dos vasos. — Y te quedas conmigo, nada de salidas sospechosas antes de tiempo.
Mencionó la salida anterior de hirving, en dónde dijo que se iría antes a casa por algunas cosas. Pero obviamente su actitud hacia la llamada lo delataba, además de su vestimenta "formal", y atractiva. Él escondía algo, pero aún no quería invadir el espacio personal de su amigo, por lo que opto por esperar a que este mismo volviera para contarle con quién se veía.
— Y no quiero escuchar un pero de tú boca. - Aclaró cruzando sus brazos.
— Pff. ¿Quién eres, mi madre? - Intentó parecer lo más normal, pero el cambio rápido de tema fue lo que hizo más sospecha en guillermo. — ¿Qué?, en verdad suenas a ella...
— En todo caso sería padre pero ajá, ajá. Ya lo sabes, sino me tendrás que contar con quién te vas.
A la mierda esperar, el solo era paciente con los niños.
— Pues, es obvio. Voy en bus, con mucha gente, ya sabes. - Rodó los ojos.
— ¡Hey!, a mi no me andes haciendo eso, mocoso malcriado. - El dedo índice de guillermo apuntó hacía el rostro de hirving, este frunció su seño queriendo seguir la riña. Retractandose al segundo de sentir su oreja roja siendo presionada por el pulgar e índice de la mano de ochoa. — Para qué respetes, menso.
— Niñiñiñi. - Fue lo último que dijo lozano antes de tomar su mochila e irse de aquél apartamento, dejando a un enojado guillermo sentado en el sillón.
Nuevamente se encontraba con su vestimenta habitual, sólo que arriba de ello, estaba su mandil verde floreado.
Quizá debía cambiarlo, pero cuando veía las sonrisas de los niños al ver lo colorido de este, el pensamiento desaparecía automáticamente.— Hace frío... ¿y el café?, juro haberlo visto aquí hace unos días. - El murmullo detrás del moreno lo saco de su ensoñación, aún faltaban unos diez minutos para abrir y todos se preparaban para la jornada laboral, cómo cualquier otro 'negocio'.
— El café está en la alacena de arriba, lo siento, lo usé y olvidé de ordenarlo bien. - Dijo con un poco de pena, sus compañeros de trabajo algunas veces solían ser bastante hostiles cuando se trataba de las mañanas. Esperaba un regaño, pero no fue así.
— Ah, Guille. No importa, de todas formas queda más estético ahí. - Guardado se adelantó y le dio una sonrisa que lo hizo sentir seguro de sí mismo. — Lindo mandil. ¿Es nuevo?
¿Qué?
— No, de hecho es el que uso desde que llegué aquí... - Su tono fue algo dudoso, realmente no recordaba aparecer con algún otro por aquí. Si, tenía repuestos pero usualmente no los sacaba. — Disculpa, le prometí a chucky que hoy abriría yo.
En realidad no, no era así. Simplemente quería desaparecer de la conversación sosa y extraña que había formado con guardado., además de las raras ansias de volver a ver la sonrisa de aquél hombre.
— ¡Maestro rizos! - Al escuchar la suave voz del niño llamándole por ese apodo, supo inmediatamente de quienes se trataban.
A lo lejos se podía observar cómo dos pequeños se acercaban a paso rápido hacia el establecimiento, detrás de ellos se encontraba lionel.
Dios, que bien le quedaba el traje negro.— ¿Maestro rizo'? - Aquél acento lo sacó de aquella ilusión, prestando más atención hacia el hombre que estaba en frente.
— Ah, perdón. Señor messi, hola. - Saludo algo nervioso por haber quedsdo cómo un bobo sin decir nada por mucho tiempo, al sentir cómo su pantalón era levemente apretado. Bajo su mirada, obvservando aquellos ojos verdes y cafés pidiendo de su atención. — ¡Juli! ¡paulo!, ¿cómo están?
Su voz sonó chillona e infantil, pero no le importo mucho al ver las sonrisas que esos niños soltaron. Haciéndolo sonreír también, subió nuevamente la mirada, pero su sonrisa fue desapareciendo al no ver ningún rastro del argentino.
Una garcha, lamento mucho si hay errores, y más en las partes donde intento poner frases "mexicanas", porque de verdad perdí muchísimo el hilo de todo.También lamento si hay algún error ortográfico, y nada eso, estoy feliz de volver aunque sea subiendo esto para expresar mi felicidad. Además de darlo cómo una disculpa por desaparecer tanto tiempo. 😭
Besitos en la kolita. 💗
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Maestro rizos.
RomanceGuillermo trabaja en un jardín de infantes, desde que tiene uso de razonamiento siempre le gustó enseñar a los más pequeños, se podría decir que era su lugar seguro. Lionel tiene dos hijos, papá soltero desde la muerte de su ex esposa. Ha sido sólo...