Jennie había llorado mucho esa noche. La niña se había despertado, con una cara horrible. Estaba muy desanimada, por la clase de música. La joven recorrió todo el camino pensando en la forma grosera en que había tratado a los pianistas. Jennie sabía que había sido grosera, pero la forma en que la otra chica la ignoró la enojó mucho. Aun así, decidió que se disculparía con el pianista.
La joven parecía estar más tranquila ese día. En clase tocaba la guitarra suavemente, y ya no con enfado, como el día anterior. El maestro había notado que su estudiante parecía estar mejor. El hombre sabía que sus alumnos muchas veces enfrentaban problemas familiares, y que esto terminaba perjudicándolos en sus estudios y vida social. Luego oró para que la niña estuviera bien.
Después de clase, Jennie se puso la guitarra en la espalda y se dirigió hacia la sala de música. Estaba decidida a disculparse con la chica rubia. Al entrar al recinto, la joven vio al pianista que tocaba. Una vez más, la niña pareció ignorar a Jennie. Eso la irritó mucho, pero la joven respiró hondo y se calmó.
- Oye. Jennie dijo.
La otra chica se asustó al escuchar la voz de la morena. Luego dejó de tocar el piano.
- Lamento haber actuado de esa manera contigo ayer. - Dijo Jennie, avergonzada.
El pianista no miró directamente a la joven, pero ella siguió hablando.
- Me gusta como tocas el piano. Jennie dijo, tratando de ser amable.
De repente, la otra chica miró hacia la joven, pero su mirada parecía perdida, como si buscara algo. El hecho de que la pianista no mirara a Jennie a los ojos la irritó.
- ¿¡Por qué siempre me ignoras!? ¡¿Qué tan difícil es mirarme?! ¡Llevo días viniendo aquí para verte tocar y nunca me miras! - Dijo Jennie, irritada.
La otra chica dio una sonrisa triste.
- ¿Por qué sonríes? ¿Cuál es la diversión? - Preguntó Jennie, confundida.
- Siento no haber notado tu presencia. Termino tan concentrado que no escucho cuando la gente entra a la habitación. - Dijo el pianista.
- Pero ayer vine a traer las partituras, y ni te las llevaste, ignorandome. - Dijo Jennie.
- No tomé los puntajes, porque no los estaba viendo. Dijo la otra chica.
- Pero los sostuve, justo en frente de ti. - Dijo Jennie.
La chica rubia volvió a sonreír.
-Estoy ciega. - Ella dijo.
Jennie estaba en estado de shock. La joven se moría de vergüenza, y se sentía una persona horrible, por haber sido grosera con la otra.
- Dios mío, mil disculpas. No sabía que tenías problemas de visión. - Dijo la morena.
- Puedes decir la palabra "ciega", no hay problema. - Dijo el pianista.
- Estoy tan avergonzado, fui tan idiota. - Dijo Jennie.
- Prefiero que me trates como me tratabas antes, fue más sincero. Dijo la rubia.
- Okay, lo siento. - Dijo Jennie, tartamudeando.
- Y deja de disculparte conmigo todo el tiempo. No estoy ofendido por ti. - Dijo el otro, dando una leve sonrisa.
-No sé qué decir. - Dijo Jennie.
- ¿Qué tal si me dices tu nombre? - Dijo el pianista.
- Mi nombre es Jennie. - Dijo la chica morena.
- Hola Jennie, encantada de conocerte. Mi nombre es Rosé. - Dijo el pianista, sonriendo.
Rosé luego extendió una de sus manos hacia adelante. Jennie saludó rápidamente a la otra chica, apretando su mano.
- Tu mano es fuerte y tiene algunos callos. Déjame adivinar... tocas un instrumento de cuerda. ¿Lo entendí bien? - preguntó Rose.
Rosé.
- Sí, toco la guitarra. - Dijo Jennie, sonriendo.
- Me gusta el sonido que tiene la guitarra. Rose dijo, sonriendo.
Jennie había pensado que la sonrisa de la otra chica era hermosa. Era dulce y transmitía calma. La joven negó con la cabeza, recomponiéndose.
-Creo que mejor me voy. - Ella dijo.
- Si quieres, puedes quedarte. - dijo Rosé.
- Realmente necesito irme a casa. Tengo que volver temprano hoy. Jennie mintió.
La joven todavía se sentía avergonzada, por la forma en que había actuado con el otro.
- Entonces prométeme que mañana te quedarás a verme jugar. preguntó Rosa.
- Yo prometo. - Dijo Jennie.
- Entonces hasta mañana. - dijo Rosé.
- si, Adiós. - Dijo Jennie, despidiéndose.
La joven salió de la aula, sintiendo que le ardía la cara. La niña hizo todo el camino de regreso a casa, pensando en Rosé. A pesar de la vergüenza por la que había pasado, Jennie estaba feliz de haber hablado con el pianista. La joven sintió ahora, algo que nunca antes había sentido. Un nuevo sentimiento que no conocía, que hizo que su corazón latiera más rápido.
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pianista |Chaennie|
Random|COMPLETA| Después del difícil divorcio de sus padres, Jennie se muda a Australia y se va a vivir con su padre. La joven logra luego ingresar a un importante conservatorio de música, y termina conociendo a una chica especial, que la hará ver el mund...