I
Anna
Anna entra en el bar de la estación de autobuses.
Está adormilada, tiene hambre y sed, lleva doce horas sin comer. De pie, ante la puerta escucha el ronroneo del aparato de aire acondicionado, sus fosas nasales se ensanchan , le trae el olor a alcohol, sudor a vómito y orín.
No es una de ellos pero se mueve como ellos, caza como ellos y siente como ellos.
La música de fondo la aturde, está tan cansada que solo rastrea el lugar buscando esa clase de persona que aunque desaparece nadie lo echa en falta, nadie pregunta, nadie le llora.
Al lado de la gran ventana que deja ver el ir y venir de los autobuses y viajeros, están sentados una pareja de policías, Anna los mira de reojo pero ninguno de los policías se ha fijado en ella. Una joven espera la llegada de su madre mientras ojea una revista de moda. Un soldado que pasa un par de días de permiso la observa con lujuria desde la barra, un par de sillas vacías más a la izquierda ve a un hombre cuyo traje de algodón hace un ruido raro contra el respaldo de cuero de la silla, ese ruido la pone nerviosa. Intentará llevárselo de allí lo antes posible.
Se peina rápido con los dedos su bonita melena de ébano y se desabrocha la cazadora, con un gracioso salto se sienta al lado de el hombre de traje de algodón.
- ¿Me invitas a comer? Me muero de hambre.
El hombre del traje la observa disimuladamente con un gesto apático.
- ¡Largo mocosa! No quiero problemas.
- Te puedo compensar muy bien.
Posa su mano sobre la pierna del hombre, su tacto sobre el algodón hace agradable la caricia que le hace desde la rodilla hasta la ingle.
El hombre le detiene la mano bruscamente, su mano es suave y blanda, mano de alguien que nunca a trabajado con herramientas.
Susurra - Aquí no - Una mirada lasciva en dirección al baño y un leve gesto con con la cabeza, completan las palabras que no pronuncia.
En un segundo a Anna le entra el pánico, si algo sale mal no tiene a nadie que le ayude, pero lo ha hecho tantas veces que ahora es algo mecánico, inconsciente, como hablar o caminar, mientras el hombre va camino del baño Anna utiliza esos segundos para meterse en la boca toda la Magdalena que hay en su plato y absorbe las últimas gotas que quedan en la taza de café.
Los movimientos de el hombre del traje de algodón son ridículos y graciosos con los pantalones bajados por debajo de las rodillas, suplica a Anna que no tarde mucho, su tono de voz es dulce y sucio al mismo tiempo. Anna se acerca lentamente, tiene ganas de vomitar y quiere salir corriendo pero tiene hambre y necesita dinero.
- Vas a disfrutar como nunca antes te lo han hecho - dice agachándose - cierra los ojos y sobre todo, no me toques - le rebusca sigilosamente entre los bolsillos del pantalón, el sexo del hombre le pega débiles bofetadas en la cara, le dan arcadas, pero sigue buscando sin encontrar nada, agarra la chaqueta y sale corriendo. El hombre del traje de algodón está tan absorto en lo que no sucede que no se da cuenta de nada.
Anna abre la puerta del baño y choca contra uno de los policías, que entra justo en ese momento.
- ¿A dónde vas tan rápido? ¿Te has confundido de baño?-mientras le agarra fuertemente por el brazo al ver la chaqueta de algodón -¿Esta chaqueta es demasiado grande para ti, no crees?
-¡ Suéltame! No he hecho nada.
Tras ellos el hombre del traje de algodón se abrocha el pantalón.
- ¿Ocurre algo agente? - disimula, pero Anna siente el miedo en la vibración de su garganta.
- Creo que esto le pertenece - dice mientras le alza la chaqueta para que pueda verla mejor.
- Gracias agente - un sudor frío le recorre la espalda le tiembla la mano e intenta disimular - Ya, ni en el baño está uno seguro.
- Estas jóvenes hacen cualquier cosa por conseguir un poco de droga.
- Un buen castigo es lo que merece.
- Esté tranquilo, hoy esta ratoncita dormirá entre rejas.
- ¡ No puede retenerme no he hecho nada!
Anna intenta zafarse de la mano fuerte y rígida del policía que la retiene sujeta por el brazo, de tanto retorcerse ha conseguido sacarse la manga y quitarse la cazadora, huye por el bar, choca contra la mesa de la chica de la revista, tiempo suficiente para que la policía que todavía está sentada pueda reaccionar y cogerla al llegar a su altura.
-¡ Quieta, pequeña!
Anna la mira extrañada, pese a su voz seca, rasposa, siente una sensación cálida, esa clase de sensación que te inunda el cuerpo al llegar a casa en un día de invierno.
- ¡Y a ti qué te pasa! ¿ Tienes complejo de hombre?
Anna condescendiente al ver a Mónica; una mujer de pelo rapado al número cuatro de una maquinilla para hombres y ensortijado con el uniforme impoluto, la expresión seria y el rostro anguloso le da un aire masculino.
Desde la puerta del baño se oye la voz del agente Martín
- Llévate de aquí a esa mocosa, y métela en el coche, yo voy en seguida.
El agente Martín se ha quedado solo en el baño, después de utilizar el servicio se lava las manos, un soplo de aire helado abre el ventanuco que hay tras de él - ¿ Hay alguien ahí? - No recibe ninguna respuesta - Será el viento - Se dice así mismo para tranquilizarse de de la situación.
Mónica mete en el coche a Anna.
- Tranquila pequeña aquí, estarás bien.
Desde la radio del coche se escucha "Vampire Heart" de Him.
- Por lo menos tienes buen gusto musical - dijo Anna.
- Quédate aquí y no hagas tonterías, ¿entendido? - En el rostro de Mónica se dibuja una sonrisa burlona.
- No pretenderás dejarme aquí sola, no te vayas...- los nervios de Anna aumentan a medida que la agente de policía se aleja del coche. Ahora una voz entrecortada comunica un atraco en el hipermercado que hay un par de calles más abajo. Anna respira hondo, cree que vendrán los agentes pero en lugar de eso salen corriendo del bar de la estación y comienzan a correr calle abajo.
Agotada cierra los ojos y apoya la cabeza contra el cristal, está frío pero le da igual, el frío del cristal le alivia el quemazón que siente en la cabeza. Un golpe seco la saca de su ensimismamiento.
-Hola Anna...
A Anna se le hace un nudo en la garganta, el pánico inunda su cuerpo, esa voz dulce, melosa ...Raúl.
Desde el otro lado del cristal el rostro de Raúl parece sereno.
- Anna...anna...
- ¿Como me has encontrado?- Anna tiene miedo y aun así intenta que su voz suene segura.
- Eres demasiado ruidosa, y no eres nada buena ocultando tu olor - pronuncia sonriendo.
- ¿También... También están los demás?¿ Habéis venido todos a buscarme?
- No, que va. Están todos de caza. Pensé que iba a ser un héroe para madre si te encontraba primero, me recompensará y así olvidará el pequeño incidente con...¿Cómo se llamaba? ¿ Manuel?
El cuerpo de Anna se estremece al recordar a Manuel, aquél chico de mirada lánguida y pintas de bohemio. Su primer novio. Su primer amor real.
- Aquí no puedes cogerme, las puertas están cerradas.
Raúl sonríe de nuevo y le enseña unas llaves, las hace sonar como si fuera un sonajero.
Anna se pone nerviosa y comienza a dar patadas a la puerta del coche pero lo único que consigue es hacerse daño en los pies.
Raúl sin perder la paciencia sigue hablando - Ese estúpido policía ni se ha enterado de que le quitaba las llaves - resopla y repite - estúpido, ni me ha visto venir.
Raúl abre la puerta del coche y suelta el freno de mano.
- Mira que te digo veces - su voz dulce deja paso a un tono de reproche - puedes huir, esconderte, da igual. Siempre te encontraremos uno u otro. El tiempo carece de importancia para nosotros en cambio para ti...
Las ruedas del coche comienzan a rodar lentamente por el asfalto.
- Es una pena que acabemos así Anna, eras mi hermana favorita y ...la más jugosa.
- ¡Sal del coche despacio y no hagas ningún movimiento brusco!
La voz de la agente Mónica suena detrás de Raúl, el cañón de una nueve mm. parabellum mira directamente a su nuca.
- Crees que me asustas con ese juguete, no me matarás con eso.
Raúl abre la boca y de debajo de su lengua aparece un gran aguijón, babeando se abalanza sobre Mónica pero es más rápida y le dispara justo entre las cejas. Raúl cae al suelo de espalda.
Anna grita desde el asiento de atrás - Así no lo matarás solo harás que se enfade aún más.
Anna grita y llora.
Mónica vuelve a entrar en el coche busca debajo del asiento del copiloto y agarra una pequeña hacha.
- ¡Mónica! - grita Anna desde dentro.
Mónica mira a su espalda y ve como Raúl está de rodillas intentando levantarse.
Un río de sangre cae al suelo dejando su hilera por el rostro severo de Raúl - ¿ Sabes lo que va a tardar en cicatrizar esto?
Mónica alza el hacha y le asesta un golpe en el cuello, la cabeza de Raúl rueda por el asfalto. El hacha queda incrustada en la puerta trasera del vehículo. Entra en el coche, con las manos temblorosas apenas consigue mantener el control.
-¡ Ahora ya no habrá perdón para nadie! Da igual a donde vaya, me encontrarán y te mataran a ti también - sollozaba Anna una y otra vez.
Tras conducir dos horas en silencio por carreteras comarcales tan sólo acompañadas por los sollozos de Anna y el ruido de los neumáticos sobre el asfalto desgastado, llegan a un pequeño pueblo de unas cincuenta casas rurales , la mayoría derruidas.
Se siente en el ambiente el abandono del lugar.
- Bonito pueblo - dijo Anna irónica - aquí nos mataran sin tener un solo problema.
- ¿No te gusta el lugar? Este es el pueblo de mi madre, aquí pasé mi infancia, no hay un solo rincón que no me conozca, ¿ves ese bosque de ahí delante? Antes llegaba a los pies de la casa, pero como los lobos devoran el ganado han construido esa especie de llanura.
- Qué divertido- comentaba Anna sin un ápice de emoción - ...historias de pueblo...
-Por lo menos aquí estarás a salvo, nadie sabe que estamos aquí.
Al entrar en la casa un olor a humedad y pintura llenan los pulmones de Anna que le provoca una tos nerviosa, Mónica sube por unas estrechas y angostas escaleras - Ahora te bajo un vaso de agua, tú ponte cómoda.
Los ruidos del campo nocturno se escucha en el exterior.
- ¿Mónica, aquí vive alguien?- pregunta Anna que intenta distinguir los ruidos del campo.
- Nadie, sólo un par de familias pero sólo vienen en verano y algún que otro campista... ¿Quieres té o leche? ¡Anna!...¿Anna?
Mónica baja las escaleras corriendo al no oír respuesta, pero sólo se encuentra a Anna durmiendo sobre una de las camas, abre un baúl y coge una manta de colores que simula la piel de una vaca, delicadamente se la echa por encima.
- Buenas noches, pequeña.
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Anna "Desde la sangre "
Vampire"No es como ellos, pero se mueve como ellos, caza como ellos y siente como ellos "