1. La teoría del piloto automático

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Eran las tres de la mañana en un amplio apartamento de la ciudad de Barcelona. Los 7 amigos que vivían juntos dormían tranquilamente hasta que uno de ellos caminó hacia una de las habitaciones. 

Alejandro descansaba tranquilamente luego de haber tenido un largo día. Estaba exhausto y lo que más quería era dormir, y así fue durante un rato hasta que irrumpieron en su habitación. 

Karel, era amigo de todos los integrantes de la casa y comenzó a vivir con ellos luego de haber aparecido tras mucho tiempo sin contacto con ellos. Este irrumpió en la habitación de Alejandro, borracho como una cuba y con una botella de ginebra en la mano. Encendió la luz y se acercó a la cama de Alejandro. 

ーAlejandro tienes que... ーdijo Karel para caerse de cabeza al suelo derramando parte de la ginebra al suelo. 

Con solo encender la luz fue suficiente como para despertar a Alejandro, pero escuchar hablar a Karel le hizo levantar la mitad de su cuerpo y ver a Karel en el suelo, quien trataba de incorporarse. 

ー¿Qué? ¿Qué, Karel? ¿Qué pasa? ーdijo Alejandro medio dormido. 

ーTengo una sorpresa, Ale. ーdijo Karel apoyándose en la cama. 

ーSon las tantas de la noche, ¿a que viene esto? ーdijo limpiándose los ojos para así poder ver con claridad. 

ーVenga, que tengo una sorpresa. Vamos, deprisa. ーKarel se puso en pie y desarropó a Alejando mientras le estiraba del pie. 

ー¡No tires tan fuerte! ーexclamó Alejandro al sentir el tirón que su amigo le daba. 

ーNos vamos, nos vamos. Hay que largarse, vamos tengo una sorpresa, Ale. ーseguía diciendo Karel mientras le estiraba. 

Karel fue al garaje con la que la casa gozaba y en el había un platillo volante con ruedas hecho de trastos que uno podría encontrarse en un basurero. Alejandro no tuvo ni tiempo de preguntar que era aquel vehículo, ya que Karel le metió dentro, luego el se sentó en el asiento del conductor y sorprendentemente el platillo arrancó. 

Abrió la puerta del garaje y el vehículo no solo circulaba, sino que comenzó a volar. En menos de un minuto ya sobrevolaban la ciudad de Barcelona a velocidad de crucero de avión. 

ー¿Que te...? ¿Que te parece este vehículo volador, Ale? Lo he hecho con trastos que he encontrado. ーdijo Karel quien miraba con confusión el horizonte. 

ー¡Es de locos! No se como coño has hecho esto, ¡pero sería mejor que no lo condujeras borracho! ーle espetó Alejandro. 

ーPfff, ¿que dices? Po... Podría conducir esto con los ojos cerrados. Por eso... Por eso nos vamos a Japón. ーle reveló Karel. 

ー¡¿Que?! ¿Cómo que a Japón! ーdijo Alejandro asustado, ya que en ese momento, no solo estaba incomunicado, sino que se encontraba en pijama. 

ーVamos a ir a allí y vamos a empezar de nuevo, Ale. 

ー¡Que eso es una locura! 

ーVamos, Ale, relájate, Ale, todo va a ir bien. Allí podrás tener un rollete con una milf japonesa, que para ellos nosotros somos símbolos del sexo. 

ー¿Que dices? ¿Que milf? ーdijo Alejandro sin entender. 

Karel soltó el volante, rodeó a Alejandro con el brazo y le dio un trago a su botella de ginebra.

ーVerás, quiero que tengas a alguien, ¿sabes? Todos tienen sus parejitas y sus mierdas, por eso no quiero que te pierdas eso. Esa es la sorpresa, Ale. 

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