Capítulo #2: Tenemos a un nuevo personaje

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Pete mordió con fuerza la almohada blanca, sintiendo cómo su cuerpo se movía de un lado a otro mientras Vegas le penetraba profundamente. La máscara le molestaba un poco en la cara, pero esa molestia parecía inútil cuando le temblaban las piernas y apenas podía contener los gemidos.

—M-más despacio... por favor... —pidió, torpemente, mientras buscaba aliento en medio del sexo.

Vegas rió, y frenando, agarró con fuerza la cintura del novato.

—¿Cuál es el problema, corazón?

—Voy a correrme si sigues así —confesó Pete, girando la cara para mirarle. Lo único que podía ver eran los ojos de Vegas detrás de la máscara, a los que parecía no importarles lo que decía —No quiero correrme todavía.

—Entonces vas a tener que trabajar duro —habiendo dicho eso, Vegas golpeó con fuerza el culo de Pete, empujando sin piedad de nuevo dentro de él.

Y Pete pensó, sin exagerar, que aquel era el mejor polvo de toda su vida. Luchó por mover su cuerpo contra el de Vegas, y se atrevió a mirar a la cámara que tenía al lado, feroz y caliente. Su boca entreabierta le hacía aún más sexy. A Vegas le encantaba ver todo ese exhibicionismo, esa comodidad y ese atrevimiento.

Justo cuando los dos estaban a punto de llegar al orgasmo, Pete pidió:

—Bésame.

Vegas se rió, y entonces tiró con fuerza de los mechones de pelo, acercando la cara del novato a la suya. Empujó despacio, pero con fuerza. Pete iba a correrse, y mucho.

Pero no podía sentir los labios de Vegas. Y tampoco se corrió. Cuando abrió los ojos, sobresaltado, se dio cuenta de que estaba soñando y de que Milk y Porchay lo observaban con ojos sorprendidos y un tanto juzgadores desde la puerta de su habitación.

[...]

Pete sabía que estaba siendo juzgado. Aquel era el peor desayuno de su vida, sobre todo porque sus dos mejores amigos estaban allí de pie, en absurdo silencio, mirándolo como si fuera un asqueroso extraterrestre que invadía el apartamento. Lo único que había hecho, y aun inconscientemente, era haber tenido un sueño erótico con un chico. Quizá había gemido un poco fuerte y se había frotado contra la almohada, pero eso eran detalles aparte que no hacía falta poner sobre la mesa para discutirlos.

Lo importante aquella mañana era que no sabía exactamente cómo iba a comunicar a sus mejores amigos que tres días después iba a salir con Vegas a grabar un vídeo pornográfico para una cuenta de Twitter. También necesitaba saber si iba a quedarse a dormir en casa de Vegas, o simplemente grabarlo e irse. No entendía muy bien cómo funcionaba el antes y el después. No recordaba haber pensado en grabar un sextape en toda su vida. Y si lo hizo, nunca imaginó que sería una realidad.

—Dudo que jamás hayan tenido un sueño erótico en sus vidas —se quejó finalmente Pete, tras sentir que se derrumbaría si sus amigos guardaban silencio un minuto más —¿Quieren dejar de mirarme así, por favor?

Milk fue la primera en encogerse de hombros, pero en su cara se veía claramente las ganas que tenía de reírse en cuanto su amigo abrió la boca.

—Vale, entonces tengo que preguntar... —suspiró Porchay, tenso, y luego continuó —¿Cuánto hace que no tienes sexo de verdad?

Pete parpadeó, sin dar crédito a lo que acababa de oír.

—Estás de broma, ¿verdad?

—De verdad, Pete. La forma en que estabas en la cama... —Porchay trató de encontrar palabras para describir lo que veía sin ofender a Pete, que ya se sentía incómodo con el tema —Es muy preocupante. Quizá deberías pedirle una cita a ese chico de economía. A su amigo también, por cierto. Podríamos tener una cita doble.

11 O'Clock [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora