Multimedia: Karen.
Pude observar claramente su rostro entre la oscuridad, sus ojos fríos y nublados incitándome a gritar mientras que la sonrisa sarcástica que adornaba su rostro poco a poco desaparecía. Cerré los ojos esperando a que la imagen desapareciera de mi cabeza y cuando volví a abrirlos, por suerte, ésta se había esfumado. Me levanté de la cama repleta en sudor y con el corazón latiendo erráticamente, me vi forzada a llevarme la cabeza dentro de las piernas para poder retomar el oxígeno. Incluso ahora, la imagen siguió repitiéndose frenéticamente, una y otra vez, atormentándome y ahogándome. En el momento menos indicado, el teléfono local de mi departamento sonó, cuya melodía me pego un susto tremendo. Salí de la cama aún impactada y también he de admitir, asustada. No creía en esas cosas de fantasmas y demonios, la verdad no sabía en que creía pero lo único que sabía, era que esos ojos y esa sonrisa llevaban atormentándome por días. ¿La razón? Realmente la desconocía, e incluso sentía la curiosidad de saber de dónde provenía dicha imagen, no reconocía al hombre que aparecía en mis sueños, aunque de hecho, lo único que parecía visible en mi pesadilla eran sus ojos y aquella endemoniada y sarcástica sonrisa.
Entre la penumbra del living de mi hogar me veo obligada a tantear en la mesa a juego con mis sofás en busca del aparato, cuando conseguí tomarlo me lleve una mano al pecho, aún sintiendo la velocidad de mis latidos. Pronto, esta sensación se intensificó al escuchar la voz a la otra línea del teléfono.
-Karen, ¿estas ahí? ¡Te llamaba para decirte que Max y yo tendremos que llegar un poco tarde a tu casa para irnos, se nos presentó algo importante antes de partir, ¿esta bien? -entrecerré los ojos y respiré e exhale unas cuántas veces sólo para no lanzar el teléfono directamente a la pared. ¿Para eso me llamaba a las 3 de la mañana?
-Maldición Ava, ¿sabes que hora es? Son las 3 de la mañana, me acabo de levantar de la cama sólo para saber eso -gruñí de mala gana, dándome cuenta de que mis manos estaban temblando-. Pero sí, está bien, te esperaré. Ahora, adiós.
Colgué el teléfono y entonces me dirigí directamente a mi dormitorio, rogando porque aquellos ojos desaparecieran de mi mente antes de caer profundamente dormida.
**
-¡Vacaciones, allá vamos! -gritó eufórica mi amiga Ava, cumpliendo su sueño de salir por la ventana superior de mi automóvil. Crucé miradas a través del espejo retrovisor con Max, quién se encogió de hombros a modo de disculpa.
-Ava, por amor de Dios, ni siquiera hemos arrancado el auto -Alcé las cejas aún cuando ella no podía verme, deslizando mis dedos a sus brazos, tratando vagamente de postrarla de nuevo en el asiento del copiloto.
Impacientemente, Ava soltó un suspiro de resignación mientras se deslizaba de nuevo en el asiento. -Estoy pensando seriamente en golpearte en el rostro, Karen. Son vacaciones, lo cual significa que debemos relajarnos, ¿acaso no querías escapar de la tensión de estudiar medicina en una de las mejores universidades del estado? -dijo ella, como si estuviera cometiendo un error garrafal. Quizás no quería aceptar el hecho de que ella tenia razón, o quizás era el hecho de que aun me encontraba eufórica con respecto a lo que me había pasado esa noche, aunque, siendo sinceros... ¿que podría pasarle a Ava? ¿Algún loco vendría y la degollaría fuera de la ventana superior del automóvil? En realidad, necesitaba dejar las películas de horror.
Me golpeé mentalmente a mí misma ante el hecho de que la imagen de una Ava degollada se estaba formando en mi mente, me estaba volviendo loca y como ella misma había dicho, necesitaba relajarme.
-Lo sé. Y, uno, no es una de las mejores universidades del estado, es solo una universidad -rodé los ojos en un tono meramente casual, Ava se burlo de mi con Max, quién solamente se dignaba a leer un libro en el asiento trasero.
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Coney Island [h.s]
FanfictionUna isla peligrosa, llena de secretos. Y dos hermanos sedientos de sangre.