Noche dorada.
Luego de un viaje en auto de más de dos horas, la entrada de una lujosa casa se encontraba a algunos metros de mi.
El señor Harper, un amigo de mi padre, había invitado a mi familia a pasar el año nuevo juntos.
Era la primera vez que iba a entrar en ese lugar, aunque mi padre ya me había hablado de este en algunas ocasiones, por lo que ya lo sentía cercano de alguna manera.
A mi madre no se le hizo muy simpático el pasar año nuevo con alguien que no sea de la familia, lo que explica que no haya agregado una sola palabra en todo el viaje.
Mis padres eran como polos opuestos, al menos yo siempre los he visto de esa forma, mientras que mi padre era más como un alma libre que buscaba disfrutar, mi madre por otro lado era bastante más conservadora en lo que diversión se refiería. Pero de todas maneras amaba a los dos.
Cuando mi padre encontró un lugar para ubicar el auto, abrí la puerta emocionada para encontrarme con un hermoso y extenso patio decorado con miles de luces, era precioso. En el centro se encontraba una fuente de agua que tenía una forma de luna en su punta.
Mientras que mi madre contemplaba los rosales junto a mi padre, yo aprobeché para darle una mirada a mi vestimenta. Llevaba un vestido de seda que llegaba hasta mis rodillas, color dorado, con escote y pequeñas flores en la terminación. Llevo ahorrando desde hace algunos meses para poder comprarlo. Mi cabello largo hasta la cintura y mis zapatos de tacón eran color negro, haciendo juego con mis ojos.
Caminamos hasta la entrada, donde una gran puerta de madera nos mostraba la entrada a la casa. Mi padre sujetó mi mano y tocó el timbre que estaba a un lado.
Un hombre alto y traje elegante nos abrió, se trataba del señor Harper, de inmediato mi padre entró a saludarlo, seguido de yo y mi madre.
La casa parecía más bien un palacio, con paredes que parecían inmensas y elegantes luces colgantes. Al pasar por un pasillo, nos encontramos con una gran mesa con invitados.
Al acercarme pude notar a las personas que se encontraban en las mesas con facilidad, haciendo que saludara a cada uno.
Cuando fue momento de saludar a una señora con lentes y cabello corto, esta me miró seguido de darme una sonrisa.
-¿Cúal es tu nombre?, Dulce.
Me pareció tierno ese apodo y que pareciera hablarle a una niña pequeña, lo que me hizo soltar una risita.
-Aurora, ¿Y usted?
-Carmen, pero dime señora Ca.- Dijo acomodando su vestido negro.
Le di una amigable sonrisa y miré a mi padre, quien estaba hablando sobre un tema de negocios con el señor Harper. Por otro lado mi madre, se encontraba hablando con una mujer pelirroja en la mesa.
-¿Vienes a este pueblo seguido?- Preguntó la señora Ca.
-En realidad no, soy de Alum, queda como a dos horas de aquí. - Expliqué mientras me sentaba junto a ella.
-¡Alum!, yo viví en ese pueblo durante algunos años cuando era niña, tiene unas vistas hermosas.
-¡Así es!, me alegra que le guste- le dije con una pequeña sonrisa.
Me sentía cómoda con la señora Ca, tenía un poco de miedo de no encajar o no caerle bien a los Harper. Durante un rato estuve conversando con ella, me contó que fue difícil sacar adelante a su familia, más cuando tuvo a Harper y a su hermana. Yo le conté algunas cosas sobre mi colegio, y sobre lo que más me gustaba de Alum, sorprendentemente la señora Ca recordaba a la perfección los lugares que le nombraba.
Faltaban algunos minutos para la cena, me detuve a ver a mis padres sentados frente a mí y volví a ver a la señora Ca.
-¿Usted vive aquí?- Mi curiosidad hizo que ella me mirara y sonriera.
- Lo hago, mi hijo me dió un lugar aquí ya que tenía espacio de sobra, además, así puedo ver a mi nieto las veces que quiera.
-¿Tiene un nieto?
-Ya es todo un adolescente, pero siempre será un pequeño para mí.
Me pareció dulce como hablaba de él, me pregunté si vendría a cenar con nosotros, claro, el vive aquí, no creo que se fuera a comer unas papas fritas a algún lugar.
De pronto me dí cuenta que ya todos estaban sentados en sus lugares, pero noté que había una silla vacía, deduje que era para el nieto de Ca.
-¿Su nieto no debería de estar en la mesa?
-Tienes razón, ya casi está la cena- hubo un breve silencio entre ambas.
-¿Por qué no vas a buscarlo?, debe de estar en el patio- dijo.
-¿Yo?
-Claro, además, le gusta conocer gente nueva.
Ca. me guiñó un ojo lo que me hizo soltar una risita.
-Está bien, yo voy.
Me levanté de la silla y rodeé la mesa para ir hacia el patio, noté que mi padre me miró de una forma extraña, de todas maneras crucé de nuevo el pasillo y abrí la puerta.
Me encontré de nuevo con ese hermoso jardín, pero, ¿donde se supone que estaba su nieto?
Yendo hasta el fondo noté una casita del árbol entre los arbustos, de niña tenía una gran fascinación por estas, por lo que la misión de encontrarlo podría esperar unos minutos, ¿verdad?
Llegué hasta las escaleras, era más grande de lo que se veía desde lejos, tenía la pintura algo desgastada por lo que debía de ser algo antigua. Empecé a trepar con cuidado para que mi vestido no se rompiera, al llegar a la puerta note un cartel el cual decía "No entrar, peligro extremo", ¿qué era lo peor que podría pasar?, no creo que el mundo termine por entrar allí.
Abrí la puerta para encontrarme con una pequeña cocinita, y otra puerta que parecía llevar a un pequeño balcón.
¿En serio?, ¿esto era el peligro?
Con cuidado me moví hasta la puertita que llevaba al balcón. Este era pequeño pero tenía un pequeño sillón posicionado exactamente hacia la luna y una mesita con un refresco en ella, un refresco a medio tomar. ¿Acaso alguien seguía viniendo aquí?
-¿Qué estás haciendo?
La voz de alguien detrás de mí me hizo retroceder.
Era un chico castaño que tenía puesto una camisa blanca y corbata negra. Su cara no parecía muy feliz de verme ahí.
-¿Quién eres tú?- dijo él.
-¿Tú quién eres?- repetí su pregunta.
-Yo pregunté primero.
-Soy Aurora.
El chico se acercó a mí agarró su refreco y tomó un sorbo. Al parecer le gustaba el misterio.
-Ciro Harper, es un placer.
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