Juego de roles

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El sadomaso perdió su efecto un par de años después de que comenzamos a salir.

A Toby y a mi siempre nos había aburrido todo lo predecible y liviano referente al sexo, así que cuando sugerí juegos de asfixia una noche y él accedió, me sentí estática. Lo amo tanto, y es bastante provocador estar en situaciones peligrosas con alguien a quien le tienes confianza y aprecio. Me excito simplemente por la ironía. La primera vez que lo hicimos, pasamos toda la noche despiertos, ruborizados por el éxtasis y el placer. Así que, obviamente, lo intesificamos: ¿quién no lo haría? El juego de asfixia se tornó en ahorcamientos, lo cual pasó a casi inducir desmayos y todo en esa línea.

Nunca fue físicamente abusivo. Nos amamos y sabemos lo que estamos haciendo. Por eso me sentí tan cómoda y tranquila al pedirle que me encerrara en el baúl de su auto por media hora. Me quedé ahí, amarrada y atrapada en la oscuridad pensando en lo que le haría, y cuando escuché la llave girando el seguro, casi sangré al enterrarme las uñas en mis palmas por la anticipación.

Mierda. Le dije que fue increíble. Cuán excitada me puso.

El baúl se convirtió en un cajón, que al final se convirtió en un ataúd improvisado en el garaje. Él no me creía cuando le decía lo excitada que me ponía el estar atrapada, impotente, y sentir que no era más que una prisionera esperando a ser reclamada por su amo.

Una vez que Toby adicionó el cloroformo, no pude creer cómo no habíamos pensado en ello antes. Estar medio consciente... ¿violada sin correr peligro? Por dios. Algunas personas nunca lo entenderán.

Anoche, le dije a Toby que quería cambiar de roles. Él dijo que estaba bien. Lo abordé cuando llegó a casa, trapo en mano. Lo vi sonreír cuando me notó de reojo mientras cubría su boca.

Llevarlo al ataúd fue difícil, pero valió la pena.

Dos horas más tarde, me encontraba cubierta en tierra y adolorida. Mi aliento contrastaba pesadamente bajo la luz de los faroles de mi auto. Dos metros es más profundo de lo que esperarias. Pero valió la pena. Y lo valdrá aún más cuando despierte, desnudo, y se comience a masturbar en el cajón, solo para descubrir una linterna y la nota que le escribí.

El viaje de regreso a casa es de una hora, pero valdrá la pena.

Y lo valdrá aún más cuando cabe un agujero la semana siguiente para esa mujer que tiene.

Media hora en un baúl no es nada cuando sabes que tu esposo ha estado cogiéndose, durante seis meses, a una chica que conoció en línea.

Ahora bien, actuar como si fueras fanática del sexo extremo e irlo intensificando casualmente durante los últimos cuatro meses... eso es un poco difícil.

Pero he aprendido una lección valiosa. Si vas a ser infiel, no uses tu palabra de seguridad para el sexo como la clave de tu celular.

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