Capítulo 5: Prueba de fuego

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- Mierda... Debo estar muy borracha... Esa cosa... N-no puede ser real...

La ex modelo número uno del mundo, Tsunade Senju, se encontraba contemplando el pene flácido de un niño intruso. La expresión atónita de la mujer indicaba lo sorprendente que era aquel miembro.

- B-bueno... Como sea... ¿Qué esperas? Te dije que te masturbes...

- Yo no... - Cubrió su pene con sus manos - ... Por favor no me obligue a hacerlo...

- Si no me obedeces... Yo te... Bueno... Te m-mataré... - Mencionó observando hipnotizada el miembro del pequeño - ... ¿Q-qué esperas? ¡Hazlo!

El niño con muchas dudas decidió entonces comenzar. No parecía estar disfrutando mucho lo que hacía pero solo así podría salvar su vida.

- Ah... Aaah... - Gemía el pequeño.

La mujer solo le observaba, pensando para sí misma.

- (No puede ser real... Esa cosa... Debe ser solo el alcohol... Pero... ) - La mujer no pudo evitar relamerse al ver al niño darse placer - ¿Cómo... Te llamabas?

- D-Danny, señorita... Aaah... - Decía sin dejar de masturbarse.

- ¿Danny, eh?... Danny... Danny, Danny, Danny... Danny... - Decía sin poder pensar claramente. - Creo que... Ya puedes-

El niño le interrumpió sin quererlo, dejando salir una gran carga de semen de su pene, ahora erecto.

- ¡Ah! ¡Aaaah! Aaaah... Cielos... Fue mucho... Aaah...

La mujer atónita observó aquella escena. Un niño tan pequeño, con un miembro monstruoso, y produciendo tanto semen. Era imposible.

- Eso... Fue... ¿Eh? Oh, ¡mierda! ¡Mira lo que hiciste! - Dijo molesta señalando algunas gotas de semen en su bata. - Maldita sea, ¿sabes lo que gasté en esta cosa para que vengas tú y lo arruines así? ¡Agh! - Procedió a quitarse su bata, quedando en bikini otra vez por completo. - Pero... Hiciste un buen trabajo... Buen show, Danny... Me has impresionado... Y eso no lo hace nadie...

- G-Gracias... Y lo siento por su bata, señorita...

El niño tomó asiento en el suelo, tomando aire para recuperarse. Su estómago entonces rugió muy fuerte.

- ¿Eh? ¿Quieres comida? Bueno, supongo que te daré algo. No quiero que mi nueva mascota se muera de hambre.

- ¿M-mascota?

- Come. - Le dijo lanzando unas barras de chocolate y una botella de agua. - Puedes tomar las que quieras de la alacena. Vamos, come ahora antes de que me arrepienta.

- ¡S-si! ¡M-muchas gracias, señorita!

El niño devoró la barra y se acabó la botella rápidamente. Se notaba el mal estado físico en el que se encontraba y lo poco que habría comido en estos días. Al terminar, corrió a la alacena y continuó comiendo todo lo que pudo. La mujer solo le miró.

- (Es como un perro desesperado por más... Ah, mierda, creo que me quedaré dormida... No, no... Quiero estar despierta...) - La mujer se recompuso para ir a su habitación, no sin antes darle unas palabras al niño. -  Escúchame... Te daré una oportunidad... Solamente una... Si me fallas, le diré a la policía que intentaste robarme y me aseguraré de que pases varios años encerrado. ¿Entendido?

- ¡S-si! - Exclamó el niño sin prestarle mucha atención por el hambre.

La mujer sin darle mucha importancia se fue a su cuarto, cerró la puerta con seguro y se quedó dormida. El niño luego de comer y ya con varias energías, viendo que la mujer seguía dormida, decidió solo dar una vuelta por aquella casa. Una completa mansión, con todo tipo de lujos y objetos extravagantes. Por seguridad no tocó nada, limitándose a solamente ver. Encontró una revista en el suelo. Las páginas estaban desgarradas e incluso habían agujeros de bala en estas. A duras penas se podía distinguir una imagen, aparentemente una mujer. Llena de garabatos e insultos escritos. El niño dejó la revista de lado y buscó un lugar donde poder dormir hasta que la mujer lo despertase. Encontró un lugar cómodo en la alfombra. Este se recostó y cerró los ojos. Unas horas después, Tsunade por fin se despertó. Pensaba que lo último que había visto era solo un sueño. Luego de que pasara la resaca al tomar café, por fin se dispuso a buscar al niño. Al encontrarlo en el suelo ella planeaba gritarle, pero en su lugar solamente lo cargó y llevó a una habitación extra que tenía. Sin embargo, la curiosidad no le permitió solo retirarse. Ella comenzó a desnudarlo. El pequeño no parecía reaccionar. Fue entonces que la mujer quedó horrorizada al notar tantas heridas en su cuerpo. Marcas de latigazos, cortes, y otras cosas horribles. Ella terminó vomitando. No solo por tanto alcohol que habría consumido, sino por el deplorable estado del niño, apreciable en su cuerpo entero, incluidas sus piernas. Habría estado tan concentrada en su pene que no notó aquellas marcas en sus muslos. Luego de limpiar su vómito, lo despertó.

- O-Oye... Despierta, Danny... Despierta ya... - Mencionó moviendolo tímidamente.

El niño seguía sin reaccionar. Al moverlo, ella notó su miembro flácido nuevamente. Esta se relamió un poco para luego separarse.

- (No estás pensando eso en serio, ¿verdad? Solo es... Un niño... No está a tu altura... Nadie lo estará nunca... Jamás... Él debería estar muerto... Él te tocó, arruinó tu ropa... ) - Le miró con algo de ira y estuvo dispuesta a ahogarlo con una almohada pero se detuvo - (¡No! ¡No, no! Si lo matas estarás sola otra vez. Tienes a alguien que te puede servir. Úsalo. Úsalo. Úsalo) - Pensaba para ella. - Úsalo... Aaah...

La mujer se separó un poco y decidió solo sentarse, esperando a que el pequeño despierte. Cuando por fin él se movió y reaccionó, ella, que habría estado viendolo y pensando durante todo ese tiempo, finalmente se acercó.

- Danny... Ahora serás mi juguete...

El niño que apenas estaba recuperando la consciencia le miró confundido.

- ¿E-eh? ¿Qué dijo, señorita?... L-lo siento yo no... No le escuché... *Bostezo* ¡Eh! ¡P-perdone! ¡No quise dormirme en su cama! ¡J-juraría que dormí en el piso!

La mujer solo le miró a los ojos mientras el pequeño se alarmaba por nada para después detenerlo, colocando sus suaves manos en sus manos.

- Danny... Ahora serás mi... Mi... Mi-o... - Le dijo hipnotizada para terminar su frase con un beso en sus labios, el primero en su vida.

HAREM Shotacon: El club de las modelos del anime Donde viven las historias. Descúbrelo ahora