Mrs. Cupido [Sope]

[02]

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- jimin, dame una buena razón por la cuál no debí haber ido a la biblioteca.

- no te gusta leer- soltó con simpleza.

- y ahora, dame una buena razón por la cuál no debo golpearte la cara.

-tengo un rostro hermoso - sonrío.
Para que segundos después vea a hoseok, su rayito de sol insoportable, pero su rayito de sol, llorando a mares.
-¿qué paso mi hobi, precioso? - se acercó para darle un abrazo, el cuál el pelicastaño inmediatamente lo acepto.

-tiene novia.

-¿quién?- preguntó algo confundido, no quería irse por las ramas sin saber contexto.

-y-yoongi.

- ¿el chico gato?- hoseok le dio una mirada fulminante a su amigo - ¿qué? - se encogió de hombros - asi lo conoce toda la escuela... Además, ¿acaso no parece un gato? - sonrío con burla, y hoseok lo volvía a fulminar - ya está bien, el chico hermoso, rey de los sueños de mi mejor amigo.

- solo yo lo puedo llamar hermoso. Y rey.

-eres algo posesivo ¿no crees? - hobi asintió con algo parecido a... ¿Orgullo?, si, sin duda asentía orgulloso - y también su novia.

El pelicastaño volvió a llorar de nuevo, algo que hacía al rubio enfadarse, no le gustaba ver a su mejor amigo llorar.

- los viste besándose - hoseok negó - agarrados de la mano - volvió a negar - los viste haciendo cosas ridiculas, absurdas de gente tercermundista y demasiado clichés para la gente normal que no ve el mundo color de rosa.

- estaban abrazados - sonó su nariz en la ropa de jimin.

-agh que asco.

- lo sé, lo mismo sentí...

- no me refiero a eso, me refiero a que manchaste mi camisa favorita con tu nariz - hoseok pellizco el brazo una y otra vez del más bajo - agh, duele, ya... Calmate un poco - hoseok lo empezó a seguir para continuar con la rutina de pellizcos - ¡ya!, ¡cálmate hoseok!

Jimin estaba apunto de comenzar a llorar, hasta que notó como cierto pelinegro entraba al salón.

Lo bueno de que ellos tres -es decir hoseok, yoongi y jimin- fueran en el mismo salón.

Jimin tomó el rostro de su mejor amigo que lo hiba siguiendo desde hace un rato y lo giró para que su vista diera hasta el pelinegro que se acababa de sentar, lo cuál el rostro de pelicastaño empezó a enrojecer en un color tomate.

- sabes - murmuró jimin junto a su oido - nosotros nos abrazamos todo el tiempo, y no creó que ningún idiota sin cerebro allá dicho que somos novios.

Las palabras de jimin lo dejaron pensando por una infinidad de segundos, mientras su mirada seguía pegada en la espalda de aquel pelinegro.

Algo le decía que aquel abrazo que se había dado su amor platónico con aquella chica, no era uno común y corriente, no era de amigos, había algo más especial, una chispa quizás, un sentimiento por que aquel abrazo reflejaba muchas cosas, cosas que él no podía asimilar muy bien.

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