La cuna del monstruo

Recordando viejos tiempos

"Corre mas rápido" me dije a mi misma. "Vaya, que luna tan hermosa" pensé mientras corría por el camino que va a mi casa, de hecho es hermosa, aunque aun no fuera luna llena, eso seria en tres días y se vería aun mas hermosa que ahora. Aunque fuera corriendo y el movimiento distorsionara la imagen, pude ver que era creciente y que lograba iluminar mi camino, esa estrella que la acompaña siempre, me recuerda mucho a alguien, pero no recuerdo a quien.

También el camino es muy bonito, con su calle de piedra que me hace tropezar de vez en cuando, y el bosque alto que lo rodea. Ese bosque en mi casa me protege, pero aquí solo sirve de escondite para lo que me ataca. Solté un suspiro de frustración, no era momento de pensar en lo bonito que era todo mientras unos perros demonio te persiguen a ti y a tu mejor amigo por intentar agarrarlos, para eso abría tiempo después. Mientras corría fui tomando unos de mis cuchillos que estaba oculto en mi falda, la verdad no se por que siempre lo traigo conmigo, cuando era pequeña aprendí a usar la espada y el cuchillo, tampoco se por que, solo se que siempre tengo un presentimiento de que debo traerlos conmigo, aunque ahora que lo pienso no era buen momento para seguir con el uniforme de la escuela, otro suspiro de frustración. Me caí.

-¡Cuidado!- grito Aarón detrás de mi al tiempo en que sacaba su cuchillo y lo lanzaba al lado de mi justo en la cabeza del perro que estaba por morderme. Me levante y mire atónita al perro muerto que casi me muerde. Aarón llego segundos después jadeando por el recorrido, tomo su cuchillo y me agarro del brazo obligándome nuevamente a correr. Reaccione y comencé a correr a su lado-¡Corre! que no es el único-me grito alarmado cuando llegábamos a la verja de nuestra casa.

Comenzamos a jalar hacia un lado y el sonido que produjo nos inundo y me dio escalofríos"Maldita reja" pensé. Vi de reojo como los perros se acercaban lentamente a nosotros como si fuéramos su presa, y de hecho lo eramos. Cuando hubo una brecha lo suficientemente grande en la reja. La cruzamos sin pensarlo dos veces. Una vez adentro comenzamos nuevamente a cerrarla, los perros al ver se lanzaron a cruzar.

-¡Cierra la reja! yo los detengo- le grite a Aarón, asintió rápidamente mientras empujaba la reja. Me puse delante de el al tiempo en que uno de los perros lograba cruzar, inmediatamente se lanzo a por mi. Saque mi segundo cuchillo justo a tiempo para bloquear la primera arremetida del perro, vi de reojo como otro perro alcanzaba cruzar justo cuando Aarón cerraba la reja y sacaba su cuchillo, no pude ver mas por que el perro que estaba deteniendo alcanzo a morderme la mano. Lo ultimo que recuerdo es que me quite el perro de encima y corrí hacia el roble blanco donde ocultaba mi espada, la tome y regrese rápidamente para atravesar los dos perros que nos atacaban, después me llego un dolor punzante en la mano y solo vi sangre.

-¡Samarah!- escuche gritar a Aarón.

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Desperté con la luz del día, espera ¿luz del día? me levante de golpe, un dolor punzante en mi cabeza hizo que volviera a caer en la cama.

-Es mejor que no te levantes-escuche decir a Aarón, lo busque con la mirada alrededor de la habitación hasta que lo encontré recargado en el marco de la puerta, me observaba atento con sus ojos morados, esos ojos sobrenaturales que tanto me gustaban, quien sabe por que el y su hermana tenían los ojos de ese color, eran anormales y a la vez naturales. Muchos científicos habían tratado de hacer experimentos con ellos, pero nunca pudieron por que cada vez que lo intentaban ellos se defendían. Intente incorporarme, gemí, el dolor de cabeza era aun mas fuerte.

-Te he dicho que no te levantes, uno de los perros te ha mordido y tardaras por lo menos otro día en recuperarte -mire mi mano - no te preocupes el daño en la mano casi esta del todo curado, pero el veneno fue mucho, es la primera mordida en 10 años, hece 5 solo eran rasguños- dijo acercándose a la silla que hay a lado de mi cama.