Martes, 11:30 de la mañana ya abrían las puertas de la escuela, se respiraba el cansancio de la mayoría, y no era para menos. El año estaba por terminar y todos esperaban con ansias la fiesta de graduación.
Entrando al salón, los vi a ellos, el grupo más privilegiado y respetado de la escuela, los populares.
Cinco chicos que podían hacer todo con tan solo una mirada todos caían a sus pies.
Max, así lo llamaban, un chico alto y hermoso, perfecto a la vista de mis ojos. Cabe decir que yo estaba profundamente enamorada del desde el kinder.
Catalina, novia de Max, una chica alta y con un estilo que muchas trataban de imitar, tan bella, aunque era la novia del chico que yo deseaba hace años, no podía odiarla ya que sigue siendo una buena persona como el día en que la conocí.
Luna, una chica extremadamente extravagante, ese no era su verdadero nombre pero todos solían llamarla así.
Era de esas chicas que siempre estaban castigadas por llevar piercings o expansiones, hermosa, simpática y siempre con una sonrisa sincera, aunque esa sonrisa había desvanecido un poco últimamente tras el rompimiento con su novio Travis. (Que nada tiene que ver en la historia).
Anton, un chico muy bello, piel clara al igual que su cabello, sonrisa de Ángel y una pizca de sensualidad que no todo hombre sabe como explotar.
Carla, novia de Anton, hermosa, piel palida y unos ojos perfectamente delineados, siempre llevaba ropa que no todas podían lucir de una forma tan bella como ella lograba hacerlo.
5 chicos que marcaban tendencia desde el kinder, ya que hasta la fecha nunca mas se han separado.