Tomé asiento esperando a que la clase comenzara mientras escuchaba como planeaban el fin de semana
- hagamos una fiesta en la piscina, decía Catalina.
- Mejor vamos al cine, dijo Luna.
- Y si nos reunimos en mi casa a tomar un poco de alcohol?, dijo Max.
- Eso solo lo dices porque quieres follar con tu novia y quieres emborracharnos con la intención de que no les prestemos atención, dijo Carla.
Reí. Pero era imposible que me escucharan, digo, cosas de populares.
Todos rieron, menos Anton, el solo dormía en su asiento con su parca extremadamente gigante, pero a el se le veía absolutamente bien.
Comenzó la clase y deje de poner atención a sus asuntos.
Ya habíamos salido a recreo pero yo decidí quedarme a terminar la tarea que el profesor había dejado.
Los vi salir, Carla de la mano con Anton, Luna discutiendo con Travis por celular y Max abrazando tiernamente a Catalina.
A veces me gustaba imaginarme que era su novia, podía sentir lo tierno y atento que era con ella. Pero no era mi caso.
Digo, ella es sexi, divertida y un poco ruda. Y bueno yo soy invisible, pero me siento bien.
Por otro lado veía a Carla y recuerdo que ella fue quien me hablo por primera vez en el kinder, aun sonreía al recordar como jugábamos a las Barbies.
El resto del día no me fije en ellos, porque tuve muchos deberes.
Pero en el almuerzo paso algo lindo e inesperado, me invitaron a almorzar junto a ellos.
Sentí la mirada expectante de todas las personas que se encontraban en el casino, aunque pensé que querían jugarme una broma, acepte.
- Te vimos observándonos en la mañana, dijo Luna.
- Nos pareces una chica muy interesante, aunque compartes muy poco, siguió Anton.
- Que va, te gustaría salir con nosotros el fin de semana que viene? Pregunto Catalina.
Me sentí emocionada y a la vez rara. Los chicos populares, un grupo donde siempre soñé estar ¿invitándome a salir con ellos?
- Iremos a cenar y tal vez por unas copas luego ¿aceptas? dijo Carla.
Acepte.
- Tengo que ir con vestido o algo así? Pregunte.
Rieron y yo reí con ellos
- Puedes ir como tu quieras, dijeron a coro.
El almuerzo y el resto del día fueron serenos, no volví a hablar con ellos mas, pero si nos intercambiábamos miradas y reíamos de las mismas cosas. Me sentí especial.
