Hielo

265 33 5
                                    

Rápido y sin dolor
Déjame respirar.


Amar a alguien implica amar a sus demonios.

Es difícil cavar tanto en el alma de alguien, pero lo es más quedarse después de ver que hay en la profundidad.

Había sido un aficionado de todo aquello que es diferente a la vista, pero nunca pensó o planeó que su interés cayera en alguien, especialmente en alguien como Jeon Jungkook.

Cuando se vive en un internado conoces muchos tipos de personas, costumbres diferentes, y actitudes poco comunes

Y fue en su segundo año que se le fue asignado un cambio de habitación y coincidió con quien sería el dueño de sus pensamientos los próximos meses.

Jeon Jungkook. Un chico de ojos grandes y temerosos, casi como sacado de una animación vieja de terror.

Ni siquiera sus bonitos cabellos negros cayendo desordenados sobre ellos podían ocultarlos lo suficiente, aún podía ver la oscuridad delineando bajo sus ojos.

La habitación justo al lado de la suya le pertenecía a ese chico, que le miró como si tuviera una tercera cabeza, con manos temblando para poder desbloquear su puerta, lograndolo un par de intentos después.

Jungkook era un adolescente lejos de ser sociable, en realidad no hablaba con nadie, sabía que asiste a terapia tres veces a la semana por la tarde cuando la jornada de clases habían terminado, de esa manera podía verle a través de la mirilla pasar.

Kim Taehyung no era la persona más cuerda sobre la tierra tampoco, el internado Mariposa se caracteriza por tener atención psicológica con todos sus estudiantes, prestando todas las oportunidades posibles para todos.

Incluso estaban obligados a asistir a una sesión con algún psicólogo de la institución mínimo una vez por semana.

Podía encontrarlo de vez en cuando en los pasillos, siempre temblando, sobando sus manos o sacudiéndolas con nerviosismo, con un miedo constante impregnado en su rostro.

No hablaba con nadie, pero no era como que alguien se acercara a intentarlo. Estaba solo todo el tiempo que le era posible, huyendo de todo y todos cada que podía.

Suponía que su color favorito era el turquesa, es el único color que manchaba su vestimenta siempre de colores negros y grises porque sus agujetas eran turquesa.

Parecía que le gustaba dibujar y escuchar música, su cuaderno de dibujo y sus auriculares jamás le faltaban día con día.

A veces faltaba a clases y, según su historial académico, es menor que él por un año y tiene algunas calificaciones excelentes y otras no mucho.

-¿desde cuando conoces a Jeon Jungkook?-

La pregunta interrumpe sus extensa plática sobre el mencionado, parpadeando lentamente.

-hace dos semanas, cuando me cambiaron de habitación.- y se confunde cuando al responder, la doctora Leah anota en su libreta.-¿hice algo mal?-

La doctora acomoda los anteojos sobre el puente de su nariz, suspirando y mirándolo con atención. -Taehyung, me has hablado los últimos veinte minutos de Jeon Jungkook y de toda su vida. Dímelo tú.-

Taehyung, con sus cabellos castañitos rizados se mueven cuando niega con la cabeza. -no estoy obsesionado con él, sólo es curiosidad. Es raro un poco, sus ojos son... grandes, mucho.-

Hielo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora