𝗦𝘂𝗰𝗸𝗲𝗿 𝗙𝗼𝗿 𝗣𝗮𝗶𝗻 - Ｃｒｉｍｉｎａｌ Ｍｉｎｄｓ

𝟭. 𝗜 𝗛𝗮𝘁𝗲 𝗖𝗵𝗮𝗻𝗴𝗲𝘀

Ｎａｒｒａｄｏｒ Ｏｍｎｉｓｃｉｅｎｔｅ

La joven pelirroja parecía extremadamente centrada en lo que estaba escribiendo que ni siquiera se dió cuenta dela presencia de su jefe en su mesa hasta que el ruido de unos papeles contra su mesa la asustaron levemente, provocando que diera un pequeño salto en su silla y levantara la mirada dispuesta a regañar a quien fuera que estuviera frente a ella, puesto que su relación con sus compañeros era increíblemente cercana, incluyendo a su superior pero esta vez no tuvo ni una ocasión digna de hablar.

-Siento lo del susto Utah, pero ahora necesito que te calles por unos segundos -La impidió hablar y la chica solo hizo el gesto de cerrar su boca con una cremallera y dejó hablar al contrario- Van a transferirte a otro departamento

-Mientras que no me manden a la morgue, yo no veo ningún problema en cambiar esta silla tan incómoda, y por supuesto tengo que poder seguir trabajar con vosotros no me van a poner con unos desconocidos -Habló la chica como si nada mientras se recostaba más en su silla mirando a su superior con una sonrisa puesto que ambos tenían puntos distintos desde lo que significaba trasladarse-

-Quieren que vuelvas a Quantico Utah -Se quitó aquel peso de encima de la forma más directa posible, sabiendo que la más joven nunca pensaría que esa propuesta iba a llegar a ella debido a que fue uno de los pocos requisitos que pidió cuando llegó a aquella comisaría-

-Has mejorado el lenguaje corporal cuando mientes, te felicito pero deja las bromas para el día de los inocentes vale? -Observó de arriba a abajo al más mayor, puesto a que durante esos años se había acostumbrado mucho a él y a su forma de actuar, por lo que sabía que no estaba mintiendo pero una parte de ella que quería que se estuviera equivocando-

-Odio esta noticia casi tanto como tú, y el resto de los agentes también lo hacen pero sabes que yo no dicto las órdenes aquí -Se acercó más a la pelirroja para después inclinarse levemente, cosa que la chica había visto que solo hacía con ciertas víctimas para demostrarles que estaban en un sitio seguro y fue aquel gesto es que le confirmó que todo eso de verdad estaba pasando y no era una broma cruel-

-Os pasáis mis condiciones por donde queréis por lo que veo -Intentó de nuevo ocultar sus sentimientos con el humor, aunque sabía perfectamente que sus compañeros no se lo iban a tragar, y su teoría se confirmó en el momento en el que sintió la mano del inspector en su hombro-

-Lo siento mucho Angie, vamos a echar de menos que nos metas en líos por aquí -Acaricio levemente la piel de la chica dibujando una pequeña sonrisa en sus propios labios, gesto que la anteriormente nombrada no pudo evitar copiar- 

-Angel, que sepas que me opuse a esto -Los brazos de una de sus compañeras la cubrieron por detrás en un abrazo y pese a que a la pelirroja no le gustaba el contacto repentino, se lo perdonó por esta vez-

-Gracias Liz, pero ni se te ocurra ponerte a llorar eh -Le dió un pequeño beso en la mejilla a su amiga sabiendo que esta era bastante sentimental- Me dejas ahora recoger mis cosas y esta noche nos vamos de copas? -Propuso, ya que era una de sus formas mas comunes de celebrar cosas, ya fueran buenas o no tan buenas-

-Te ayudo a recoger enana -Fue el turno de Trevor para meterse en la conversación y despeinar a la más joven- Pero hoy invitas tú jefe, por Angelica, ya sabes -Le guiño un ojo a su ahora ex-compañera mientras empezaba a guardar algunos de los cuadernos que la chica siempre traía con ella-

Angie aquel día se quedo mucho más tarde de lo normal, puso la excusa de que aún tenía cosas que guardar y dejó que sus amigos se fueran prometiendo que ella se uniría más tarde a ellos, pero realmente solo necesitaba unos minutos para asimilar aquel bloque de información que había recibido y para leer el informe que se le había dado de la que sería su nueva brigada, aunque solo tubo tiempo de leer sobre dos de ellos, puesto que su teléfono interrumpió su lectura.

-Quien eres y por que me llamas a las once de la noche? -Preguntó nada más contestar a la llamada puesto que ni se había molestado en ver quien era la persona responsable de la interrupción-

-Yo también estoy bien, gracias por preguntar An -En segundos pudo reconocer la voz que estaba al otro lado de la línea, lo que la hizo sonreír levemente-

-Mierda Jaime, lo siento, un día largo en el trabajo, que tal el tuyo? -Cambió de tema sabiendo que a esa hora habría sido avisado por alguno de sus compañeros sobre su traslado y quería evitar el tema lo máximo posible-

-Bueno, no ha estado mal, pero espero que sepas que tus truquitos no funcionan, o al menos no por teléfono... Te quieres quedar unos días en mi piso hasta que encuentres uno para ti? -Propuso sabiendo que la contraria ni se había parado a pensar en ese detalle y acababa de recordárselo-

-Sabías que te quiero mucho? Prometo no llevar mucha ropa -Sonrió sabiendo que su expresión se notaría en su habla- Gracias por cierto, ni me había acordado de eso la verdad

-Por que te crees que te llamo? Te vienes esta noche y ya mañana vamos a buscar tus cosas, así me cuentas tus cosas -El chico ofreció su casa de nuevo, ya que era su sitio de reunión más concurrente-

-Estoy allí en cinco minutos, y si, voy a coger la moto -Ni siquiera dejó que el oji-azul le contestase pues ya había vuelto a cerrar el teléfono y se había dirigido a la salida con simplemente su casco de moto sabiendo que ya volvería el día siguiente a por sus cosas, y así no sumaba posibilidades a un hipotético accidente-

Parecía haberse vuelto una costumbre aquellas "fiestas de pijama" con quien consideraba uno de los pocos amigos que había tenido durante su infancia y adolescencia, pero al fin y al cabo su relación siempre había estado presente e incluso sus trabajos los aguadaban a seguir en contacto, puesto que era complicado contar las veces que el castaño había recibidos llamadas por parte de la chica que simplemente buscaba confirmar sus teorías en sus distintos casos, y el chico se encargaba de llamarla cuando recibía algún tipo de testimonio que pudiera ayudara su amiga con cualquiera de sus casos, pero sin duda las excepciones que hicieron con el otro fue lo que les hizo seguir siendo cercanos.

El camino hasta la casa de James no solía ser muy largo, ya que estaba en el punto medio de Quántico y Alexandría (que era su actual ubicación) por lo que apretando un poco el motor solo tardaba unos veinte minutos en llegar, pero por supuesto el mundo no estaba de humor para darle un buen día a todos los habitantes de la tierra, y en mitad del viaje su motor pareció sobrecalentarse hasta prácticamente quemarle la puerta, y por raro que esto pareciera la chica no tenía intención de pararse, ya que al fin y al cabo iba a la casa de un médico, y el dolor nunca hacía sido algo espectacular en su vida