final
─ Amor. ─ los brazos lo sacudían de lado a lado. ─ Bebé, oye. ─ empezó a sacudirlo un poco más. ─ Jay. ─ comenzó a desesperarse. ─ Jay. ─ no despertaba.
Una leve cachetada impactó el rostro del moreno. ─ ¡Despierta!
Jay se levantó de un salto, un poco aturdido. ─ Ay. ─ se estiró, aún sentado en la pequeña silla. ─ ¿Qué hora es, mamá?
─ ¿Mamá? ¿En serio? ─ rió ─ ¿Y cómo vas a preguntar que qué horas son? Acabas de perderte la actuación de Tsuki, tonto.
Jay abrió los ojos como platos, sorprendiéndose. ─ ¿Qué? P-pero sólo cerré los ojos un minuto.
─ Un minuto eterno, aparte roncas. ─ volteó los ojos bromeando. ─ La señora de al lado se fue unas sillas más allá para no escucharte, ipareces un camión!
Rió. ─ ¿Dónde está Tsuki?
El pelinegro se levantó de la pequeña silla, extendiéndole la mano a su esposo para que haga lo mismo, cosa que éste imitó, entrelazando sus dedos. ─ Fue a quitarse el disfraz, dice que ya es una niña grande y no necesita a nadie que la ayude.
─ Ah~, que linda. ¿Cómo estuvo su actuación?
─ Normal, supongo. Fue un árbol, Jay. Odio las presentaciones infantiles, nunca dan el papel principal a quién se lo merece. ─ gruñó bajito.
─ Amor, ¿sabes que soñé?
Jungwon ladeó su cabeza para verlo. ─ ¿Qué cosa, Jay?
Llegando al salón, se detuvieron y sentaron en las sillitas traseras. Jay sostuvo las manos de su esposo, dejando un beso en cada una de ellas, ocasionando un sonrojo en el menor.
─ “En el cuento, el príncipe no besa a un conejito, pero hoy lo cambiamos, ¿oki?” ─ dijo para luego sonreír acción que su esposo imito, dejando un corto beso en sus labios.
Jungwon se escondió en el hombro ajeno, sonrojado. ─ ¿Por qué te acuerdas de eso aún? Creí que el Jungwon conejo y el Jay príncipe había quedado en el olvido.
─ ¿Por qué debería olvidarme del cómo me enamoré de ti, conejito?
Una pequeña niña de tez pálida entró por la puerta del aula con una sonrisa de oreja a oreja, la cual se extendió al ver a sus dos padres abrazaditos.
─ ¡Papis! ─ gritó feliz abalanzándose sobre ellos, rompiendo el abrazo de dos transformándolo así en uno de tres.
─ ¿Dónde estabas, pequeña Tsuki? Se supone que estarías aquí y acabo de verte pasar por la puerta. ─ dijo Jungwon, separándose del abrazo y cruzando los brazos, con una ceja levantada.
─ Es queee... ─ la pequeña se mordió el labio y rascó su nuca, nerviosa. ─ Haruna me invitó un cocholate, ¡no podía rechazarla, es muy, muy muuuuuy bonita! ─ Jungwon negó con la cabeza, divertido.
Jay se acercó a ella. ─ ¿Te cuento un secreto? ─ Tsuki se acercó curiosa y asintió efusivamente. ─ No le hagas caso a papá Jungwon, yo todas las noches le invito chocolate y él nunca se niega. ─ susurró bromeando.
La niña señaló a Jungwon con el ceño fruncido. ─ ¡Papi goloso! ¡Y así dices que no puedo comer cocholate en las noches, si papi Jay te da a ti!
Sonrojado, se levantó de la silla. ─ Creo que es mejor irnos a casa. ─ sonrió nervioso.
Jay rió, y al igual que su esposo, se levantó de la silla tomando de la mano a Tsuki, camino a casa. ─ Oye, amor. ─ con su mano libre revolvió el cabello de Jungwon, quién con el ceño levemente fruncido volteó a verlo.
─ ¿Quép?
─ Te amo, mi eterno conejito.
─ Y yo a ti, mi eterno príncipe.
Finalizaron, sellando sus palabras con un beso, el cuál expresaba cuanto amor se tenían el uno al otro.
─ ¡Papáaaas! ¡Están aplastándome!
fin
ESTÁS LEYENDO
𝗕𝗟𝗔𝗡𝗖𝗔𝗡𝗜𝗘𝗩𝗘𝗦 » 𝗷𝗮𝘆𝘄𝗼𝗻
Fanfiction𝖣𝗈𝗇𝖽𝖾 𝖺𝗅 𝗌𝖺𝗅𝗈́𝗇 𝖽𝖾 𝖩𝖺𝗒 𝗒 𝖩𝗎𝗇𝗀𝗐𝗈𝗇 𝗅𝖾𝗌 𝗍𝗈𝖼𝖺 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋𝗉𝗋𝖾𝗍𝖺𝗋 𝖾𝗅 𝖿𝖺𝗆𝗈𝗌𝗈 𝖼𝗎𝖾𝗇𝗍𝗈 "𝖡𝗅𝖺𝗇𝖼𝖺𝗇𝗂𝖾𝗏𝖾𝗌". ◄ • 𝖲𝗈𝖿𝗍 ◄ • 𝗔𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝖺𝗎𝗍𝗈𝗋𝗂𝗓𝖺𝖽𝖺 𝗒 𝗈𝗋𝗂𝗀𝗂𝗇𝖺𝗅 𝖽𝖾 ©𝗝𝗲𝗼�...