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Quizás no era tan agradable el clima ese día, el sol puesto en su punto más alto y el intenso calor que provocaba un humor no muy agradable. Esa mañana en especial tal vez podria convertirse en la peor de la semana.

Tenía más que claro lo que se avecinaba a continuación y aún no se encontraba muy convencido. Ahí se encontraba Silco Shine. Parado justo debajo de la sombra de un gran árbol, pensando en lo que tendría que pasar día con día, después de cruzara por ese portón del conocido colegio "Arcane"

Aquel lugar donde los alumnos eran insoportables, en la mayoría y otros imposibles de tratar con pocas posibilidades de tener un buen futuro por delante. Jóvenes con entusiasmo, por comerse el mundo entero, pero muy poco preparados.

Silco era un excelente profesor bien preparado, quien había sido solicitado para enseñar en el colegio Arcane, por una larga temporada. Venia presentable, muy bien vestido en un traje completamente negro a juego, cabello peinado hacia atrás y un notable parche en su ojo Izquierdo, postura receta y mirada sería, pero aun así no estaba completamente convencido de entrar y dar inicio a su travesía como profesor en ese lugar, no estaba muy seguro, pues había algo que le hacía sentir un tanto intranquilo.

Aunque no podía terminar de entender el ¿Porque?

Quizás solo era lo molesta que le parecía la idea de tratar con un puñado de adolescentes irrespetuosos y poco maduros, que seguramente lograrían sacarlo de quicio en más de una ves en el transcurso de los días siguientes.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar unos ligeros pasos justo detrás de él, pero aún así decidió no darle mucha importancia y poca relevancia. Aún cuando la persona se detuvo a su lado, lo que le pareció algo extraño por lo que no pudo evitar voltear en esa dirección para averiguar quien interrumpía su mar de pensamientos.

Una chica o más bien una estudiante, era quien que se encontraba parada a su lado, observando el portón cerrado del colegio frente a ellos. Sus ojos eran de un color azul, tan transparentes a su personalidad despreocupada y curiosa, su cabello del mismo color largo y trenzado en dos perfectas trenzas. De piel blanca y tersa con aquel distinguido uniforme de camisa blanca, corbata morada, chaleco y falda al igual que sus medias de un color negro. La joven giro su rostro hacia el mayor, dedicándole una pequeña sonrisa un tanto divertida.

—Parece que, ya esta serrado —habló con despreocupación rompiendo el silencio entre ambos—. ¿Y que no piensa entrar?

Él hombre medito sus palabras por un momento, algo confuso por la repentina charla que había iniciado la estudiante. Por lo general, los jóvenes no le hablaban con tanta confianza o naturalidad. siempre solía ser evitado o temido.

—¿Qué no debería estar en clases? —le contestó con otro pregunta, ya que obviamente él no contestaría la de ella.

—Se supone, pero se me hizo algo tarde —Se encogió de hombros, levantando un poco ambas manos hacia los lados.

—Regrese a casa, entonces—recomendó el mayor, con semblante serio.

—Si, regreso a casa me meteré en problemas y es claro que no quiero recibir sermones.

Que muchacha más extraña, con su actitud despreocupada y un tanto grosera para su pensar, pues le hablaba como un igual y era notoria la diferencia. No eran iguales, él era un adulto y ella una chiquilla.

—Déjeme darle un consejo —retrocedió solo un poco en reversa—. Dese la vuelta y regrese, no le conviene quedarse a enseñar en este lugar tan deplorable.

Silco entre cerro los ojos mirando a la chica, con notable incredulidad, pero por supuesto que no se marcharía solo por las palabras de una niñata. La joven estudiante le dedico una sonrisa con diversión, hasta que giro su cuerpo, dándole la espalda al adulto. Camino con tranquilidad donde se encontraba la barda del colegio, lanzando su mochila hasta el otro extremo para después subirse sobre el contenedor de basura junto a la pared, logrando pisar la cornisa de la barda. Su mirada regreso por última vez al hombre, quien la observaba escudriñante por su acción y con una risita arrogante de parte de ella, saltó al otro lado. Estando ahora dentro del instituto.

Alumna CaóticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora