"Seré tu solución temporal, puedes tenerme y llamaremos a esto como tu quieras." Taehyung murmura, acunando con sus manos las rellenas mejillas de quien alguna vez fue su novio.
Jungkook está casado pero Kim Taehyung es la solución temporal a aquel...
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Pero puedo vernos, perdidos en el recuerdo. Agosto se convirtió en un momento en el tiempo, porque nunca fue mío. Y puedo vernos retorcidos en las sábanas; agosto se acabó como una botella de vino, porque nunca fuiste mío.
Habían pasado meses desde la despedida y no se habían encontrado después de eso, cada uno realizando su vida como lo harían normalmente, solo que ahora ninguno de los dos hacía parte de la cotidianidad de la vida del otro y estaba bien, ambos habían quedado en esos términos.
Taehyung no era un mentiroso y era demasiado sincero para su propio bien. Lo extrañaba, todos los malditos días, pero era consciente que no había salvación para lo que alguna vez fue su amor y su consuelo era de que Jungkook estaba siendo feliz.
Sin importar que era de la mano de otro.
Habían pasado cuatro meses para ser exactos, aproximadamente diecisiete semanas y todo marchaba de forma extraña, porque su vida sin Jeon Jungkook se sentía anormal y no se refería solamente a ellos como pareja sino que el menor estuvo la mayor parte de su vida, lo que hacía raro estos cuatro meses de ausencia.
Intentaba despejar su mente con el internado y aunque los turnos en el hospital eran complicados y su cabeza pasaba llena de otras cosas, siempre había un momento en el día, en el que sus pensamientos viajaban a una cabellera castaña y unos ojos brillantes, pero la mayoría de veces siempre resultaba.
"Doctor Kim, lo necesitamos en la camilla número dos." Soojin, una de las enfermeras que se encontraban de turno ese día, se acercan al pelinegro a quien el día de hoy le tocaba turno en urgencias.
Y la vida a veces era despiadada, porque Taehyung lo que menos esperaba era encontrarse al hombre al que una vez amó con toda su alma, con una niña en brazos. Kim se queda inmóvil, con sus ojos posados en el pelinegro sin decir ni una sola palabra, demasiado sorprendido por encontrarlo ahí después de meses sin verse y Dios, Jungkook se veía diferente.
Quizás era porque la última vez que lo había visto fue en agosto y actualmente estaban en diciembre, a pocos días para que cumpliera años, para que se acabara el año.
Quizás porque cumplió año hace tres meses y los veinte le han sentado bien porque Jungkook lucía mucho más bonito que cuando lo dejó y pareciera que era una especie de karma, el que el destino lo trajera de golpe a su vida, porque no había otra razón que validara el que Jeon Jungkook estuviera otra vez al alcance de sus manos.
"¿Doctor Kim?" La enfermera lo saca de su ensoñación, esa llamada Jeon Jungkook con el cabello negro con mechas azules, con una camisa de satín blanca y con unos ojos y labios pintados.
"Lo siento, Soojin-ssi." Taehyung le brinda una pequeña sonrisa en disculpa a la enfermera. "Puedes retirarte, me encargaré de la paciente..." Kim mira la tablet en la que está el expediente de la niña. "Eun-ji."
