adiós

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Después de hablar con la persona que más llevo en el alma inevitablemente me empecé a inundar

sobre las dos de la madrugada tuvimos una conversación muy extraña;
notaba que dejaron de emocionarme sus palabras

y quemaba.

Ante la adversidad de la noche acabó dejándome colgada.

Los monstruos escondidos entre los objetos de mi casa querían matarme

escuchaba gritos suplicando que nos fuéramos desde la habitación de mi madre

mientras tanto mi perra no paraba de rascar la puerta y ladrarme...

Cuando no lo pude soportarlo más abrí la puerta
y en vez de odio entró un ser precioso con carita de querer ayudarme

pero sin querer entró el colmo transformado en mosca cojonera
y no había forma de que saliera por aquella dichosa puerta.

Me senté en la cama,
mire a mi alrededor
y entre zumbidos
me replanteé
si quería seguir viviendo en esta pocilga sin sentido.
O si era mejor optar por el camino fácil.

(no) es poesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora