La maldición de los ojos negros

3. Sangre y especies

"Cuando el horizonte se levante y la oscuridad reine las tierras de Sango, es ahí donde ustedes, nobles guerreros con sus respectivos dones saldrán a abatir heroicamente a los invasores, que solo están interesados en obtener la inmortalidad que se nos ha concebido por la gracia de nuestra especie".

─Recuerden las escrituras que nos han dejado nuestros antepasados, a quienes debemos la prosperidad y sabiduría del linaje. En unos días se acerca la ceremonia de consagración en donde se definirán sus destinos─ hablaba una voz ronca y potente mientras 29 adolescentes escuchan unos con interés, otros con aburrimiento.

El mentor más antiguo de la academia, Philippe, quien llevaba la cátedra de Historia de Sango, impartía esa mañana las escrituras sacras de su nación. En él se profetizaba el acontecimiento que esperaban nunca se diera, el día de revelación de la Maldición Oscura.

Hacía años que mantenían a los infiltrados en la cárcel perpetua, custodiada por los más imponentes guerreros Caeruleum, linaje extremadamente poderoso, dotados de energía cósmica y la capacidad de transformarla en hielo, elemento inaguantable para los oscuros. Y por supuesto, los Rubrum, linaje al que pertenecía Zafira; estos eran los más admirados por todas las especies de Sango debido al control mental que ejercían las feromonas que poseían. La cárcel, por tanto, era impenetrable tanto para infiltrarse como para escapar. Nadie jamás se atrevió a un motín.

La ruidosa campana cortó el discurso del mentor, quien había estado siguiendo con su lectura de las escrituras sacras.

─Recuerden terminar la lectura del último capítulo de las escrituras sacras, será parte fundamental de la prueba de graduación de la AI1.Buena suerte, nos veremos en el salón dorado.

Acompasados pasos resonaron por el salón, pero la chica Leroy no parecía percatarse de nada ese día. Sumida en pensamientos o recuerdos, fue interrumpida por su mejor amiga, Neli, quien con palmaditas en la frente logró captar su atención.

─ ¿Se encuentra alguien en este cuerpo? Si es así, golpee la mesa dos veces.

─No seas bruta, Neli─ aterrizó la chica, molesta por los golpes.

Se levantó de su pupitre, fijándose que ya toda la clase había desaparecido. La adornaban ese día unas ojeras terribles en el pálido rostro. No podía simplemente andar por la vida como si no hubiera pasado nada. Sabía que le habían hecho algún tipo de encantamiento con feromonas, conocía las estrategias de su madre cuando necesitaba manipular ciertas cuestiones que podían poner incómoda la situación; además de la repentina aparición de esa tormenta que claramente fue obra de Dalia y su manipulación herbácea.

─Destiny, de verdad, debes despertar de una maldita vez o te confundirán con un oscuro y te llevarán a la gran prisión donde el sexy hombre depravado va a servirte de desayuno con miel y almendras.

En realidad, quien parecía no despertar de una fantasía era Neli. La pelirroja no tardó en decírselo.

─Hablo en serio, chica. Te van a echar ojo, y el viejo te echará otra cosa.

─ ¿De verdad crees en esa leyenda urbana?

─ No es ninguna leyenda urbana, ¿o por qué crees que a las niñas les da tanto miedo el mundo exterior cuando salen a hacer sus sacrificios?

─Pues será por esa misma razón, no me imagino el pánico que han de sentir al ser víctimas de una perforación extrañamente dolorosa─ añadió Destiny empleando lógica a su discurso. Aunque en el fondo, ella sabía, por una extraña razón, que el dolor no era cuestión de lógica, sino una especie de experiencia que le erizaba la piel, como un deja vu.