Joseph Joestar

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¡Aquí los personajes tienen 24 años!

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Narrador Joseph

Eran ya las 10 de la noche, me hallaba piloteando mi taxi. Hoy era un día de esos malos donde no hubo pasaje. Todo se sentía tan aburrido.

Entre la oscuridad pude notar la silueta de un hombre que se acercaba poco a poco al lugar donde estaba. Cuando estuvo lo suficientemente cerca lo miré por el espejo. Era un tipo alto pero no tanto como yo, llevaba puesto un traje negro y un reloj caro. Se veía muy elegante y parecía ser alguien de clase alta. Me sonrió y entró al taxi.

-Me llamó T/n Yagami.

Se sentó en los asientos de atrás, cruzando una pierna. Sí que me tenía embobado. Noté que una lágrima bajaba por su mejilla. Él la limpió de inmediato, saco un cigarro algo extraño y yo le ofrecí fuego deprisa, me temblaba la mano.

-¿Por quién llora, señor?-pregunté.

-Por un tipo que se cree que por rico puede venir a engañarme. No entiendo porque me casé con un imbécil como el.

-No caiga usted por amores, debe de levantarse-le dije-. Alguien como usted merece algo mejor. Cuente conmigo sí lo que quiere es vengarse-sonreí pícaramente y él me devolvió la sonrisa.

-Deja las formalidades, somos de la misma edad, guapo.

Él apagó su cigarro y lo lanzó fuera del auto.
Me fui acercando poco a poco a él, lo recosté en los asientos de atrás. Tome aire antes de que sus labios rozarán con los míos. Su boca sabía a un vino fino. El contacto es suave al principio, pero luego, cómo si necesitara más, se apoya contra mí y me besa con ansiedad. Sus labios son cálidos y suaves, son lo mejor que he probado. Introduzco mi lengua en su boca y nuestras lenguas se unen juguetonamente. Nos separamos por falta de aire, mientras un hilo de saliva aún nos une.

-¿Es usted Joseph Joestar?-recorrió mi pecho con su mano mientras veía mi identificación que traía colgada.

Trague saliva.

-Ese mismo.

-Terminemos esto en mi casa.

...

En cuanto cerré la puerta de su departamento, lo besé descontrolada mente, el siguió mi ritmo. Ambos estábamos algo desesperados, el me deseaba tanto como yo a él. Nuestras respiraciones eran aceleradas y se funcionaban formando una sola. Mis labios bajaron poco a poco hasta su cuello. Fui dejando marcas y mordidas en el. El soltaba suaves suspiros.

-Un momento-me detuve unos segundos-. ¿Tu esposo en donde está?-pregunté serio.

El rió al ver mi reacción repentina.

-Aceptaste llegar hasta este punto sin antes cuestionarme. Solo te dejaste llevar por mi figura-sonrió descaradamente-. El no está, supuestamente está trabajando pero seguramente está con su amante.

-Te haré olvidarte de ese idiota.

Bajé lentamente mis manos hasta su trasero, lo sujeté y lo cargué, el rodeo mi cintura con sus piernas, hizo lo mismo con sus brazos en mi cuello. Entre leves gemidos mi indico donde quedaba su habitación. Yo seguí sus indicaciones, subí las escaleras hasta llegar y entré. Durante el camino el besaba impacientemente mi cuello y clavícula. Lo recosté sobre la cama. Sentía mis pantalones más apretados que nunca, un bulto creció sobre ellos, mi acompañante se re lamió los labios al ver tal escena.

-Yo me encargo-me habló con una voz seductora.

Sé colocó de rodillas, masajeó un poco mi miembro sobre la ropa y poco a poco desabrochó mis pantalones. Él dirigió su mirada hacia arriba para ver mi rostro sonrojado, si que sé veía jodidamente sexy.
Sacó mi miembro de mi apretado bóxer, primero paso lentamente su lengua por la punta y en un veloz movimiento se lo metió en la boca, solté un gemido con tal acción. Al carajo, me desespere y lo tome de el cabello, penetre su boca varias veces rápidamente hasta que mis fluidos salieron escurridos de ella.

-Sí que eres un chico travieso, Joseph-comentó pícaramente, mientras se levantaba y sé limpiaba el semen que aún le escurría.

Ambos nos quitamos nuestras prendas. Me senté en la cama.

-Montame-le ordené con una voz grave.

Él de inmediato lo hizo. Se subió arriba de mí y metió a mi "amiguito" dentro de su entrada. Me encantaba que fuera tan sumiso.

-Joseph~gimió mi nombre al sentirme dentro.

Me excite más. Coloque mis manos en su cintura y el comenzó a saltar. Entraba y salía de mi, su interior se sentía increíble. Podía apreciar bien su cara y su cuerpo, se veía hermoso. Sus cabellos se movían de arriba a abajo, el arañaba mi espalda, nuestras pieles chocaban y nuestros gemidos resonaban en toda la habitación. La calentura en mi cuerpo subía de nivel.

Lo separé de mí, lo coloque de espaldas, dejando lo en cuatro, podía apreciar su trasero, le dí una nalgada y el soltó un quejido. Bruscamente metí mi miembro en el.

-Maldita sea, Joseph-me dijo entre jadeos.

Comenzé a moverme rápido, entraba y salía velozmente de el. La cama rechinaba, el se sujetaba desesperadamente de las sábanas mientras ahogaba sus gemidos en una almohada.

-Vamos déjame escucharte, lindo-me acerque a su oído para susurrarle.

Continué moviendomé, yendo cada momento más profundo, escuchando mi nombre siendo gemido de su boca una y otra vez, si que era música para mis oídos, me subía el ego saber que podía tenerlo así. Ahora mismo lo penetraba desesperadamente, su interior me recibía bastante bien. Golpeaba su trasero cada que podía, deseaba que su cuerpo quedará marcado por mi. Sus paredes comenzaron a apretarme más, el ya estaba apunto de venirse, me hacía delirar y sentirme en el paraíso.

-Mierda, ese hijo de puta de tu esposo no sabe de lo que se pierde-mencioné con la voz entrecortada.

Metí una vez más mi miembro y me vine dentro de él. El gimió una última vez mi nombre. Escuchaba como jadeaba tratando de regular su respiración. Duré unos minutos aún dentro de él para después salir. Nos dejamos caer en la cama.

-Eres jodidamente genial en esto, Joseph.

-¿Segundo round?-lo miré coquetamente-. Haré que te olvides de el pene de ese idiota y solo pienses en el mío.

...

Narrador omnisciente

Ambos hombres si que pasaron una gran noche, lleno de gemidos placenteros y sonidos emitidos de sus pieles al chocar.

Ya había amanecido, Joseph seguía en casa de Yagami. Ahora mismo estaban acostados en la cama. T/n acariciaba su pecho mientras el Joestar lo abrazaba por la espalda y de vez en cuando bajaba su mano hasta su trasero.

-No lo vas a creer pero..-dudó unos momentos el Joestar-. Te amo.

-Pues tu tampoco lo vas a creer...pero yo... también te amo.

Joseph besó la frente de el otro hombre.

Ellos estaban tan felices y centrados en su contrario que no oyeron cuando se abrió la puerta de la entrada. Unos pasos se acercaban sigilosamente. Alguien subía lentamente las escaleras, sus pisadas eran apenas audibles. Un hombre entró a la habitación azotando la puerta y con una expresión de horror al ver a su esposo semi desnudo con otro hombre.

-¡¿Cómo pudiste, Joseph?!-gritó enfadado el tipo rubio-. Genial, mi mejor amigo y mi esposo juntos.

Estaba que echaba humo por las orejas.

-Eres un imbécil, Caesar Zeppeli-respondió el Joestar-. Nunca me presentaste a tu esposo porque sabías que se terminaría metiendo conmigo. Anoche lo conocí y marque su cuerpo y corazón como míos.

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Me inspiré en una canción que le gusta a mi jefecita sé llama "historia de taxi" y es de Ricardo Arjona. 👍

One shots-Jojo's(male reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora