CAPITULO 4

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— ¡Con cuidado! —grité a carcajadas al ver que zigzageamos por cada calle a la que entramos. Todo iba bien, Glenn ya le avisó al grupo y nosotros seremos carnada para liberar la zona.

— ¡Son los nervios! —me respondió girando abruptamente el volante. Al ver esto otra carcajada salio de mis labios, bajé la ventana y saque la mitad de mi cuerpo.

— ¡COMIDA FRESCA! —bromeé a todo volumen llamando mas la atención de los caminantes. Esto fue asi por unos segundos mas hasta que Glenn me advirtió de subir la ventana.

«Se acabo la diversion»

— Glenn, a la derecha —anuncié tocandole el hombro.

— No, está a la izquierda —responde muy seguro de si mismo. Dios, si es terco.

— A la derecha —al finalizar esto tome el volante y lo gire haciendo que el chico gritara con sorpresa.

— ¿¡Que te pasa!? —su cara se puso palida y sus manos empezaron a temblar—. Casi nos matas.

— No te preocupes hombre, ya estamos en la autopista —tomé su menton y lo gire hacia el frente, una sonrisa apareció en sus boca y sus ojos tomaron brillo.

— Lo logramos —Sus gritos de felicidad podían escucharse kilometros a la redonda— ¡LO LOGRAMOS!

La tarde es tranquila y la carretera desierta. El motor del coche rugía mientras Glenn, apretaba el volante con fuerza. En el asiento de copiloto mi vista se fijó en la ventana. El mundo cambio totalmente desde que ese virus apareció. Ahora las calles están pagadas de estos seres hambrientos y sin alma.

El sonido de las llantas sobre el asfalto resonaba en el silencio de la carretera, y cada kilómetro recorrido nos acercaba al refugio de ellos, un lugar seguro. Sin embargo estoy consciente de que el peligro está en cada esquina yen cada lugar. Y eso me atemoriza.

Me vuelvo a ver a Glenn, recibiendo una mirada cálida por parte de él. Nuestros ojos se encontraron, y en ese instante supe que este chico es de los buenos. Puedo confiar en él, así como él en mí...

◛⑅·˚ ༘ ♡

— Hay muchas montañas —murmuré con fastidio— ¿Falta mucho?

— Ya casi llegamos —respondió Glenn viendo por el retrovisor—. Te van a agradar, son buenas personas.

— ¿Y yo les agradare a ellos? —cuestioné bajando la mirada, nunca he tenido grupo, he estado sola desde que empezó esto.

— Creo que si... me agradas a mí, ya es suficiente.

«Nunca me habian dicho algo tan... lindo»

— Llegamos —anunció el asiatico con una sonrisa.

— Tenemos que apagar esto —Recorde la alarma del auto, ya me había acostumbrado— Abre el capo, intentaré apagarla —Glenn asintió y yo baje del auto para luego abrir el capo... ¿Como se hace esto?

— Bien, supongo que es con la batería... —murmuré sumida en mis pensamientos.

— Muevete —La voz tosca de este hombre me saco de mis pensamientos, tomo mi brazo y me movio bruscamente para luego maniobrar algo en el auto.

— Pudiste haber pedido el favor —Me expresé con fastidio hacia el hombre moreno que tengo al frente, ¿Quien se cree?

El lugar se empieza a llenar de las voces de todos preguntando cosas como ¿Quién es ella?¿qué hace aqui? ¿cómo se les ocurre hacer tanto ruido al venir?

Solo una persona pregunto si estabamos bien, una chica rubia la cuál preguntaba por Andrea.

-—Todos están bien —Glenn se encargó de tranquilizar el ambiente— Bueno, Merle no tanto.

Glenn Rhee - IKIGAIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora