ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛ | Dabi O Hawks

Hawks | Un héroe para todos.

Hawks | Un héroe para todos.

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Una sonrisa fue suficiente para mantener en pie a la guerrera.

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Estaba adolorida, en el suelo, con una grieta en el lado lateral de la cabeza; le sangraba, aunque de ella no se oía ningún quejido al respecto. De igual manera, poco le importaba todo ese asunto; parecía incluso emocionada, mas de lo que debe sentir teniendo en consideración la situación.

No era loca, tenía los tornillos bien puestos, mucho más de lo que cualquier héroe podría tener; pero ese momento era para memorar en los libros de historia y ella no quería parecer una perdedora, incluso si le doliera sonreír lo estaba haciendo, porque su voluntad a seguir en pie, sangrando con cascadas de carmesí a su alrededor, no haría si no motivarla a dar hasta su último golpe.

Sus piernas dejan de responder a sus llamados, pero no detiene su batalla al caer. Con una lentitud alarmante comienza un trote. El gentío se alarma, rompiendo a llorar, deslumbrando el futuro de la joven y sintiendo la penumbra en ello; imploran que se detenga, algunos incluso están dispuestos a socorrer a Lía fuera del campo de batalla.

Pero pararla es imposible.

Incluso aquello hizo que su fuerte corazón latiera con rapidez, un golpe de adrenalina atisba en su cuerpo y la hace recordar su pasado. Tal como historieta de superhéroes, con el muchacho que está sangrando a un lado de la Muerte y con todas a las de perder, se enfrenta a ella para así llevar a la victoria a su equipo; Lía era aquel muchacho y estaba en el momento antes de su caída, caminando por el sendero de memorias.

La noche cae. Las estrellas juegan en el cielo, paseando su tempestuosa figura por azul techo de la Tierra, sin importar que miles de humanos divisen el baile que sus cuerpos realizan, sin importarles nada, ellas están alegres; su emoción asemeja a la que Hawks, el héroe alado, comenzó a sentir cuando le dieron la noticia.

Una emoción que se asemeja, pero no parece ni de cerca el sentido por el de plumas carmesí.

Da un brinco al cielo y su garganta suelta un grito feliz.

No le importa ser escuchado, menos ser regañado, sólo le importa lo que su novia le dijo.

Las manos del villano comienzan a ascender en dirección al cuerpo de Lía, ella no reclama, ni tampoco tiene la intención de devolver el golpe que, de seguro, va a recibir. Sus pensamientos están en auxiliar a todos los civiles, en dejarlos fuera de todo el dolor y peleas que surgirá cuando el villano recupere sus fuerzas.

Entonces activa su Dón, tal vez por última vez, y siente las estrellas de su lado, cada una acompañándola en sus últimos suspiros. El viento se acerca a su rostro, tristes al actuar de Lía, le besan la coronilla, deseándoles el mejor futuro; ella asiente y le ordena enviar a todos los civiles fuera del campo de batalla.

Las estrellas dejan un último suspiro y vuelven a su labor en el cielo. Lía recupera el oxígeno y una diminuta fuerza, proveniente de las hermosas brillantinas del cielo, le llena.

Desconocía el paradero de su héroe favorito, pero eso no la desmoronó. Muchos dirían que lo que hizo su novio estuvo mal y sentirían pena.

Darle tal noticia y que él... ¿huyera? ¡Eso está mal!

Aunque, en realidad, no huyó, ni tampoco está mal, es, literalmente, todo lo contrario. Eran muy fuertes las emociones que lo desmoronó y si no escapaba seguramente o, rompería en llanto o estallaría. Literalmente estallaría.