💋Tus labios: Mi sabor preferido💋

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Abrió los ojos y vio a Emilio a su lado con su teléfono

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Abrió los ojos y vio a Emilio a su lado con su teléfono. Frunció el ceño, no estaban en el sofá donde se había quedado dormido hace unas horas, estaban en una cama de dos plazas, uno acostado al lado del otro. No recordaba haber hecho nada con Emilio, ni siquiera lo besó, solo se quedó dormido encima suyo como idiota. Así que no entendía cómo mierda llego a esa habitación, mucho menos a la cama.

No la reconoce, tampoco es como si haya estado muchas veces en esa casa; solo er un par de fiesta antes que esa.

Se frotó los ojos y giró en la cama hacía Emilio

-¿Qué hacemos aquí? -Preguntó, con su ceño aún fruncido.

- Axel, el chico que me gustaba y se estaba cogiendo a otro, me ayudó a traerte. Me dijo algo sobre que no sabía que me gustara montar a alfas dormidos. -Comentó, rodando los ojos. A Joaquín le gustó la idea. -Es un idiota. ¿Cómo es que siquiera me gustaba?

-No lo sé -Respondió Joaquín, aunque Emilio solo se hablaba a sí mismo.

-Lo gracioso es que el chico con el que folló lo ayudó a traerte aquí -Dijo, riendo después. Joaquín también rió.

-¿Y tú también ayudaste? -Preguntó Joaquín. Emilio lo miró con el ceño fruncido.

-No -Contestó, sonando ofendido. -Estaba ocupado leyendo mi fanfic.

Joaquín sonrió de lado.

-¿Te levantaste temprano para continuar leyendo tu fanfic? -Le preguntó Joaquín con verdadera curiosidad, todavía sonriendo.

-No -De nuevo con su tono de ofendido. -Ni siquiera dormí, quería terminarlo.

-Oh -Exclamó, sorprendido. Estuvo a punto de reprender al omega, no podía pasar tanto tiempo sin dormir, eran las nueve de la mañana -¿Y ya la terminaste?

-Ajá -Murmuró, asintiendo con la cabeza -Ahora necesitó un café, invítame uno. -Le pidió, o más bien le  ordenó.

Joaquín le sonrió, asintiendo con la cabeza y cediendo encantado.

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Caminaron un rato hasta el primer café que encontraron, no estaban en una zona céntrica y por eso no hallaron ningún lugar donde desayunar cerca. Mientras caminaban, hablaban, Joaquín estaba encantado, aunque Emilio no fuera un gran hablador.

Emilio estudiaba letras modernas, le explicó, y habló un poco de los libros que tenía que leer para este semestre, sus ojos brillaban, Joaquín espera conseguir algún día alguna reacción parecida pero que fuera por él. Le dijo que estaba en segundo y saltó, de la nada, hablándole sobre sus hermanas y hermano. Contándole cuantas tenía, como se llamaban y que le gustaba hacer cuando pasaba tiempo con ellas.

Estaba en cámara lenta, alargando las palabras y gestualizando lentamente. Cuando sonreía tardaba segundos, sus labios se curvaban con pereza.

Se quedaron varias calles en silencio, solo caminando uno al lado del otro. No era un silencio incómodo, sino uno tranquilo, que no te ponía nervioso.

La primavera florece en tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora