CAPÍTULO 23

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Harry se sentía realmente desconcertado, no entendía nada de lo que acontecía a su alrededor

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Harry se sentía realmente desconcertado, no entendía nada de lo que acontecía a su alrededor. 

Se encontraba en uno de los balcones de la mansión, admirando el panorama, el suave viento revoloteaba en sus rizos haciéndolos ondear de un lado a otro.

No fue capaz de decir una sola palabra después de que Louis le dijera que acabó con sus madres.

Su alfa tan lindo solo lo abrazó durante el resto de la noche, no preguntó ni dijo absolutamente nada, comprendía que su omega necesitaba su propio espacio.

Saber de la muerte de sus madres le dejó en un estado de trance del que no había podido salir, sus ojos se mantienen cristalizados, pero las lágrimas no salían.

Con un nudo en la garganta y mil cosas por decir dejó caer el rostro, se sentía abrumado, necesitaba hablar, más su voz no salía como deseaba.

Era agridulce el sentimiento, una sensación de vacío existencial donde la mente quedaba varada por lapsos de tiempo que parecían no tener fin.

Pasó un largo rato de esa forma, solo admirando todo en la mansión entre suspiros entrecortados.

Louis estaba abajo esperando un rato para poder ir a buscarlo, estuvo toda la mañana dentro en su oficina maldiciendo y mandando a la mierda a muchas personas que tomaron la osadía de alegar por lo que hizo con las madres del rizado.

Manejó algunos asuntos pendientes, recibió un depósito de cinco millones de euros por un cargamento de armas y otro de medio millón de euros por la entrega de licor.

Aún estaba con el mal sabor de boca por esas infelices, pero se sentía tranquilo y en paz al haberles dado su merecido.

El dejar que Harry estuviera solo por unos momentos fue un mandato de su alfa y él perfectamente entendía que todos necesitábamos un tiempo fuera, alejado de todos, incluso de uno mismo.

Al pasar las horas su lado humano se inquietó junto a su lado lobuno, dejó preparada la habitación y algunas cosas que le daría, buscó una cobija, un poco de agua con miel y fue en búsqueda de su omega.

El olor de Harry iba cambiando en tanto avanzaba.

—¿Omega? —Louis llegó hasta él por su olor, el alfa perfectamente entendía que necesitaba un momento para pensar y procesar, pero no podía dejarlo solo todo el tiempo y menos cuando tintes de tristeza llegaron a sus fosas nasales.

Harry siguió con la vista al enorme jardín distraído y pensativo, el día estaba algo soleado, pero el ambiente era frío.

—¿Amor? —habló casi en susurros para no perturbarlo, puso el vaso sobre la mesita de mimbre y extendió la manta pasándola por sus hombros, besó su cabeza y se quedó a su lado.

Harry parpadeó en repetidas ocasiones para volver de su mente y le prestó atención.

 Louis pasó su brazo por sus hombros. 

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