Capítulo 01. El primer contacto.

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2020, un empleo nuevo, un ciclo cerrado y uno que apenas se abría ante mis ojos, era nueva en el mundo laboral, tenía miedo, pena, mil emociones encontradas, pero ese día de febrero algo ocurrió que cambió mi vida en un giro de 180°.

Verlo fue como volver a ver a un amigo del pasado, incluso estrechar su mano me produjo una descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo en segundos, no sabía ni cómo, ni porqué había sentido tanta conexión desde que vi esos ojos color marrón detrás de las ojeras amoratadas y algunas arrugas por su edad.

Era de estatura media, su cabello rizado tal cual yo lo recordaba, en esta vida lo conocí a una edad perfecta para estar en una relación con él, al menos ese pensamiento llegó como un flechazo a mi cerebro, sus manos... ¡Qué manos! Unas manos preciosas, a pesar de tener las uñas mordidas, pero había algo en él que me mataba, sin duda alguna aún conservaba esa maldita sonrisa de lado, esa sonrisa que me hechizaba cada vez que salía a la luz.

¿Por qué tenía el sentimiento que haberlo conocido mucho tiempo atrás?, ¿Dónde lo había visto?, ¿era de la ciudad?, ¿Cuántos años me ganaba?, ¿tenía novia?, ¿me abandonaría?, ¿me exiliaría de nuevo?, ¿POR QUÉ PENSABA ESTO?

Sus palabras fueron simples:

- Hola, mucho gusto soy Eris, seré tu nuevo compañero. Dijo sonriendo de lado con los ojos achicados por ese gesto tan lindo que tenía, como me encantaba verlo sonreír.

- Hola, mucho gusto soy Aurora, ah, ¿eres el fotógrafo que me apoyará en eventos? Sentía como mi voz temblaba, mis manos sudaban frío y no podía sonreír con naturalidad, de verdad este hombre me ponía igual de nerviosa que hace años.

- Sí, así es, igualmente estaré aquí en el departamento de comunicación contigo.

- Vaya, un gusto, me retiro debo continuar monitoreando las redes, nos vemos.

Aunque su gesto haya sido de amabilidad yo sentía un cierto grado de enojo, resentimiento y estrés hacia su persona, así que por eso mismo me retiré del lugar dejándolo solo con mi jefe.
Los días siguientes fue la misma historia, mi nerviosismo acompañado de irritabilidad por estar cerca de él, aun sin saber qué era lo que me producía aquel sentimiento tan extraño de haberlo conocido, de haber tenido una mala experiencia con su persona. Hasta que un día me armé de valor para preguntarle directamente si nos habíamos visto antes.

Me giré lentamente de mi lugar para poder verlo de frente y con una voz temblorosa lo cuestioné:

- Oye Eris, ¿ya nos conocíamos de algún lado? Es que no sé porque me eres familiar, como si ya te hubiese conocido antes. Al momento de terminar mi pregunta me sentí como una tonta, quizás mi ansiedad estaba haciendo de las suyas y yo no me di cuenta y ahora pareceré la loca de la oficina. Quería golpearme la cara, pero al tocarme el rostro sentí mucho calor, ahí venía mi ansiedad social, temperatura alta en el rostro, mis extremidades frías y sudorosas, no pensé en su respuesta, hasta la escuché.

- Emm... me parece que no Aurora, quizás me ubiques por haber trabajado en mil lugares diferentes, estuve en varias tiendas departamentales, puede ser que ya nos hayamos visto antes, pero conocerte como tal no creo, lo recordaría si hubiese pasado, pero no. ¿Cuántos años tienes? Podría ser que haya sido amigo de tus hermanos o algo.

- Oh, quizás sí, pero si siento mucho el haberte conocido antes, siento como si ya te conociera, pero quién sabe, puede ser que solo te haya visto antes y ya. Tengo 22, recién los cumplí la semana pasada, ¿y tú?

- Vaya, yo tengo 33 también los cumplí la semana pasada, ¿Qué día fue tu cumpleaños?

- El nueve, ¿y t...?

Me interrumpió con mucha emoción y su carita gritaba de sorpresa.

- Yo también cumplí años el nueve, pero ¿segura que fue este mes?

- Sí, te lo juro, el nueve de marzo de 1998 es mi fecha de nacimiento.

- Woow, jajaja es la primera vez que conozco a alguien con la misma fecha de nacimiento que la mía solo diferente año, 11 años de diferencia.

Nos reímos un poco pero mi sonrisa se desvaneció de repente, e instantáneamente vino un sentimiento de tristeza, un nudo en mi garganta interrumpió mi carcajada y él lo notó.

- ¿Aurora, estás bien?, ¿pasó algo? Dijo tocándome un hombro, flashes en mi mente, un déjà vu como dirían en estos tiempos, pero no era esta época, yo lloraba y el tocaba mis mejillas, mis hombros y me decía que estaría bien, que estaríamos bien.

Lo miré fijamente y asentí con mi cabeza, estaba mareada y necesitaba un respiro, fue mucha coincidencia, no podía creer que él no sintiera la misma sensación que yo, ¿Cómo podría ser posible que solo yo nos recordara tan vívidamente en otras vidas?

Salí de la oficina, fui al baño, me lavé la cara, pero empecé a llorar, ¿por qué lloraba? Me sequé el rostro, tomé aire y entre de nuevo a la oficina.

- Aurora, ¿estás bien? Te ves un poco pálida, ¿necesitas algo?

- No, Eris no te preocupes, estoy bien es solo que me sorprendió mucho tener un gemelo de cumpleaños.

Sonreímos y nos giramos para seguir trabajando, debíamos terminar imágenes publicitarias para un evento de ese fin de semana.

Llegué a casa y me encerré directamente en mi habitación, no me gustaba mucho porque no estaba decorada a mi gusto, sin embargo, con mi peluche de perrito me era suficiente para sentir el ambiente acogedor.
Me recosté en mi cama, abracé a mi peluche favorito y comencé a llorar, no entendía que estaba pasando, esas ganas de llorar no eran de Aurora, eran de alguien más alguien de mi pasado. Pero... ¿quién? No paraba de pensar en qué carajos me estaba pasando, hasta que me dormí, me dormí profundamente entre lágrimas y pensamientos confusos.

Esta no es una historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora