prologo:

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Era momento de escapar… la salida no estaba cerca; eso veía el señor Allestong.su auto parecía traspasar el momento… lo único que deseaba era encontrar a su esposa sana y salva, Porque la noche era eterna, y esto quizás nunca cambiará.
Detrás de él, se podían observar los reclutas del señor malvado…rodeados de una espesa capa de oscuridad. brillante, y a la vez disolvente.
Los vehículos eran tan refulgentes que podían mostrar toda la ira del señor malvado.

—Lo quiero muerto. —dijo, el señor malvado, mostrando odio y destrucción— El poder será mío.
—¿Qué podemos hacer? Para detenerlo, maestro. —dijo, uno de sus aliados.
—nada se interpone en mi camino —respondió aquel hombre con su inmensa capa, y ojos como el fuego resplandeciente. Su mirada se alzó al frente.
Él extendió su brazo. Se mostraba sonriente.
El mal corría por sus venas.
El señor Alllestong observó cómo el automóvil perdió misteriosamente potencia, el miedo le invadió, y así perdió el control, chocando así en una arboleda.

—¿Dónde queda Nissi? También te abandono. —replicó el hombre— ¡aquí mando yo!.

El señor Allestong, se levantó, su sangre corría por todas sus mejillas. Él empezó a gritar y corrió hacia aquella cabaña, la única cabaña que existía, el viento rugía y sus gritos se estremecían junto al fuerte viento.
Podías observar a todas aquellas personas transformadas en piedra… —¡Hechizo que jamás se destruiría!— personas que solo habían sido engañadas, gente sin suerte a la que le pasaron cosas malas sin razón.
El bosque ya no era más bosque,  ahora era desierto, ellos querían una cura, pero solo encontraron destrucción y abandono.
Cristal, la esposa del señor Allestong. Se encontraba en  la cabaña y junto a ella estaba el último rayo solitario de esperanza.
El señor Allestong corrió llegando hacia las escaleras de aquella sólida cabaña, llegó tan rápido como pudo. Tomó una silla y la apoyó sobre la puerta.

—¡Amor llegaste al fin, pensé que te perdería! —dijo cristal.
El señor Jonh, este es el nombre del señor Allestong. Alzó la mano y tocó las rosadas mejillas de Cristal.
—¡Te adoro! —dijo él— ¡Te amó con todo mi corazón!
Él sonrió con sutileza.
Ella beso su mejilla derecha
—¡Quiero que hagas algo, amor!. —dijo Él.
—¡Si amor! —dijo ella, mientras se limpiaba sus mejillas.
—ve y guarda la lámpara… Nissi sabrá lo que hará con ella, su poder no se puede extinguir.
—¡Está bien! —Ella sonrió— ¡Ni su poder, ni nuestro amor se podrá extinguir!
Cristal, tomó la lámpara y la llevó a una de las habitaciones. Cerró la puerta y se alistó para lo que viniera.
El viento rugía cada vez más, el señor malvado se asomó a la cabaña, junto a sus oficiales…
Observó y dijo:

—aquí se acaba todo, nadie podrá contra mí… Escogieron al enemigo, pagarán por lo escogido.

Su mirada era penetrante, alzó nuevamente su mano y exclamó.
—"Que la oscuridad, destruya la llama más ardiente del mundo y que solo oscuridad permanezca por siempre".
Mientras él decía esto, de su cuerpo brotaba una negrura que cubrió toda aquella plaza…
Él comenzó a gruñir.
—Tú serás parte de mi. —susurró.
La cabaña estaba siendo destruida, aquella negrura parecía desvanecer aquella apaciguada choza.
Aquel ser, reía de forma tan turbia… mientras oía los desgarros y la agonía de aquella apacible pareja.
Tauro uno de los comandantes del señor malvado se acercó a su amo, y le susurró.
—Maestro, ¿me deshago de una vez por todas, de ellos?
—¡Haz lo que tengas que hacer! —dijo aquel hombre.
Tauro preparado aventó una mengala… una esfera brillante de color púrpura o color dorado, el poder de esta esfera es transformar en piedra a cualquier persona.
La mengala callo en los pies de Jonh, cristal se acercó y lo abrazó.
Ella tocó sus mejillas…
—¡Te amo mi cielo!
—¡¡Yo te amo mucho más!! —dijo él.
Aquellos coágulos penetraban la piel de ambos, sus miradas estaban fijas. Poco a poco aquella penumbra disolvía sus cuerpos. Y al final sus cuerpos se convirtieron en piedra sólida y permanente.

El señor malévolo y todos sus secuaces, reían, aplaudían, —habían ganado la batalla—
Se sintió tranquilo y pensó que nadie podría detenerlo.
Pero había algo que el señor malévolo no entendió, no entendió que el bien jamás podrá ser derrotado, mientras haya voluntad… el bien siempre existirá.
El señor malévolo feliz y jactante llegó a burlarse de aquella pareja.
Tocó el hombro Jonh ahora en forma de piedra. Y le dijo:
—dijiste que Nissi me detendría, pero no pudo salvarte a ti. Responde la pregunta.—sonrió— lo siento no puedes.
Fue allí cuando observó en los escombros una luz, una extraña y misteriosa luz.
Se acercó y levantó aquel escombro.
—¿Qué es esto? —aquel simple rayo solitario de esperanza, brillaba más que nunca. Su eterno poder hizo que algo sucumbiera en él.
—¡¡nooo!! —fue lo último que pudo decir. Pues aquella luz se expandió sobre ellos desvaneciendo sus poderes… Aquella energía quemaba los huesos, encendía la fe, enterraba el temor y acababa el dolor. Las tropas y el señor malvado sucumbieron. Y no pudieron regresar a ese lugar…

¡El señor malvado no descansará hasta lograr apagar aquella llama que cambiará el mundo para siempre!

¡El señor malvado no descansará hasta lograr apagar aquella llama que cambiará el mundo para siempre!

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