Capítulo 1.

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Quería que alguien se diera cuenta de cómo me sentía, pero todo lo que estaba recibiendo era miradas de lástima, era así desde que terminé nuestra relación. ¿Acaso fui yo el único que amó? Porque a él se le hizo tan fácil decirme que lo dejara en paz, y cada vez que lo llamaba, solo levantaba la bocina para decirme que lo superara.

En un principio pensé que podía recuperarlo. Luego me di cuenta de que eso era solo lo que yo quería, porque él ya no lo hacía más.

Recuerdo, hace algunos meses atrás, lo cité en una cafetería. Quizás fueron mis insistencias las que hicieron que cediera, que me diera una oportunidad para hablar con él.

Yo solía ser el menos puntual, no porque me gustara, pero no lo podía evitar, y siempre estaba corriendo a nuestras citas. Sin embargo, en esta ocasión que decidí llegar temprano, me di cuenta de la razón por la que ya no quería darse una nueva oportunidad conmigo. Él tenía a alguien más, alguien de quien no le molestaba que le abriera la puerta para que bajara del auto, cuando a mí muchas veces me regañó por hacerlo.

Ese se convirtió en el peor día de mi vida, fue el que tuve que asumir que le tenía que decir adiós. Pero era tan difícil. Así fue cómo mis días perdieron la esperanza de que volviéramos a estar juntos, pero ¿qué esperaba yo? ¿Que saltara a mis brazos en cuanto me viera? Sí, eso esperé, sin embargo, aquella imagen de él con otro hombre, me dijo que nunca sucedería.

Escucho como alguien grita que por favor detenga el ascensor. Lo hago.

Veo a un joven de cabello negro correr dentro de este con varias bolsas en la mano y una mochila que parece pesada.

Intento no prestarle atención, no mientras sigo hundiéndome dentro de mi miseria, preguntándome sobre lo que hice mal para que me dejara. ¿Qué le faltaba conmigo? Porque, por mucho que le pregunté, él no me lo respondió, y yo sigo esperando que vuelva a mí, a pesar de darme cuenta de que no lo hará. ¿Por qué quiero engañarme a mí mismo? Ya han pasado varios meses, debería asumir que nada volverá a ser igual. Pero ¿por qué no lo logro?

Siento un par de brazos a mi alrededor que me sacan de mis pensamientos. Veo al joven de antes pegado a mi cuerpo. Él me sonríe dejando ver sus hermosos dientes blancos, sus facciones parecen volverse las de un niño pequeño que acaba de hacer una travesura, y aquella nariz roja que se ha colocado hace que su acción parezca una.

Intento apartarme, pero él solo me sujeta con más fuerza.

―Los abrazos curan todo ―dice todavía sonriendo― y está de suerte, hoy estoy regalando abrazos.

Me muestra un cartel que dice que regala abrazos y, por un momento, quiero sonreír sinceramente, no la sonrisa falsa que he aprendido a colocar en mis labios para no preocupar a las personas a mi alrededor, para no dar lástima, aunque cuando regreso a mi apartamento las cosas vuelven a ser como antes. No soy feliz, lo único que quiero es que este dolor desaparezca. ¿Qué debo hacer para que sea así?

―Soy Theo ―habla soltándome―, vivo en el piso siguiente y... regalo abrazos todos los días.

Eso último me hace sonreír mientras salgo del elevador, porque no creo haber conocido a un chico tan extraño antes, alguien a quien no le hubiera importado si lo golpeaba por abrazarme sin mi autorización.

¿Qué puedo decir? Creo que hoy no ha sido un día más de mi monótona vida, él me ha hecho sonreír y me dejó una sensación agradable, como si eso hubiera sido lo que necesitaba: que alguien se diera cuenta de que no estoy bien, pero que no me viera con lástima.

Él hizo eso de una manera que no puedo explicar.

Aunque la sensación no duró para siempre. No cuando entré a mi apartamento y los recuerdos volvieron a estar presentes, cuando vi nuestras fotografías, esas que me he negado a quitarlas todavía con la esperanza de que regrese, a pesar de saber que no lo hará. Vuelvo a mi estado depresivo en el que mis pensamientos me consumen lentamente, diciéndome que no fui suficiente, que no lo soy, que por eso fui abandonado por la persona a quien más quería.

Sálvame. (Completa en dreame, lulu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora