09. Karma

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Golpes, engaños y contenido hetero

El amor debe ser lindo y lleno de matices rosas, la pareja con la que decides compartir el resto de tu vida merece un gran amor, respeto y el mejor trato de todos

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El amor debe ser lindo y lleno de matices rosas, la pareja con la que decides compartir el resto de tu vida merece un gran amor, respeto y el mejor trato de todos. Ser pareja es más que besos, es cuidarse el uno al otro y jamás lastimarse

A ella le encantan las historias de amor y siempre quiso la suya pero para su mala suerte ella vive una historia de amor hecha de  matices grises y negros, pero resaltando más el color Carmín de su sangre.
Pero el karma siempre está presente.
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— Joder Griss, solo te pedí una cosa, algo tan sencillo como mandar mi ropa a la tintorería y ni eso pudiste hacer— eran las siete de la mañana y la pareja ya estaba peleando, una pareja casada que se juro amor eterno frente a miles de personas.

— Lo siento, el día de ayer estuve muy ocupada y lo olvidé, puedes llevarte el otro traje— respondió algo temerosa, si hacía enfadar más a su esposo eso no terminaría bien para ella.

— Cómo sea, hazme un café y algo para desayunar— Griss con algo de miedo comenzó a caminar, no sabía cuándo se podría volver a enojar.

— Pero date prisa maldita sea, no tengo todo el tiempo del puto mundo.

Griss fue hasta la cocina lo más rápido que pudo para hacerle el desayuno a su esposo y que esté se fuera rápido, no quería admitirlo pero ya no sentía amor por ese hombre, lo único que sentía era miedo. Sin embargo que diría la gente, no tenían ni cuatro años de casados y no quería que la juzgarán, no cuando de por sí la odian por ser extranjera, pero qué culpa tenía ella de robar la mirada de los esposos de las vecinas.

Griss es una latina de 29 años, casada con un gran empresario de una de las mejores empresas de Corea del Sur, tiene una vida llena de lujos, pero también llena de golpes.

— Hoy llegaré tarde así que no me esperes y no me estés llamando— Su esposo salió de la habitación caminando despreocupadamente.

— Está bien, aquí tienes tu café— Griss llevaba la pequeña taza blanca en las manos directo a la mesa cuando sintió toparse con algo, provocando que el café cayera encima de eso, pero no era un eso, era él.

— Mierda, joder — se quitó el chaleco y la camisa lo más rápido que pudo, pues el café estaba casi hirviendo, justo como a él le encantaba tomarlo.

— Perdón, perdón no fue mi intención, de verdad— entró en pánico, sabía que sucedería de nuevo.

— Era mi último puto traje limpio, maldita sea— Griss rápidamente comenzó a limpiarlo. — No me toques, ya hiciste suficiente— No hizo caso — Maldita sea que me dejes de una buena vez — sin pensarlo soltó un puñetazo a la mejilla de Griss haciendo que del impacto cayera de rodillas al suelo.

Diferentes maneras (Skz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora