"—¿Prestas atención siquiera a que realmente es eso?
—¡Cómo puedes dejarlo a la ligera!
—No te preocupas ni un poco... qué lamentable."
En ese entonces, mi única preocupación era si se referían a lo lamentable que podía verme o en la lástima que me tenían. Quizás fueron ambos. Pero cómo saberlo, si mi ligereza cada que hablábamos del tema según ellos, no era solo eso en realidad. Pensaba que, si lo ignoraba y no lo priorizaba... dejaría de tener miedo a que como todos opinaban, fuera más grabe, como resulto ser... como terminó.
*Ánimos exagerados de felicidad*
¡Y aquí vamos, nuevamente! —susurré— ¿cuánto tiempo llevo contando esta historia?
—Solo cuéntala, ¿quieres? —forzó una sonrisa mientras hablaba.
—Como amo esta historia. —recibí un codazo en mis costillas, impulsándome a mejorar mi acto—. Jamás me cansaré de contarla.
Manejaba un Mercedes amarillo, estaba atardeciendo y como cada día me dirigía a la playa, pero en esta ocasión algo era diferente, no iba a apreciar el amanecer como cada fin de semana, sino el atardecer. Y eso no fue lo único diferente de esa tarde.
Tomen nota, amigos. Que esto no es una historia romántica. Es más un, no hagas nada de lo que a continuación este chico nostálgico, manejando solo por la triste carretera narrara.
El ocaso, la fría agua de la playa, arena y el reflejo en el agua de una chica desnuda. Fue lo último que alcance a ver antes de caer inconsciente al mar.
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Blanco, Rojo y Síncope.
Short StoryUn encuentro puede cambiar drásticamente tu vida. El problema es si ese cambio ayudara o simplemente arruinara todo. Ninguno era capaz de saber cómo afectarían el uno al otro a sus vidas. Pero era seguro. Uno de los dos ayudo al otro a por primera...
