Capitulo I.

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Mis desgarradores gritos no lo hacian detenerse. Mis lágrimas me dificultaban ver, no distinguía a mi hija.

Sollozaba con mayor impotencia, no podía hacer nada, no me podía mover e incluso si pudiera, él me detendría.

Miré a mi hija llorar, me gritaba pidiendo ayuda. Yo con el corazón hecho pedazos rogaba al cielo que la soltará, que me soltará y así poder correr a abrazar a mi hija. Pedía que fuera una pesadilla.

—¡Mami! ¡Mami!

Estiraba los brazos hacia mí, no podía hacer nada y eso me desgarraba por completo. Mis muslos tenían las marcas de mis uñas e incluso estaban llenos de sangre. Mis ojos y garganta ardían.

—¡Suéltala! ¡Déjala, no te la lleves!

Cada uno de mis gritos, de sus gritos fueron en vano. Desapareció por aquel pasillo, me dejó atada a aquella silla. No podía llorar más, de mis ojos ya no salían lágrimas y de mi garganta ya no salían lamentos.

Me habían arrebato a mi hija enfrente de mis propios ojos, me separaron de lo que más amaba en el mundo. No podía ni pensar en el terror que estaba teniendo mi hija, en el dolor de estar lejos de mí.

Me habían arrebato mi felicidad.

...

Abrí los ojos con la respiración agitada, habían vuelto las pesadillas. Me senté en mi cama y tomé mi cabeza entre mis manos, las lágrimas bajaban por mis mejillas.

La herida no cerraba del todo y yo forzaba su curación, aquello me lastimaba aún más. Antes de levantarme, suspiré entrecortadamente y tallé mis ojos. Se suponía que aquella etapa de dolor había quedado en una caja, no quería volver a ser atormentada por mi pasado.

Miré mi tostada en el plato, no tenía hambre, pero me veía obligada a comer aquel pan tostado. Me levanté ignorando su existencia, ignorando que debía de desayunar antes de irme a trabajar.

El taxi me dejó en aquel reconocido edificio, caminé por el pasillo ignorando la existencia de todos los demás. Ellos sólo soltaban un "buenos días" al aire, saludaban a la nada. En mi vida había logrado encajar en algún lugar y ahora que encajo no le tomaba importancia. Encajar o no, no cambió nada en mi vida, ni en el pasado, ni en un futuro.

Me senté en mi pequeño escritorio y me quedé mirando la pantalla apagada de mi computador, por el reflejo noté a Soojin caminar hacia acá. Suspiré a mis adentros y giré mi silla.

—Buenos días, Unnie*.

—Buenos días, Soo.

Extendió un café hacia mí, lo tomé sin muchas ganas de tomar algo amargo o simplemente de tener algo en mi estómago. Le dediqué una sonrisa forzada, pero ella me sonrió honestamente.

—¿Dormiste bien? —preguntó inocentemente.

Por alguna razón, aquella pregunta me molestó. Le di un sorbo a mi café mucho antes de mirarla cansada y negar.

—Esta semana no he dormido cómo quisiera.

—¿Has ido con el psicólogo que te recomendé?

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2023 ⏰

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𝟭'𝟬𝟬𝟬 𝘀𝘁𝗼𝗿𝗺𝘀 ─ MIMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora